El mundo despidió a Francisco, el primer papa Latinoamericano
Unas 250
Unas 250.000 personas presentaron sus respetos ante el féretro del papa Francisco durante los tres días de capilla ardiente en la basílica de San Pedro, que terminaron el viernes previo al funeral. El féretro del primer papa latinoamericano fue cerrado en una ceremonia privada encabezada por el cardenal camarlengo, Kevin Farrell: tapó su rostro con un velo de seda blanca, le roció agua bendita y depositó una bolsa con monedas y medallas acuñadas durante su pontificado. Leyó igualmente el Rogito, una especie de obituario oficial que también se deposita en el ataúd dentro de un tubo metálico. "Fue un pastor simple y muy amado", reza el de Francisco. Los últimos que lo vieron fueron los 250.000 fieles que asistieron a San Pedro entre miércoles y viernes, en jornadas que llegaron a prolongarse hasta bien entrada la madrugada. La capilla ardiente de su predecesor Benedicto XVI congregó a 195.000 personas en 2022. Una congregación de líderes mundiales Más de 50 jefes de Estado electos y diez monarcas en ejercicio asistieron este sábado a la misa funeral en la plaza de San Pedro el sábado. Entre los asistentes estuvieron los presidentes Javier Milei, Luiz Inácio Lula da Silva, Donald Trump y su esposa Melania. También el mandatario francés, Emmanuel Macron, quien llegó a Roma antes para visitar la capilla ardiente. Las delegaciones oficiales ocuparon el lado derecho mirando hacia la basílica. Le siguieron los monarcas, como el rey español Felipe VI, y el resto de presidentes por orden alfabético en francés. Asimismo, decenas de miles de personas seguieron la ceremonia a través de pantallas gigantes colocadas en las cercanías de San Pedro y luego el recorrido de los restos mortales. El cuerpo del Francisco fue depositado en la basílica de Santa María la Mayor de Roma, donde el papa argentino decidió enterrarse por ser muy devoto a la Virgen que custodia, convirtiendose en el primero de un pontífice fuera del Vaticano desde León XIII en 1903. Tras la misa en el Vaticano, el cortejo fúnebre recorrió las calles de Roma hasta su última morada, pasando por frente a monumentos icónicos como el Coliseo. Su tumba fue hecha a imagen de la sencillez que pregonó en sus 12 años de pontificado: de mármol y con ‘Franciscus’ como única inscripción. Una reproducción de la cruz pectoral que llevaba el papa en vida acompañó el conjunto. Dentro de la caja se introdujo una bolsa con algunas monedas y medallas acuñadas durante el pontificado y un tubo metálico con el acta o Rogito, sellado y lacrado, que recoge para la posteridad los hechos más relevantes de su vida y de su pontificado. En este documento, en latín, Francisco es recordado por su sencillez, por su atención a los "últimos y descartados de la sociedad", por su preocupación por el medio ambiente y por su lucha contra los abusos perpetrados por representantes del clero.