Jueves, 01 de Mayo de 2025

El último cuadro de Van Gogh le trae un dolor de cabeza a un idílico pueblo de Francia

ArgentinaLa Nación, Argentina 21 de abril de 2025

Patio cerrado en Auvers-sur-Oise, Francia, donde Vincent Van Gogh pasó sus últimos días: una batalla legal en curso —entre la ciudad y los propietarios del terreno donde se encuentran las raíces de los árboles que inspiraron la última pintura del holandés— ensombreció la ciudad de 7

Patio cerrado en Auvers-sur-Oise, Francia, donde Vincent Van Gogh pasó sus últimos días: una batalla legal en curso —entre la ciudad y los propietarios del terreno donde se encuentran las raíces de los árboles que inspiraron la última pintura del holandés— ensombreció la ciudad de 7.000 habitantes, donde el turismo artístico es un gran negocio que cobra impulso en primavera



Cerca de París está la aldea de Auvers-sur-Oise , famosa por ser el paraíso del pintor Vincent van Gogh y donde pasó sus últimos días, hace tiempo que atrae a cientos de turistas que recorren sus callejuelas siguiendo las huellas del artista. Pero desde que los expertos identificaron cuál fue su último cuadro antes que quitarse la vida, en el pueblo se desató una disputa entre los propios residentes .

Fueron décadas de discusiones hasta que los expertos determinaron cuál era la última pintura de Van Gogh , ya que el artista no fechaba sus cuadros, pero en 2020 concluyeron que las nudosas raíces de árbol que emergen al costado de una estribación del camino en Auvers y que aparecen en su cuadro Raíces de árbol fueron pintadas el día de su muerte . Ese hallazgo tal vez haya zanjado la discusión académica, pero hizo que inmediatamente se desatara otra, en este caso, entre el municipio y los dueños de la propiedad donde todavía pueden verse esas raíces.

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La principal raíz que aparece representada en la pintura —de un árbol de acacia negra, que los fans de Van Gogh apodaron "el elefante"— linda con una vía pública. Tras descubrirse su valor histórico, el municipio reclamó como dominio público un terreno privado cercano a esa calle, alegando que era necesario para la conservación y mantenimiento del árbol. Jean-François y Hélène Serlinger, los propietarios, enfrentaron al municipio, y recientemente un tribunal de apelación determinó que los argumentos del municipio carecían de fundamento. La tumba de Vincent Van Gogh, en el pueblo de Auver-Sur-Oise, Francia, donde veneran al famoso pintor de los girasoles

Sin embargo, la alcaldesa de Auvers, Isabelle Mézières, se ha comprometido a seguir luchando y aún tiene la posibilidad de apelar ante una instancia superior. Tras conocerse el fallo, Mézières insistió en que el sitio debe ser de dominio público, y no de propietarios privados. "¡Esas raíces les pertenecen a los auversianos!", escribió en las redes sociales, refiriéndose a los habitantes de la región.

La disputa en marcha por la propiedad de esas raíces ha ensombrecido lo que suele ser una temporada festiva en Auvers, un poblado de 7000 habitantes donde el turismo artístico es un gran negocio que florece en primavera . Y el hecho de que el pueblo haya sido pintado por otros artistas notables, como Pierre Auguste Renoir, Paul Cézanne y Camille Pissaro , no ha hecho más que aumentar su atractivo turístico. De hecho, la popularidad de Auvers-sur-Oise es tan grande que existe un servicio de tren estacional que une París con la localidad, conocida como "el Tren de los Impresionistas", y la gente viene de muy lejos para ver lo que la oficina de turismo local llama "ese museo al aire libre en el que Auvers se ha convertido con el paso del tiempo". Raíces en una ladera de Auvers-sur-Oise: según los expertos, sirvieron de inspiración para la última obra que Vincent Van Gogh pintó antes de su muerte

Los propietarios afirman que el conflicto pone en peligro el sitio histórico, porque desde que quedó establecida su importancia, la alcaldesa les ha impedido a ellos y a los expertos proteger adecuadamente las raíces. Entrevistado telefónicamente, Jean-François Serlinger acusó al municipio de utilizar el caso como pretexto "para intentar apropiarse de un sitio de importancia cultural" y de poner simultáneamente en peligro las raíces al "obstruir la instalación de una estructura de protección permanente".

El municipio y la alcaldesa declinaron hacer comentarios para esta nota. Pero quizás sea lógico que esas raíces sean objeto de una disputa tan acalorada. La famosa pintura de Van Gogh que representa el árbol nudoso muestra "la lucha de la vida y la lucha contra la muerte ", declaró en 2020 el investigador francés que identificó las raíces, Wouter van der Veen.

Y así y todo la pintura es brillante y vivaz, realizada al final de un período muy productivo de la tortuosa existencia de Van Gogh —después de su famoso corte en la oreja y de pasar un tiempo en un manicomio — y el pueblo de Auvers rinde homenaje al pintor holandés cuya obra fue rechazada en vida y aceptada tras su muerte. Van Gogh es una gran atracción: incluso lo fue para los Serlinger.

La pareja se mudó a Auvers en 1996 porque Hélène Serlinger es artista y quería vivir donde había trabajado Van Gogh. En 2013, compraron una pequeña parcela lindera a su casa y conectada a su jardín, ampliando así su territorio. Solo años después se supo que las raíces de esa nueva propiedad eran una parte importante de la historia del arte.

Hoy esas raíces tienen su propio sitio web y una organización sin fines de lucro, dirigida por los Serlinger, que afirman querer proteger el lugar para el disfrute del público. Para eso se han asociado con la Fundación Van Gogh Europa, que reúne lugares y museos clave relacionados con el pintor bajo la dirección del Museo Van Gogh de Ámsterdam. El año pasado, los Serlinger abrieron su jardín a los visitantes para realizar visitas guiadas.

Jean-François Serlinger insiste en que la pareja no pretendía convertir su jardín en un destino turístico y que no obtuvo ningún rédito de las visitas. Señala que la raíz principal es visible principalmente desde la calle, aunque el municipio ha colocado un letrero de tres metros que destaca el hallazgo, pero que obstruye parcialmente la vista y "deforma la fachada del sitio".

Lo que los convenció de abrir su jardín al público, dice Serlinger, fue el entusiasmo de los expertos y académicos en arte que los visitaron a lo largo de los años. Ahora cobran unos 9 dólares "por un paseo de 30 minutos por el paisaje de la última pintura de Van Gogh", y agrega que lo recaudado se destina a gastos de conservación.

"Se generó todo un clima de incertidumbre en torno a un sitio que pide calma y serenidad", apunta Jean-François Serlinger. "Tenemos sensación de inseguridad por una alcaldesa que está en pie de guerra".

(Traducción de Jaime Arrambide)
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