"Episodio Monvoisin": Retratos/apariencias, desnudos e historias
En la Sala Matta del Museo Nacional de Bellas Artes se expone "Episodio Monvoisin
En la Sala Matta del Museo Nacional de Bellas Artes se expone "Episodio Monvoisin. Un pintor francés en el Chile del siglo XIX", un significativo cuerpo de obra del artista galo que llegó a Chile en 1843.
La muestra se enmarca en el proyecto regional "Monvoisin en América. Catalogación razonada de Raymond Quinsac Monvoisin y discípulos" (2017-2024), en el cual han participado investigadores de Argentina, Brasil, Chile y Perú. Se trata de una buena oportunidad para ver reunidas pinturas del artista que se concentran en la figura humana. En su mayoría óleos sobre tela, los trabajos están dispuestos en agrupaciones temáticas: pintura alegórica, devocional, histórica, desnudos y retratos (de figuras públicas y privadas); incluso se han utilizado distintos colores en muros y paneles (que contienen textos y cédulas) para definir y separar sectores -que no obstante distraen pese a la amplitud de la sala-.
R.Q. Monvoisin (1790-1870) llegó a nuestro país "contratado por el gobierno conservador de Manuel Bulnes para consolidar la enseñanza de dibujo técnico (...) y organizar la academia de pintura", recuerda a la entrada de la Sala Matta un texto del curador argentino Roberto Amigo, historiador del arte. Lo de la Academia no prosperó, pero Monvoisin permaneció en nuestro país cerca de 10 años. En Francia había estudiado con Guérin (1774-1833), pintor neoclásico contemporáneo de Jean Dominique Ingres (1780-1867); famoso este último porque hizo historia a través del género del retrato. O sea, trajo a estas tierras los paradigmas del arte neoclásico, que entre otras cosas privilegia la línea, las veladuras, los rostros calmos, la figura heroica y la mitología clásica -algunas de sus obras son cercanas a la estética del Rococó y el Romanticismo, pero son las menos-.
Lo primero que encuentra el público al ingresar al espacio expositivo es una suerte de pieza-instalación con paredes traslúcidas en las cuales se proyectan las pinturas murales (figuras alegóricas) que se encontraban en la Hacienda Los Molles (Marga-Marga, Valparaíso). Luego de un análisis técnico-estilístico se explica que estas obras serían atribuibles sin embargo a la pintora francesa Clara Filleul (1822-1878), colaboradora del pintor y quien lo acompañó a Chile -curiosa opción introductoria para una exhibición dedicada a este-.
Episodio Monvoisin. Un pintor francés en el Chile del siglo XIX Lugar: Sala Matta, Museo Nacional de Bellas Artes Hasta: 31 de agosto de 2025
Muy cerca, en un segundo espacio de muros más sólidos que los del "cuarto" dedicado a Filleul, se reúnen cinco telas devocionales entre las cuales destaca el óleo de gran formato "Cristo y Magdalena" (1852) de la Colección Catedral Metropolitana de la Santísima Concepción. Es probable que Monvoisin usara como referente un grabado, lo cual explicaría la inclinación de la cabeza de Cristo crucificado hacía el hombro izquierdo (la siniestra) y no hacia el derecho (la diestra) como indica la tradición iconográfica.
Quizás el diseño museográfico de esta muestra debiera otorgar especial protagonismo a los retratos, inherentes a la producción del artista, quien pintó en sus talleres de Santiago y Valparaíso a las familias acomodadas y a la clase política chilena. Pese a ello, el conjunto expuesto es sumamente representativo y su contemplación permite entender la función del género en dicha época. Es claro que Monvoisin no dudó en "mejorar" (idealizar) la apariencia de sus clientes, quienes posaron con sus mejores vestimentas, erguidos y con gesto sereno (a veces, aburrido). El notable retrato que inmortaliza a don Dámaso Zañartu con su esposa y sus 12 hijos (1844) informa por ejemplo acerca de la moda del período, permitiendo además una nítida visión del cerro Manquehue. Del mismo año, el retrato de "Andrés Bello" está -junto al de "Mariano Egaña" de 1827- entre los mejor resueltos; (equivalente al "Monsieur Bertin" de Ingres), merecía, por tanto, un lugar de relevancia y distinguirse del resto.
De la pintura histórica sobresale el enorme lienzo "9 de Thermidor" (1836), que ilustra la caída de Robespierre y sus aliados; una obra ambiciosa donde abundan las figuras masculinas singularizadas tanto por su vestimenta y calzado como por sus poses teatrales y gestos grandilocuentes (la tela trae a la memoria el "Juramento del Juego de la Pelota" de Jacques-Louis David).
Dentro de los desnudos, "El niño pescador" (1850) es un ejemplo de la maestría técnica de Monvoisin, y no es de extrañar que el artista lo propusiera como "modelo" en sus clases. Como en otras pinturas, el énfasis está en la figura humana y el fondo parece realizado por otra mano, acaso de uno de sus asistentes -lo mismo es observable en otros lienzos-.
En resumen, una exposición monográfica a visitar y para la cual prestaron obras de sus colecciones instituciones diversas y privados. Solo es dable lamentar que la iluminación no sea óptima, pues los focos tienden a anular parte de la información pictórica, poniendo, además, frecuentemente en evidencia el craquelado de las telas.