El gobierno dio señales sobre cómo se posiciona ante el Mercosur-UE, el Sur-Sur Global, Asia y Celac. También está el Transpacífico y la relación con EE.UU. Analistas sopesan qué se logrará y qué no.
Los avances en la inserción internacional de Uruguay podrían enlentecerse en este nuevo período. Existe cierto consenso entre las fuerzas políticas del país que aumentar los acuerdos comerciales es necesario para el crecimiento de la economía, pero el gobierno de Yamandú Orsi tendrá "viento en contra", tanto por factores externos (el proteccionismo ha tomado nuevo impulso con Donald Trump en Estados Unidos), como internos (dentro del Frente Amplio hay matices sobre lo que significa "apertura comercial").
Si Uruguay, además, se apega mucho a la visión del presidente de Brasil, Lula da Silva, que es muy "regionalista", se podría perder una perspectiva comercial más amplia, según analistas consultados por El País.
El líder brasileño promueve la unión del Mercosur por encima de la "flexibilidad" que ha reclamado insistentemente el expresidente Luis Lacalle Pou en el bloque y antes Tabaré Vázquez. Si Orsi se alínea con Lula puede ser una limitante para acuerdos extrarregionales.
No obstante, el canciller Mario Lubetkin ha declarado que el acuerdo Mercosur-Unión Europea (UE) y los mercados asiáticos serán muy importantes en la política exterior de Uruguay en este nuevo período. En entrevista con El País afirmó, además, que no van a "trancar" nada (en relación a posibles acuerdos), pero agregó que considerarán que las negociaciones sean "realistas". Analistas ponen un signo de interrogación a esto último.
"El mayor desafío que tiene Orsi por delante es cómo articular la necesidad de Uruguay de continuar con su apertura al mundo, lo que requiere de un Mercosur más flexible, con su cercanía con el gobierno de Lula", afirmó a El País Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios de la Universidad Católica (UCU).
"Pienso que algunas declaraciones del nuevo canciller van en la línea del diálogo, de evitar un quiebre en el Mercosur. La propuesta de Uruguay pasará a ser apostar a un Mercosur unido, que es lo que pretende Lula, y no tanto a que cambien sus reglas", proyectó.
"Uruguay debería tener intereses nacionales propios en ese sentido, y no dejarse llevar por la opinión de Lula que sigue hablando de un Mercosur que no es. Ese será el gran desafío", agregó.
Rodrigo Ribeiro, socio de KPMG, también consideró algo similar al opinar que "Orsi aceptará más 'el chaleco' del Mercosur. Lacalle Pou fue más rebelde en ese sentido. Intentó liberarse de ese chaleco y nos quitaron la opción de un acuerdo comercial con China", recordó.
Los analistas consideran, entonces, que el gobierno de Orsi afirma que Uruguay seguirá con la política de abrirse al mundo, pero que la visión apertura no será tan marcada como en el gobierno de Luis Lacalle Pou o, en el mejor de los casos, los procesos serán más lentos.
"Orsi podría ser pragmático, pero tendrá que compaginar las ideologías de las fuerzas políticas del Frente Amplio (FA) y las externas", dijo Ribeiro, refiriéndose por "externas" a las voces de los otros miembros del Mercosur, con la dificultad agregada de la divergencia ideológica entre Javier Milei y Lula da Silva, con un Orsi dialoguista y más "acoplado" a este último.
Acuerdos en marcha
Repasando los acuerdos en escena, un acuerdo comercial entre Uruguay y China luce descartado. Sí se intentará avanzar en un acuerdo entre Mercosur y China, aunque con la fuerza en contra del fuerte lobby industrial de Brasil, además de que Paraguay tiene relaciones diplomáticas con Taiwan, no con China. Otros mercados asiáticos podrían entrar en el radar con más fuerza.
En cuanto a la ratificación del acuerdo Mercosur-UE depende, en este momento, más de lo que suceda en el bloque europeo con el presidente francés Emmanuel Macron intentando formar una minoría de bloqueo que en la interna del Mercosur. Pero, tiene chances de prosperar.
Otro acuerdo en puerta es el Transpacífico (Cptpp), en el que Uruguay está como el próximo país en la lista para ingresar, según había dicho el exvicecanciller Nicolás Albertoni. Sin embargo, los analistas estiman que podría haber cierta desaceleración en lo que a Uruguay se refiere.
"Pienso que la voluntad de ingreso al bloque Cptpp seguirá con el nuevo gobierno, pero sin tanta fuerza, porque eso supone cierta flexibilización del Mercosur", advirtió Bartesaghi.
Ribeiro agregó otros factores que enfrían el tema: el Cptpp requiere cambios estructurales a nivel de armonización de disposiciones, reformas normativas sanitarias, alineación de asuntos de propiedad intelectual. "Y todo eso es más difícil aún si se tiene que hacer en el Mercosur", acotó.
Ribeiro resumió que, a su entender, los logros en materia de inserción internacional de Uruguay con el nuevo gobierno serán "marginales", porque existen "demasiadas condiciones externas como para avanzar y los países del Mercosur tienen visiones y ritmos diferentes, todo será más lento".
"Mi visión es que habría que liberarnos de ideologías y apostar más por el interés nacional. No se puede distribuir una riqueza que no hay, que no se crea", opinó valorando las ventajas de la apertura.
El canciller Lubetkin ha dicho que el nuevo gobierno también priorizará las relaciones Sur-Sur global, incluyendo al Banco de Desarrollo (NDB) de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y dirigirá esfuerzos para que Uruguay juegue un rol en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Según Bartesaghi, también estará en la agenda uruguaya participar en el relanzamiento de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y, posiblemente, una mayor crítica al desempeño de la Organización de Estados Americanos (OEA). Más allá del tema comercial, podría haber un énfasis distinto en el conflicto del Medio Oriente y de Rusia-Ucrania, así como en el tema Venezuela.
Los aranceles de Trump
La imposición de aranceles por parte del presidente de EE.UU., Donald Trump, golpea directa e indirectamente a Uruguay, además de crear un entorno global de incertidumbre.
Para el economista José Antonio Licandro, en diálogo con El País, el entorno internacional será complejo este año por "un Trump que ha generado caos en las relaciones comerciales internacionales, un Milei que dice estar dispuesto a salir el Mercosur por un TLC con EE.UU. (aunque esta opción fue descartada por la administración Trump), un Brasil que no cambiará su posición y un Uruguay con un FA que, históricamente, no ha sido tan aperturista como la coalición", evaluó.
"El FA es regionalismo, pero el regionalismo es muy pequeño. Oddone (aunque dijo que los TLC están fuera de moda y pienso que no es así, salvo en la política de Trump), está claro en que Uruguay tiene que abrirse al mundo, pero no se sabe si todo el FA lo acompañará en eso", agregó Licandro.
El economista aportó otra arista al tema, al considerar que para ser competitivos en el plano internacional, Uruguay debe cuidar la política doméstica en materia de inflación, empleo (que está dejando de crecer y hubo problemas con el cierre de empresas últimamente), la reducción de la jornada de trabajo que se discute y que a su entender es riesgosa desde el punto de vista de la productividad, entre otros factores.
La premisa de base es que para participar en el comercio internacional de mejor manera y ganar nuevos mercados, hay que también "arreglar la casa".