"Es un homenaje a mi abuelo italiano". El particular destino que un empresario le dio a una reserva natural privada
La reserva está a 3000 metros de altura en San Juan
En San Juan , a unos 3000 metros de altura en el extremo sur de la puna desértica argentina, se realiza hace años una de las pocas experiencias en el país en la que una reserva natural privada está a disposición de científicos para que emprendan estudios
La reserva está a 3000 metros de altura en San Juan
En San Juan , a unos 3000 metros de altura en el extremo sur de la puna desértica argentina, se realiza hace años una de las pocas experiencias en el país en la que una reserva natural privada está a disposición de científicos para que emprendan estudios. " No existen este tipo de casos. La cantidad de investigaciones que hemos realizado superan, incluso, a las que se hacen en parques nacionales o áreas protegidas provinciales", explica Carlos Borghi , biólogo, investigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional de San Juan.
La reserva Don Carmelo - calificada como "privada de uso múltiple" por el decreto de creación provincial 1220/93- tiene 44.000 hectáreas. Está a 130 kilómetros al noroeste de la capital de San Juan, en el departamento de Ullum. Antes de llegar a la localidad de Iglesia, una huella de 30 kilómetros de tierra permite el ingreso. Se ubica en el valle La Invernada , "fino y largo que corre de norte sur", describe Borghi. A la reserva, llegan estudiantes universitarios e investigadores de diversos países
Precisa que la puna desértica, además de ser una de las ecorregiones menos conocidas, incluye variaciones extremas de factores climáticos que la convierten en un " laboratorio natural ideal para el estudio de procesos de adaptación a ambientes extremos , como el cambio climático".
Además, el riesgo sísmico en la región es máximo para la Argentina , por lo que en la reserva también están investigando grupos de trabajo en sismología, que son los que mantienen la estación sismológica DOCA, dependiente de la Universidad Nacional de San Juan y del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres). La estación de banda ancha es la más alta del país. Se logró por un trabajo en conjunto del instituto con el Conicet.
Don Carmelo fue comprada en 1989 en un remate público por la familia Curátola. Arturo Curátola indica que el lugar, entonces, era utilizado por cazadores furtivos y como espacio de pastoreo para ganado vacuno, caprino y equino lo que "afectaba la flora y contribuía a la desertificación". Indica que el momento del país era muy complicado: "Recordé una frase de mi abuelo calabrés, analfabeto, agricultor, don Carmelo, que llegó a la Argentina en 1920 y que siempre decía ‘con tierra, semillas, no hay hambre’. Y pensé en comprar alguna tierra. Vi el aviso de este remate, pero no tenía el dinero. Pasó un tiempo y veo de nuevo el aviso. Era ese día, y me llamó un deudor para decirme que tenía lo que me debía. Fue una señal. Fuimos al Banco Ciudad, había un solo postor y yo. El otro se terminó yendo".
Fue con sus hijos que entonces tenían 20 y 22 años. "Me preguntaba qué compré aunque la descripción era buena −repasa-. Llamé al INTA [Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria] de San Juan y empecé a consultar qué sembrar, si se podía poner ovejas. No era para siembra, tampoco para ovejas". Acudió a un amigo que se había quedado sin trabajo y le ofreció ir. "Esto es un páramo, maravilloso, pero no hay nada", lo anotició. La fauna, uno de los atractivos de la reserva
Por esos años, como empresario también afrontó una serie de problemas económicos. De un galpón que salvó llevó materiales para hacer un refugio. "Lo que hizo mi amigo Eduardo fue impresionante, se sumó y nos ayudó gente de la zona muy representantiva. No veíamos un destino justo y cuando apareció Borghi insistía con la posibilidad de hacer estudios".
"No tenía nada de racional lo que hicimos, sí mucho de emocional -señala Curátola-. Tiene mucho de lo que trajimos con mi familia de Italia, se parece incluso al paisaje montañoso de Calabria". Allí, en la altura están enterrados sus padres "protegidos" por una imagen de la Virgen de los Pobres. "Es un parque abierto al mundo y a la vida ", define y subraya que le parece "un homenaje hermoso a mi abuelo analfabeto y que ahora sirve a los estudiantes".
Los dueños de las tierras se contactaron con la Fundación Ambientalista Sanjuanina y, en el marco de la Red Nacional de Cooperación Técnica en Áreas Naturales y Protegidas, firmaron un convenio con la administración provincial, la Administración de Parques Nacionales y la fundación, y así nació la reserva privada. Un convenio entre los dueños de la reserva y la Universidad Nacional de San Juan da marco a la actividad
En 2005 hicieron el convenio de colaboración con la universidad para darle " libre acceso" a los profesores y estudiantes que, con programas de investigación, quisieran ir. Ese formato se extendió a casas de estudio de otros lugares del país y a investigadores de otros países como Brasil, España, Italia, Alemania y Estados Unidos .
Estudiantes
Hay una casa que permite el alojamiento de los grupos y se realizaron instalaciones de energía solar y eólica, televisión e internet satelital, telefonía IP, repetidoras de VHF que permitía la conexión cuando no había internet a la vez que hay vehículos para recorrer la zona y salir de allí en caso de emergencias. Las inversiones, dice Curátola, las realizan a través de las pymes de la familia, Arcasu y Melenzane, especializadas en la industria náutica.
Borghi señala que, como vegetación se observa la jarilla, la yerba loca, la margarita, la violeta de montaña, el malvavisco puneño, la hierba santa y la tramontana entre otras, a la vez que hay cóndores andinos, choiques, águilas moras, halcones peregrinos, entre otras aves tanto estables como migratorias. Entre los mamíferos se registran guanacos, zorros colorados, pumas, vizcachas de la sierra, liebres andinas, chinchillones y tuco- tuco. La reserva "Don Carmelo" tiene 44.000 hectáreas
"Los investigadores son tanto de grupos que vienen a concentrarse en biología como los especialistas en sismología, geofísicos y paleontólogos −repasa Borghi-. En estos años se han hecho muchas investigaciones, muy fructíferas". Por registro arqueológico se detectaron 20 sitios en los que se encontraron fragmentos de cerámica de estilo angualasto e incaico, artefactos líticos y rocas con petroglifos.