Fortaleza del peso
No constituye una exclusividad nuestra, sino que es parte de un fenómeno que también están experimentando muchas otras economías, aunque en el caso chileno inciden también otros factores que han mejorado en algún grado las expectativas.
El peso chileno ha mostrado un importante fortalecimiento durante las últimas semanas, en las que su valor ha pasado desde niveles superiores a los 1.000 pesos por dólar observados en los primeros días de enero, hasta el cierre de ayer, de $927 por la divisa norteamericana, lo que representa una apreciación de casi 9% en el período.
Los factores que explican esta apreciación son múltiples. Desde luego, el dólar ha perdido valor a nivel multilateral, lo que significa que se ha depreciado respecto de una canasta amplia de monedas. En otras palabras, la fortaleza del peso chileno no constituye una exclusividad nuestra, sino que es parte de un fenómeno que también están experimentando muchas otras economías. Por ejemplo, desde comienzos de enero, el real brasileño se ha fortalecido casi 7%, al igual que la corona checa. El zloty polaco, en tanto, ha ganado casi un 9%, mientras que los pesos mexicano y colombiano han ganado en torno a 5% respecto del dólar.
Esta depreciación generalizada de la divisa estadounidense respecto de países emergentes, y también respecto de las monedas de distintos países desarrollados -como el euro- da cuenta de una cierta percepción de los mercados en cuanto a una mayor debilidad de Estados Unidos, al tiempo que otras economías del mundo han encontrado aparentemente mayor soporte para su actividad. Esto, en el caso de Europa, como consecuencia de un mayor gasto fiscal en defensa. Y en el de China, por los apoyos del gobierno para apuntalar su demanda interna y por las expectativas de desarrollos tecnológicos. Naturalmente, estos flujos desde Estados Unidos hacia otros países fortalecen el valor de sus respectivas monedas. Ello, aun cuando -cabe advertir-, desde un punto de vista histórico, el dólar sigue en niveles muy fuertes, y los movimientos que hemos visto son marginales en ese contexto, aunque ello podría cambiar de persistir estas tendencias.
Con todo, en el caso de nuestro peso, la apreciación que ha registrado en este período se ubica en la parte alta de un grupo de monedas comparables, lo que coincide con varios otros antecedentes que sugieren una menor percepción de riesgo en Chile y una incipiente recuperación en la actividad. El auge experimentado por la bolsa en el último tiempo, así como los bajos diferenciales que están pagando las compañías al emitir bonos son señales del mismo fenómeno. Junto con datos de actividad algo mejores y con el aumento en el precio del cobre, el fortalecimiento del peso da de este modo cuenta, en alguna medida, de perspectivas domésticas un poco más optimistas que las predominantes hasta hace algunos meses.
Aun así, no debe perderse de vista que los riesgos son significativos. Especialmente, porque todo indica que una guerra comercial prolongada y aguda como la que podría estarse fraguando tendrá efectos importantes sobre la actividad en los países emergentes. Al final, sin embargo, será la trayectoria del dólar en términos multilaterales la que, muy posiblemente, terminará definiendo la evolución futura de nuestro peso.