Los actores uruguayos son parte del elenco del musical "La Sirenita", que se estrenará en junio en Buenos Aires. Sobre sus carreras, el éxito y la convocatoria charlaron con El País.
Son los uruguayos del elenco de uno de los musicales más esperados del año en Argentina. Junto a Albana Fuentes, Evelyn Botto, José María Listorti y Valentín Zaninelli, dos charrúas protagonizarán La Sirenita, el clásico de Disney que se estrenará en junio en la calle Corrientes. Será la primera vez que se hará en Buenos Aires y todo indica que tendrá un verdadero éxito: se llevan vendidas más de 10.000 entradas anticipadas.
Los uruguayos en cuestión son Osvaldo Laport y Pablo Turturiello, representantes de dos generaciones distintas que han triunfado en la vecina orilla. Laport, de 68 años y nacido en Juan Lacaze, comenzó su carrera en telenovelas durante la década de 1980. Estuvo en producciones como Cara a cara, junto a Verónica Castro, y en clásicos como Más allá del horizonte, Campeones de la vida, Soy gitano y Amor en custodia, que lo convirtieron en una de las figuras más destacadas de la televisión y el teatro argentino.
Por su parte, Turturiello, con apenas 26 años, ya ha formado parte de éxitos como el concurso Cantando por un sueño (fue partenaire de Floppy Tesouro), los musicales Footloose y Rent, y algunas series de Disney+. Aquí ha participado en programas de Canal 12 como ¿Quién es la máscara?, y hoy conduce el formato 100 uruguayos dicen.
En una charla con El País, desde el camarín que comparten en el Teatro Gran Rex donde La Sirenita ofrecerá funciones desde el 5 de junio, Laport y Turturiello hablaron sobre la obra, su presente profesional y de qué significa que dos uruguayos compartan escenario en la emblemática calle Corrientes.
"Dos charrúas juntos es como un tsunami", comenta Laport entre risas. "Finalmente nos conocimos con Pablo, porque nos habíamos amenazado desde lo virtual, pero no nos conocíamos en persona. Así que acá estamos, con ganas de representar al paisito", dice.
Son dos ejemplos de talento uruguayo que triunfa en Argentina.
Pablo: Sí, estoy muy feliz por cómo este país recibe a los extranjeros, con mucho respeto y cariño.
Osvaldo: Te voy a compartir lo que nos sucedió recién. Después de hacer como 400 entrevistas, nos dicen: "Falta una", y con Pablo nos queríamos morir. Y nos dicen: "Es con los dos y de Uruguay". Ahí nos miramos con Pablo, nos emocionamos y nos abrazamos. Esto tiene que estar en la nota, porque más allá de pertenecer a generaciones diferentes, más allá de que para mí esto sea una fiesta, es una alegría conocer a este chiquilín, saber de su talento y de su trayectoria. Y es al mismo tiempo, y me emociona decirlo, la posibilidad de estar de la mano de un "yorugua" arriba de un escenario. Es la misma emoción que sentí en la temporada de verano, en Villa Carlos Paz, de tener el privilegio de estar con mi mujer y con mi hija sobre el escenario para después abrazarnos en bambalinas al final de cada función. Ya siento lo mismo por este chiquilín y por compartir, dos charrúas, una obra en la calle Corrientes.
¿Los sorprendió que los convocaran para este musical?
Osvaldo: Para mí fue una sorpresa.
Pablo: Preguntale por el casting...
¿Qué pasó en el casting?
Osvaldo: Nunca había hecho un casting. Nunca. Y cuando me convocaron me preguntaron si tenía ganas de hacerlo, porque no es un personaje más, es Tritón. Y como siempre digo, con total humildad, toda mi carrera ha sido con personajes atípicos un boxeador, un indio, un gitano y tantos otros más. Entonces, que haga este personaje, este Tritón de una historia universal como es La Sirenita, y en esta etapa de mi vida, es una coronación, más que un privilegio.
Osvaldo, ¿sos guardabosques como Tritón?
Osvaldo: (Se ríe) No, para nada. Estoy totalmente en desacuerdo con Tritón. Pero tuve una charla que me pareció muy sabia con Ariel del Mastro, el director de la obra. Porque como en estos últimos años todos hemos venido bregando por una sociedad más inclusiva, es por ahí por donde se quiere transitar esta puesta en escena. Que Tritón no se enoje tanto con las especies, con los humanos, por ejemplo. Y que el príncipe, el personaje de Pablo, no sea de la realeza, sino un príncipe más terrenal. Eso nos da la oportunidad para que los adultos aportemos ese granito de arena a las nuevas generaciones para que seamos una sociedad más inclusiva y diversa.
Pablo, en la película de Disney tu personaje tiene poca interacción, ¿en ese sentido hay cambios en la obra de teatro?
Pablo: Sí, porque en el musical Eric tiene, en el primer acto, una canción que dato no menor fue la primera que aprendí cuando estaba en clases de canto, cuando tendía unos 14 años. Ahora la voy a cantar para miles de personas, muchas veces por semana, así que para mí es un privilegio muy grande. Además, en la versión musical, Eric tiene un par de canciones que acompañan este centro de historia que es una chica que está en un lugar que no quiere estar. Mi personaje es más que nada una compañía, pero es un privilegio, porque es un personaje con el que me re-quería quedar. Nos pasa mucho a los actores, menos a Osvaldo que hizo su primer casting; yo hago 200.000 audiciones y si quedás es genial, pero no siempre pasa, y yo realmente quería con todo mi corazón que me eligieran. Por la envergadura del proyecto, por el material y por respeto al teatro musical argentino que tanto me ha dado.
El hecho de que sean uruguayos, ¿va a significar algún aporte?
Pablo: El mate nos lo van a tener que sacar a patadas.
Osvaldo: Hoy vine a la rueda de prensa y en un descuido me extirparon el termo y el mate. Ahora voy a pedir que me lo devuelvan.
Raw Html Osvaldo, si bien Pablo ya es una figura en el teatro argentino, ¿qué consejo le darías a este compatriota de apenas 26 años?
Osvaldo: Mira, más que consejo, como adulto, le hablo de la posibilidad de seguir aprendiendo. Y algo que descubrí de Pablo de verlo en las redes, porque nos conocimos ahora es la humildad del loco, su grandeza y su alma de buena voluntad. Creo que ya está todo dicho, tiene un carrerón por delante para transitar y darle muchas alegrías al país.
Pablo: Nos vas a hacer llorar. Nos vamos a poner sensibles en un camarín del Gran Rex...
Ambos tienen mucho teatro encima. ¿Cómo se baja después de, como me decían, mil funciones por semana?
Pablo: Para mí depende mucho de la obra. El año pasado estaba haciendo Rent, que obviamente era una obra con mucho contenido social y aparte personalmente me importaba mucho el mensaje que se daba, trataba de desconectarme con cosas muy banales que creí que tenía. Llegar a casa y ver Friends, tomarme un vinito, comer algo rico, descansar la cabeza lo máximo posible, porque nos pasa que una vez que entrás al teatro ya sabés que estás. Si bien todavía no estás en el escenario, hay algo de la sintonía que empieza a estar más alineada con la historia.
Osvaldo: Yo siempre digo que no estamos en Hollywood, estamos muy lejos de la industrialización del arte, y al mismo tiempo estoy muy en contra de todo eso. Estoy muy en contra de mecanizar el arte, porque el arte no se mecaniza: el arte es la vida misma. Por eso siento que es un privilegio cuando en esta etapa de mi vida sigo siendo convocado o invitado para transitar diferentes personajes. Porque también es un privilegio el aprender de las nuevas generaciones. Por eso, en lo que pienso es en disfrutar. Jugar mucho con este personaje.