La feria de los influencers freaks
Se filman a sí mismos trepando (y cayendo) por una cornisa a 200 metros de altura
Se filman a sí mismos trepando (y cayendo) por una cornisa a 200 metros de altura. Mostrando sus dietas inverosímiles e insanas (como pasar seis años sin probar agua), o muriendo de un atracón en vivo. Son los influencers autodestructivos, ídolos trash y marginales. Lastimados y lastimosos, cambian sufrimiento por fama: saben que su desgracia es lo que atrae a sus seguidores.
Hay una palabra en alemán para esto: schadenfreude , que significa algo así como "alegría dañina". El influencer freak cae en la trampa de la fama: siente que cada vez debe dar más y más fuerte. El espectador, a su vez, cae en otra trampa. Llama a esto "consumo irónico" cuando en realidad lo que está haciendo es consumo cínico.
Es en esos momentos cuando la web se convierte en un freakshow, una exhibición de feria parecida a la que visitaban nuestros abuelos para ver a la mujer barbuda o al hombre sin huesos. El error es nuestro cuando confundimos a Instagram, YouTube y TikTok, ese carnaval de fenómenos, con el mundo real.ß
Algo más...
Para el filósofo Ismael Crespo esto sucede porque "el espectador se define en su oposición al contenido que odia. (…) El odiador y el odiado se necesitan: el primero por motivos psicológicos, el segundo porque ve en la necesidad de superioridad moral un mercado". Y el amo y el esclavo se encuentran nuevamente.ß