Unas 110.000 toneladas de aguacate mexicano se enviaron a Estados Unidos con motivo del juego de fútbol americano entre Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles
Uruapan, México. Las amenazas arancelarias de Donald Trump sembraron incertidumbre, pero no impidieron que los empacadores de aguacate mexicanos trabajaran a todo vapor para que el guacamole siga siendo convidado estrella durante el Super Bowl de este domingo en Estados Unidos.
El amago de Trump tampoco mina el optimismo de estos trabajadores en Uruapan (Michoacán, oeste), acostumbrados a lidiar con dificultades como la violencia criminal, y convencidos de que el producto tiene un lugar asegurado en millones de hogares estadounidenses.
"Los arbolitos están aquí, los aguacates están aquí, el cliente los va a querer", dice Agustín del Río, productor de la zona, de donde salieron miles de toneladas que se consumirán con ocasión del duelo de la NFL entre Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles en Nueva Orleans.
El máximo evento del deporte estadounidense marca el pico de exportación de aguacates en México, su mayor productor mundial.
De textura cremosa, esta fruta es el ingrediente principal del guacamole, aliado perfecto de pasabocas y platillos que desde hace años forman parte de la tradición de ver el Super Bowl en familia o con amigos.
Es además uno de los principales productos de exportación de México a Estados Unidos, socios junto con Canadá en el tratado de libre comercio T-MEC, que Trump podría dinamitar si finalmente impone aranceles de 25% a ambos países.
El valor de los envíos de aguacate de México asciende a más de $3.000 millones al año, lo que ha permitido el florecimiento de huertos y empacadoras en Michoacán, dinámica región agroindustrial un poco más grande que Costa Rica donde se concentra la mayor parte de la producción.
Las dos caras de la moneda
Cuando Trump anunció los aranceles a México y Canadá, acusándolos de tolerar el tráfico de fentanilo y la migración ilegal, los productores de aguacate y otras industrias con vocación exportadora, como la automotriz, se sumieron en la incertidumbre.
"¿Me preocupa? Por supuesto, como nos preocuparía a todo mundo que le vayan a poner un arancel a lo que vendes o a lo que exportas solo porque sí", señala Del Río, de 49 años.
"¿Nosotros qué culpa tenemos? Somos una moneda de cambio", añade entre los frondosos árboles de su huerto en Uruapan, que junto con otros municipios de la zona enviaron unas 110.000 toneladas del fruto con motivo del juego, según la asociación de productores y exportadores de aguacate en México, APEAM.
Pero en la otra cara de esa moneda están los importadores en Estados Unidos, que tendrían que desembolsar más dinero y trasladar esos costos al consumidor si aumentan las tarifas, advierten economistas.
De momento, Trump aceptó retrasar los aranceles un mes, hasta inicios de marzo; a cambio, México se comprometió a desplegar 10.000 soldados en la frontera con Estados Unidos. Hasta entonces, una mesa de trabajo binacional evaluará la medida.
Acuerdo entre Trump y Sheinbaum es un alivio
Una semana antes de que Trump anunciara las tarifas, las empacadoras estaban a su máxima capacidad para cumplir con las fechas del Super Bowl.
Se trata de un proceso complejo que muestra la interrelación económica gracias al tratado comercial existente desde 1994 y que Trump renegoció en su primera presidencia (2017-2021).
Cerca del huerto de Del Río, decenas de empleados trabajan empacando aguacates, un proceso mecanizado que permite que los cargamentos alcancen la frontera en un día.
Inmensas máquinas seleccionan los frutos por tamaño y calidad, y luego varias mujeres los acomodan en cajas de cartón de 25 libras.
Cada operación de empacado toma apenas 30 segundos, por lo que solo en este lugar se procesan diariamente 150 toneladas con la etiqueta "Avocados from Mexico. The world’s finest" (aguacates de México, los mejores del mundo).
Conservadas en frío, las cajas tienen códigos que permiten rastrear toda la cadena de producción. Además, de cada cargamento, un inspector del departamento de agricultura estadounidense (USDA) escoge una muestra para verificar su inocuidad en la frontera.
Como si fuera poco, los transportistas aún deben estar pendientes de robos en una zona que ha sufrido el azote de la violencia y las extorsiones del crimen organizado, aunque según policías locales ahora está "tranquila".
Por todo ello, Del Río respiró aliviado tras el acuerdo entre Trump y la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, si bien no tiene dudas de que a sus codiciados aguacates les esperan muchos Super Bowl.
"¿Hasta cuánto es incertidumbre? ¿Retórica? Afortunadamente (el cliente) siempre los quiere".