El liderazgo del silencio
Mi amigo Paris Tsergas vive fascinado por el silencio
Mi amigo Paris Tsergas vive fascinado por el silencio... y le duele su ausencia. Él lo encuentra incluso en los cuadros de Mark Rothko, que, a través de vastas áreas aparentemente "vacías", comunican emociones intensas. También explora su dimensión sonora, citando obras como "4'33", de John Cage, donde el silencio define el ritmo, crea tensión y evoca la profundidad del momento. Asimismo, lo inspiran tradiciones filosóficas como el taoísmo y el budismo zen, que lo consideran un camino hacia el autoconocimiento y la conexión con lo absoluto. O Wittgenstein que, al abordar los límites del lenguaje, afirmaba que "de lo que no se puede hablar, es mejor callar".
Desde una perspectiva existencialista, Paris ve el silencio como un acto de resistencia frente al ruido social: una invitación a una existencia más auténtica y reflexiva. "Por eso callan los místicos, y por eso nunca lo hacen los políticos", dice, antes de profundizar: "En política, donde las palabras, vacías o no, son herramientas de poder, los políticos rara vez cultivan el silencio. Ocurre que en las democracias modernas, la política está ligada al espectáculo y los políticos son evaluados por sus discursos, sus posturas públicas y su capacidad para responder con rapidez. Sin embargo, esta necesidad constante de hablar -!ay, los voceros¡- a menudo conduce a errores y contradicciones que erosionan su credibilidad. Paradójicamente, aprender a callar de manera estratégica podría no solo enriquecer sus discursos, sino también transformar el silencio en una poderosa forma de liderazgo".