Viernes, 14 de Marzo de 2025

Convivir o dispersarse

UruguayEl País, Uruguay 9 de febrero de 2025

En política no siempre dos más dos es cuatro. Puede serlo, pero puede ser ocho como puede ser cero.

Jorge Luis Borges heredó de su padre la amistad con el escritor Macedonio Fernández. Pero para Borges el mejor Macedonio era el oral. Se reunían con un grupo todos los sábados en el Bar "La Perla" en "el Once" en Buenos Aires. Una de las concurrentes a esas tertulias sabatinas era Quica González Acha de Tomkinson Alvear, una señora distinguida.

Un día Borges preguntó el motivo de la inclusión de Quica en el grupo y Macedonio respondió:

"Los filósofos se vieron obligados a explicar el Universo. Quica sencillamente lo siente y experimenta".

Para probarlo le preguntó a la mujer:

"Quica, ¿qué es el Ser?"

Esta respondió:

"No sé qué quieres decir Mace- donio".

Borges se quejó de que lo mismo podría decirse de un niño o un gato.

Macedonio se enojó.

A él se debe la frase "para vivir juntos convivamos o dispersémonos. No nos hemos juntado para contemplar el vivir de una multitud burocrática estéril, escuchar el falsete de la vocinglería electoralista, soportar los abortos burocráticos de leyes por docenas o asistir al sorteo de la jugada por los dos millones".

La coyuntura que enfrenta la Coalición Republicana se parece mucho a la disyuntiva macedoniana. La convivencia dentro de ella parece de a ratos firme y de a ratos dispersa. Fue lo primero en la elección de noviembre. También lo será en mayo en Montevideo, Salto y Canelones. No en los restantes dieciséis departamentos. Tampoco en los municipios.

Luego de mayo se impondrá un análisis profundo sobre el futuro. No sobre la existencia de la CR, que parece escrita en la piedra, sino su forma.

Ese análisis debe ir más allá que el comparecer bajo un mismo lema en elecciones. Esta parece ser la única preocupación de varios. Hay voces que se alzan pidiéndolo.

Existen argumentos a favor y en contra. Antes que algún se dice se enoje o me adjetiven de botánico aclaro que mi intención es solo contribuir al análisis. Poner sobre la mesa lo que entiendo debe considerarse.

No quedarnos en el sentir y la experimentación como la amiga de Macedonio sino ir a la explicación y análisis profundo del ser de la Coalición.

El primer argumento a favor de comparecer bajo un mismo lema es el numérico. De acuerdo con los votos de octubre si la CR hubiera comparecido unida habría obtenido mayoría en ambas Cámaras (16 senadores y 50 diputados).

El colofón de tales premisas mayor y menor es que se obtuvieron menos bancas por no ir en un solo lema. Desde la matemática no hay duda de la conveniencia.

Sin embargo, no todo lo que brilla es oro.

En política no siempre dos más dos es cuatro. Puede serlo pero puede ser ocho como puede ser cero. Este argumento relativista se complementa con uno fáctico. ¿Cuál fue el verdadero voto de la CR? ¿El de octubre en el que compareció con cinco candidatos a presidente o el de noviembre cuando compareció con uno? Con un solo lema en octubre se tendrá tan solo un candidato a presidente. Por lo que la elección de noviembre, donde toda la CR fue unida detrás de uno solo, es la que más se asemeja a ello.

Tomando en cuenta el resultado de noviembre el FA no solo tendría la misma mayoría que hoy en el Senado (16) sino mayoría en Diputados (que hoy no tiene) con 52 bancas.

Como puede verse hay dos elementos a considerar: el matemático y el de la estrategia para captar más votantes.

El matemático nos dice que es conveniente.

El de la estrategia por el contrario indica que tener varios candidatos de distintos lemas permite ofrecer a la ciudadanía más opciones y obtener mejor resultado.

Esto ya sucedió en el año 2019 cuando la mayoría que obtuvo la CR en octubre se redujo en noviembre con un solo candidato.

Antes que arrecien las críticas vuelvo a aclarar que no estoy defendiendo una u otra opción. Solo alertando que esto no es solo matemática o estadística.

Borges sostenía, en sentencia que no comparto, que la Democracia era un abuso de la estadística. No abusemos de ella.

Lo que sí parece volver es una discusión que lleva más de ciento setenta años en el país. La del fusionismo o la existencia de los partidos. Algunas reacciones a mis últimas columnas parecen mostrar que la intención de fusionar a blancos y colorados sigue presente. Aquel intento del gobierno de Pereira no terminó bien con dolores de los dos lados.

Quizás fusionar dos partidos tan sólidos y fuertes no es el camino. Puede ser que sea mejor caminar juntos con comprensión de lo que unos sufrieron en Paysandú y otros en Quinteros.

Por el respeto de lo que se conmemora tanto el 2 de enero como el 2 de febrero. Poner el énfasis en que se caminó juntos en el Quebracho, en el 99 y 2019 sin perder nuestras identidades y principios. Buscar la concertación y coalición sin perder identidad.

Lo único que parece cierto es que debemos avanzar.

Parafraseando a Macedonio, convivamos o dispersémonos. No nos podemos juntar solo para escuchar la vocinglería electoralista, las aprobaciones burocráticas de leyes o el sorteo del cinco de oro.
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