Orden y crecimiento
Todo sugiere que el escenario electoral de este año -donde Matthei mantiene el primer lugar- estará marcado por estas ideas.
Su cobertura nacional, metodología, larga historia y alta tasa de respuesta permiten que la encuesta CEP sea una interesante fotografía del momento social, económico y político del país. En la última, recogida entre el 6 de marzo y el 14 de abril, se ve con claridad que, en la coyuntura actual, la delincuencia sigue siendo, a gran distancia, la principal preocupación de la población. Sin embargo, mientras que disminuye, entre esas preocupaciones, el peso relativo del narcotráfico, aumentan el de la salud, el empleo y los salarios. De modo consistente con esta inquietud, al ser preguntadas las personas por las dos principales prioridades para los próximos diez años, los entrevistados postulan más orden público y crecimiento económico, con un 47 y un 44 por ciento de las menciones, respectivamente. En 2014 estas proporciones eran solo 27 y 24 por ciento. En ese momento, "igualdad de oportunidades" tenía más fuerza.
Así, todo sugiere que el escenario electoral de este año estará marcado por las ideas de orden y crecimiento. Otros indicadores apuntan en una dirección similar: un 58 por ciento sostiene que debería premiarse el esfuerzo individual, aunque se produzcan importantes diferencias de ingresos, mientras que solo un 14 por ciento señala que los ingresos deberían hacerse más iguales. La brecha entre ambas proporciones es la más elevada desde que se realiza esta pregunta. Al mismo tiempo, que una persona gane mucho más dinero que el promedio de los chilenos no parece generar molestia, salvo que se trate de un ministro o parlamentario. Probablemente, esos casos sean afectados por una concepción austera de la representación. Respecto de seis años atrás, la proporción que no se declara enojada por estas situaciones ha aumentado.
Al mismo tiempo, si bien la población sigue teniendo la percepción de que el país no está progresando y que la situación económica, a pesar de una cierta mejoría, sigue debilitada, existe una mirada positiva respecto del futuro. Así, los encuestados piensan que las condiciones de vida de sus hijos serán muy superiores a las suyas, en línea, quizás, con la alta proporción que señala que su situación actual en diversas dimensiones es mejor que la de sus padres. Simultáneamente, la percepción de que las generaciones que vienen tendrán un mejor país que el nuestro supera largamente a la de quienes estiman lo contrario. Este panorama sugiere que el futuro parece unir a la población, a diferencia del pasado, como se ha visto en tantas ocasiones. El mundo político haría bien poniendo atención a esta realidad, sobre todo si se considera que una vez más cae -si bien no de modo estadísticamente significativo respecto de la medición anterior- la proporción de la población que estima preferible la democracia a cualquier otra forma de gobierno. Esta se encuentra en su nivel más bajo desde 2008.
La encuesta también evalúa personalidades políticas. Entre los candidatos presidenciales, la única con una evaluación neta positiva es Evelyn Matthei. En cambio, Jeannette Jara, Johannes Kaiser, José Antonio Kast y Carolina Tohá -los otros candidatos incluidos- tienen evaluaciones netas negativas. Estas seguramente les pesarán en la campaña. En el caso de los postulantes del oficialismo, indudablemente son afectados por la baja aprobación a la forma como Gabriel Boric está conduciendo el gobierno: un 22 por ciento. Este guarismo es 8 puntos porcentuales más bajo que en la encuesta de agosto-septiembre pasado. Además, la evaluación personal neta del Presidente es de las más negativas (21% positiva y 50% negativa). Solo está peor evaluada la ministra Camila Vallejo. Frente a la pregunta de quién le gustaría que fuera el próximo Presidente, un 15 por ciento responde que Matthei, seguida por Kast, con un 11 por ciento. Más atrás aparecen Kaiser y Tohá, con 6 y 4 por ciento, respectivamente. Jara y Winter recién reciben un 1 por ciento cada uno. Un 52% no se inclina por ningún nombre. En momentos en que hay un distanciamiento fuerte de la política, es curioso que la pregunta se formule de esta manera y no indagando directamente por quién votarían los entrevistados si las elecciones fuesen el próximo domingo. Esta última es la forma habitual en que se interroga en la experiencia comparada. Las elecciones políticas rara vez son de gustos y la presidencial hace un buen rato que está instalada.