Viernes, 07 de Febrero de 2025

Libertarianismo inquisitorial

ChileEl Mercurio, Chile 7 de febrero de 2025

¿Cómo se llega al libertarianismo à la Torquemada que defiende Milei?

En 2024 fue el quincuagésimo aniversario de la publicación de Anarchy, State, and Utopia , del filósofo norteamericano Robert Nozick, un clásico de la filosofía política. Sin embargo, a partir de su lectura no se podría adivinar el desarrollo posterior que tendría el movimiento libertario. Y es que la vigorosa defensa que en dicha obra se ofrece de la libertad individual apenas resulta reconocible en los programas de los partidos políticos homónimos.
De hecho, desde la perspectiva de tales programas, la obra de Nozick es, para efectos de la "batalla cultural", decididamente "progre": en ella se deja abierta la posibilidad de que existan distintos tipos de familia, se aboga por la legalización de las drogas, la inmigración libre o, en fin, y como es obvio, por lo que hoy llamaríamos "libertad de género". Todo ello, además, es presentado por Nozick como parte de la utopía libertaria y como consecuencia de los mismos principios que sirven de sustento a la propiedad y a la libertad contractual.
¿Cómo se llega de aquí al libertarianismo à la Torquemada que defiende Milei? La apropiación del libertarianismo por parte de movimientos conservadores o, más aún, antiliberales, fue rápida y exitosa. Decisiva para esa apropiación (alentada por el activista anarcocapitalista Murray Rothbard) fue la idea de que el libertarianismo nunca podría ganar una elección si persistía en su defensa de la tolerancia y no sufría una mutación antiliberal. No obstante, esta hibridación cuesta carísima al libertarianismo, que carece de premisas que le permitan experimentarla. Solo puede sufrirla si se aviene a participar de la estigmatización permanente de aquellas personas cuya libertad se sindica ahora como peligrosa. Así, por ejemplo, su renuncia a la migración libre solo puede tener lugar por medio de su alianza con el nacionalismo -movimiento antiliberal allí donde los haya-, y sobre todo con el nacionalismo más xenófobo; su cruzada contra las minorías sexuales solo puede tener sentido si adhiere a la ideología de la "ideología de género", esto es, a los intentos por asociar a las personas y movimientos de la diversidad sexual a la violación, la pedofilia y la transexualización coactiva de los niños. Su adhesión a la guerra contra las drogas, en fin, al precio de renunciar a la reducción de la coacción en la sociedad.
El libertarianismo político -también en Chile- podría haber sido un movimiento de renovación del liberalismo. Para los liberales, una alternativa ante la deriva socialdemócrata de los partidos tradicionales de derecha, que renuncian crecientemente a la subsidiariedad. Ese podría haber sido el caso si el libertarianismo hubiese permanecido mínimamente fiel a su ideal original de la tolerancia y de la libertad individual. Pero, vista su asociación aquí y en otros sitios con sectarismos e identitarismos de distinta clase, ese no es, lamentablemente, el caso.
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