Domingo, 16 de Marzo de 2025

Sin espacio para errores

ColombiaEl Tiempo, Colombia 16 de marzo de 2025

presidenta de amcham colombia - para el tiempo
opinión María Claudia Lacouture
La reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha intensificado tendencias globales hacia el proteccionismo, la reducción del multilateralismo y el predominio de relaciones bilaterales

presidenta de amcham colombia - para el tiempo
opinión María Claudia Lacouture
La reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha intensificado tendencias globales hacia el proteccionismo, la reducción del multilateralismo y el predominio de relaciones bilaterales. Estas políticas buscan fortalecer la economía estadounidense, reducir la migración y contrarrestar la influencia de China en América Latina. En este contexto, las relaciones políticas y comerciales se han entrelazado aún más, afectando directamente a países como Colombia, disminuyendo los márgenes de maniobra y reduciendo los espacios para los errores, lo cual obliga a privilegiar el sentido diplomático y a imprimir pragmatismo en la búsqueda de las oportunidades. La administración Trump ha implementado medidas que afectan y pueden afectar aún más, y significativamente, a Colombia. El reciente episodio desafortunado del 26 de enero puso a Colombia en el radar de EE. UU., sirviendo también como un ejemplo a otros países para entender hasta dónde puede llegar el Gobierno estadounidense para lograr sus objetivos sin que eso implique un impacto real dentro de su economía. Sin embargo, también evidenció la importancia y el peso de las relaciones con EE. UU. para la economía colombiana, una relación construida a lo largo de más de 200 años con beneficios significativos para los productos colombianos en ese mercado y el desarrollo económico mediante la inversión y la cooperación. Entre las órdenes ejecutivas expedidas este año por Estados Unidos hay hitos determinantes para tener en cuenta: el 14 de marzo entró en vigor la imposición de aranceles al acero y aluminio, que afecta a más de 235 empresas colombianas, con exportaciones valoradas en más de 710 millones de dólares; para el próximo 1.º de abril está previsto el análisis sobre la solicitud del presidente Trump a su equipo para establecer nuevos aranceles a productos agrícolas y sectores como el automotor, el farmacéutico y el de los semiconductores, con tarifas recíprocas entre el 10 por ciento y 20 por ciento. Además, se analizarán políticas fiscales como impuestos a servicios digitales. Asimismo, el 1.º de septiembre de 2025 se publicará la lista de países que podrían ser descertificados el 1.º de marzo de 2026, con todas las implicaciones que esto conlleva para Colombia, incluyendo la posibilidad de sanciones económicas y su consecuente impacto negativo en la inversión extranjera. Ante los hitos anteriores del 14 de marzo, del 1.º de abril, del 1.º de septiembre y del 1.º de marzo, y considerando la tensión desencadenada el 26 de enero, resulta indispensable que Colombia fortalezca su diplomacia empresarial con un enfoque estratégico y adaptado al nuevo contexto global. Es de esperar que las tensiones continuarán y el riesgo de una crisis mayor sigue latente, por lo que se requiere una estrategia independiente que permita configurar un amortiguador frente a posibles sanciones y decisiones adversas a los intereses colombianos. Aunque Colombia ha trabajado en este frente y la forma, los mensajes y los actores han cambiado, es imprescindible un enfoque renovado que priorice el interés nacional y la estabilidad comercial. Pensar en grande y en el futuro del país es prioritario para asegurar que las acciones políticas no afecten de manera negativa el desarrollo empresarial y el comercio exterior. La diplomacia empresarial debe actuar con urgencia, enfocándose en mitigar riesgos y maximizar oportunidades en la relación con EE. UU. Debido a ello es inaplazable trabajar como país, en unidad y de manera coordinada para defender los beneficios y resultados de la relación con EE. UU. y mitigar el impacto de posibles tensiones entre ambas naciones mediante la sumatoria de esfuerzos y acciones, con visión estratégica. Es clave separar lo comercial de lo político, unificar el mensaje, identificar interlocutores clave y maximizar el impacto en la relación binacional. No podemos improvisar ni tomarlo a la ligera. Se necesita una hoja de ruta clara, definida y coordinada en la que el sector privado sirva de punta de lanza y participe activamente en la exploración de distintas posibilidades, en la ampliación de nuevos mercados, en la diversificación y sofisticación de los productos, así como en la implementación de acciones conjuntas en distintos ámbitos en todos los niveles dentro de EE. UU. No hay espacio para divisiones ni oportunismos políticos. Por el contrario, es momento de unificar un mensaje propositivo, realista y conciliador, es fundamental ser proactivos, no reactivos. Colombia no debe ser vista como un riesgo, sino como una oportunidad. Por ello, desde la Cámara Colombo Americana (AmCham Colombia) se ha estructurado y propuesto una estrategia diplomática integral en la que todos, gremios, empresarios, asociaciones y otros estamentos sociales y académicos, puedan acompañar, mejorar y trabajar para proteger los intereses del sector productivo. El llamado al sector empresarial es claro: debemos unirnos, apoyarnos y coordinarnos estratégicamente. Las oportunidades son limitadas y cada gestión debe ser precisa para lograr impacto. Es necesario definir el momento adecuado, los actores clave y los aliados estratégicos para cada acción. No hay espacio para errores y la efectividad en este proceso dependerá de la planificación y la ejecución coordinada, asegurando que las decisiones se tomen con base en un análisis riguroso y una visión de largo plazo.
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