Lunes, 17 de Marzo de 2025

Una supuesta parodia

ChileEl Mercurio, Chile 16 de marzo de 2025

Lo que sucede con "Mickey 17", en estos momentos en cartelera, es muy sintomático del cine contemporáneo

Lo que sucede con "Mickey 17", en estos momentos en cartelera, es muy sintomático del cine contemporáneo. Esta es la nueva cinta de Bong Joon Ho, que hace cinco años, con "Parásitos" (2019), ganó nada menos que cuatro Oscar: Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Guion Original y Mejor Película Internacional. La película fue tratada entonces, por si alguien no lo recuerda, prácticamente como una obra maestra (o como un clásico contemporáneo, que casi viene a ser lo mismo). Exageraban, por supuesto. "Parásitos" es, con mucho, medianamente interesante y, por cierto, no escapa a la exageración, la caricatura y el énfasis operático que ha marcado buena parte del cine coreano que llega a estas costas, lo que no es malo en sí, por supuesto, pero tiende a exiliar los matices, sutilezas y ambigüedades que dan al cine su auténtico valor.
Con "Mickey 17", Bong Joon Ho vuelve a la ciencia ficción, a una suerte de versión negra, decadente y estratificada de ella, marcada por las diferencias de clases y los abusos de las elites, que parece ser uno de sus temas favoritos a juzgar por lo que pasaba también en "El huésped" (2006) y "Snowpiercer" (2013). Ahora, la trama se da a bordo de una nave que viaja cuatro años y medio para colonizar un nuevo planeta, dado que la Tierra está azotada por un desastre medioambiental aparentemente sin retorno. Mickey (Robert Pattinson), acosado por las deudas adquiridas con un mafioso sádico, logra subirse a este último esfuerzo colonizador gracias a que se recluta como un "expendable", un prescindible, esto es, un hombre llevado a bordo para hacer trabajos agotadores, altamente riesgosos o como conejillo de experimentos biológicos, puesto que, cada vez que muere, vuelven a imprimirlo, al tiempo que reincorporan a su nuevo cuerpo todas las memorias del antiguo. Es decir, a Mickey le ha sido otorgada la resurrección a cambio de servir como el trabajador perfecto: sin derecho a quejarse, a protestar, a negociar ni a escapar.
Como líder de la nave va Kenneth Marshall (Mark Ruffalo), que es supuestamente un político carismático, pero la cinta en realidad lo muestra como un idiotita dominado por sus deseos carnales, por su mujer (Toni Collette) y por los halagos de su mayordomo/asesor audiovisual. ¿Es el personaje una parodia sobre Trump? Seguro, aunque Ruffalo es incapaz de darle al personaje algo del carisma que supuestamente lo ha llevado tan lejos. ¿Es la cinta una parodia de la colonización de Occidente sobre África, América u Oceanía? Seguro también, con algo de chiste largo. ¿Llega todo esto a alguna parte? Marginalmente. Tiene algunos momentos de humor negro, que son posiblemente su mayor logro. Tiene algunos momentos, pocos, de cierta ternura, especialmente encarnado en la ingenuidad, torpeza y estoicismo con que Mickey afronta su trabajo. El resto del tiempo es un paseo, a esta altura ya habitual, por las miserias del ser humano, exposición casi continua de su egoísmo, su vanidad y su ligereza. Bong Joon Ho, que no solo dirige, sino que también escribió la cinta sobre la base de una novela de Edward Ashton, se revela entonces como un artista corto de vista: sus personajes rara vez superan la caricatura, sus motivaciones se mantienen extremadamente básicas y su visión de la sociedad y de la política tiene la sofisticación de adolescente que se cree marxista.
Si este tipo de películas, de ideas "distintas", "divertidas" o "locas", comienza a entenderse como el cine de calidad llamado a llenar el vacío de cine adulto que tiene hoy la industria, estamos fritos. Estas películas están más cerca de los dibujos animados que de otra cosa, y como tal, pueden lograr algunas de las cosas que los dibujos animados logran, pero no es cine para adultos. El entendimiento de las personas, de la sociedad y de los valores que esta cinta refleja te da la impresión de estar al mismo nivel que lo que supuestamente parodia. Dicho en otra forma, si es un cine que se ríe de Trump y de sus certezas de occidental de limitados alcances, está, sin embargo, hecho por una mente que no es mucho más sofisticada que la del mismo Trump, que se caracteriza, hasta donde hemos presenciado, por ver el mundo en blanco y negro, al alcance de soluciones sencillas, fáciles, como si no bastara más cuestión que saberse en lo correcto.
Mickey 17
Dirigida por Bong Joon Ho.
Con Robert Pattinson, Steven Yeun y Mark Ruffalo.
Estados Unidos y Corea, 2025
137 minutos.
En cines.
CIENCIA FICCIÓN
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