Rory McIlroy y su cita con la historia: está a un paso de lograr el Grand Slam

Rory McIlroy no necesitó gestos grandilocuentes ni celebraciones exageradas. Simplemente salió a jugar al golf con la serenidad de un campeón. Disparó 66 golpes (-6), la mejor ronda del día en Augusta, y dejó claro que está listo para pelear por el único premio que le falta: la chaqueta verde.
El norirlandés, que ya ganó el US Open, el British Open y el PGA Championship (dos veces), busca completar el Grand Slam, una hazaña que solo cinco golfistas han logrado en toda la historia: Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Jack Nicklaus y Tiger Woods.
McIlroy arrancó con todo: birdie en el 1, otro en el 3 y el 5, y desató el fervor del público con dos águilas espectaculares en el 2 y el 15, algo que no se veía en una misma ronda del Masters desde hace más de dos décadas. Tuvo incluso dos opciones claras más de birdie , y más allá de su tarjeta, lo que asombró fue su foco absoluto: no se inmutó con los gritos ni con el aliento de las casi 40.000 personas presentes. Mantuvo la concentración y la calma hasta el último golpe.
"Sentí que estaba muy en control todo el día. Cada golpe tenía una intención clara. Eso me dio confianza para seguir adelante", declaró McIlroy tras su ronda. "No me dejé llevar por la emoción. Sabía que era un buen día, pero no era el final. Queda mucho golf por delante, y tengo que mantenerme en este mismo estado mental".
Pero si Augusta necesitaba aún más drama, lo encontró en el hoyo 18. Allí, Bryson DeChambeau firmó un cierre electrizante: pegó su segundo tiro desde el cross bunker del fairway y luego embocó un putt de 15 metros para birdie . El rugido de la galería fue atronador. Con ese golpe final, el estadounidense acortó la distancia a solo dos golpes respecto a McIlroy, y transformó la jornada que viene en un duelo de proporciones históricas.
Será un verdadero match play emocional: EE.UU. vs. Europa. LIV vs. PGA. DeChambeau contra McIlroy.
En medio de la grieta que aún divide al golf mundial, el norirlandés representa el alma del PGA Tour, mientras que DeChambeau es uno de los emblemas del LIV Golf. Uno juega por legado. El otro por revolución. Y ambos por una chaqueta verde que puede definir mucho más que un torneo.
McIlroy saldrá como líder absoluto, con tres rondas sublimes y la chance de alcanzar su quinto major y, por fin, completar el Grand Slam.
En tanto, Joaquín Niemann vivió su mejor ronda en Augusta, un dos bajo par que le permitió igualar la exigencia de la cancha y situarse 25°. Para lograr su meta de terminar entre los 12 primeros y obtener una invitación para 2026 necesitará, eso sí, un cierre sublime.