Viernes, 09 de Mayo de 2025

Librecambio y fin de siglo

UruguayEl País, Uruguay 29 de abril de 2025

En América Latina las reformas liberales, como en el resto del mundo, existieron, pero fueron más lentas o parciales.

Continuando con nuestro tour d' horizon sobre el debate libre comercio-proteccionismo a lo largo de la historia llegamos al fin del siglo pasado. En América Latina las reformas liberales, como en el resto del mundo, existieron, pero fueron más lentas o parciales. Sin embargo, ha calado hondo el recurso retórico de llamar "neoliberales" a varios gobiernos bastante dispares, que van desde el populismo a los verdaderos intentos reformistas.

Muchas veces se asocia al "neoliberalismo" con el Consenso de Washington, una serie de recomendaciones de política económica presentadas por el economista John Williamson en 1989. Sus diez puntos originales eran: 1. Presupuesto equilibrado. 2. Focalizar el gasto público en los sectores más pobres de la población. 3. Reformar el sistema tributario para hacerlo más justo y eficiente. 4. Liberar la tasa de interés. 5. Evitar apreciaciones artificiales de la moneda local. 6. Reducir el proteccionismo. 7. Alentar la inversión extranjera. 8. Privatizar las empresas públicas ineficientes. 9. Facilitar las transacciones y las decisiones de inversión. 10. Mejorar la protección de los derechos de propiedad.

Lo cierto es que el avance de estas reformas estuvo lejos de ser completo. Sebastian Edwards en su libro Left behind señala acertadamente que no fue la instrumentación del Consenso lo que llevó a los países latinoamericanos a la crisis sino su aplicación parcial, que llama "liberalismo fracturado". Es sus propias palabras: "Las reformas económicas de las décadas de 1990 y 2000 fueron incompletas y se estancaron antes de transformar a América Latina en una región competitiva. A pesar de toda la conmoción y la atención mediática, El Consenso de Washington solo rasgó la superficie del rumbo de América Latina. De hecho, la mayoría de las economías latinoamericanas todavía están entre las más reguladas, distorsionadas y proteccionistas del mundo. [.] Evidentemente, el proceso de reforma económica en América Latina está fracturado e incompleto."

Edwards repasa un gran número de indicadores elaborados por distintos centros de estudio que muestran precisamente como América Latina sigue estando lejos en los puntos que señala de los países emergentes más exitosos y, por supuesto, de los países del primer mundo. En particular, continúan siendo relativamente más cerrados y por lo tanto participan menos del proceso de globalización.

Desde la visión opuesta, Dani Rodrik en su libro The Globalization Paradox afirma que fue un error la apertura comercial latinoamericana de los noventa y lo contrapone a la exitosa etapa de sustitución de importaciones y a la experiencia de los "tigres asiáticos" que habrían crecido por la intervención del Estado y la protección a su industria.

La realidad es la opuesta, los países del este asiático han tenido siempre aranceles menores a los de nuestro continente. En la década del 80 el promedio de los impuestos a las importaciones para los "tigres asiáticos" era 15% mientras el promedio latinoamericano era de 42%. En los 90 era 16% para los asiáticos y 25% para América Latina. En los 2000 el promedio para los "tigres asiáticos" era de 9% mientras los países latinoamericanos promediaban el 11%. No es cierto por tanto que la divergencia en favor de los países del sudeste asiático se deba a su política de protección a la industria y al mercado interno.
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