La afición del fútbol
Los graves hechos ocurridos el pasado jueves 10, que culminaron con la suspensión del encuentro entre Fortaleza de Brasil y nuestro Colo Colo dieron razón a quienes sostienen que en esos espectáculos diabólicamente se degradan las muchedumbres
Los graves hechos ocurridos el pasado jueves 10, que culminaron con la suspensión del encuentro entre Fortaleza de Brasil y nuestro Colo Colo dieron razón a quienes sostienen que en esos espectáculos diabólicamente se degradan las muchedumbres. Fue una triste oportunidad de conocer directamente o en imágenes a una enajenada muchedumbre dilapidando los esfuerzos de quienes dedican parte de sus vidas a un deporte que se practica en equipos integrados no solo por sus protagonistas, los jugadores, sino también por sus cuerpos técnicos y directivos, y los hinchas, todos unidos en el explícito objetivo de lograr la emoción del gol.
A pesar de esa visión desoladora, en el acontecer contemporáneo pocos hechos sociales como el fútbol han tenido más profunda y rápida implementación. Desde hace más de un siglo, por ejemplo, la existencia de un club como Colo Colo ha contribuido a descifrar nuestras realidades, identificar nuestros valores esenciales y evidenciar los errores que cometemos.
Como sana afición, el fútbol se anida en espíritus tan valiosos como respetables. El Santo Padre Francisco era declarado y leal aficionado de San Lorenzo de Almagro, club del barrio de Boedo, en Buenos Aires, fundado por sacerdotes en 1908. Otro argentino, Carlos Bilardo, campeón del mundo, sostenía: "Ganar no es lo más importante, es lo único. Ser segundo no vale". Así piensan y sienten felicidades y tristezas los verdaderos hinchas.