En 1975 se debatió si la presencia de Abracadabra en Costa Rica representaba una amenaza para los artistas ticos.
Éxitos del grupo argentino Abracadabra, como Puerto Limón y Hoy te doy la mitad de lo que soy, son bien reconocidos en la actualidad por miles de costarricenses, viejos y jóvenes.
Pero la llegada de la agrupación, que se radicó en Costa Rica en 1974, tuvo sus controversias.
La Nación publicó un artículo de José A. Cordero, el 3 de mayo de 1975, quien detalló que el "el caso de Abracadabra y sus problemas con Migración han trascendido más allá de los círculos musicales".
Simpatizantes de la banda se enteraron de que les prohibieron actuar en el país, pues el sindicato de músicos reclamó que representaban una "competencia peligrosa" para los artistas nacionales.
"La semana pasada se supo al fin que el Ministro (Mario) Charpentier había accedido a que Abracadabra, en un plano de residentes, ejerciera las labores de su profesión".
El sindicato pidió al gobierno revisar tal decisión. "El asunto se las trae, ya que implica dos principios, el de protección a lo local y el del carácter internacional de la música", expuso el columnista.
Es un hecho que Abracadabra es una amenaza a los grupos costarricenses, aseguró, pues los ticos prefieren lo foráneo. Sin embargo, eso no es negativo necesariamente.
"En el país abundan lo que el público llama indiscriminadamente ‘chatarrosos’, es decir conjuntos malos o regulares. Esto se debe a que ese mismo público a veces es poco exigente".
Otra de las razones de esa abundancia de "chatarrosos" sería la falta de competencia, aseguró.
"Si Abracadabra se queda aquí y hace que sus ‘competidores’ mejoren, creemos que el grupo argentino habrá hecho más bien que mal a nuestros músicos", concluyó.
La curiosidad: Medio millón en premios en el Totogol
La Federación Costarricense de Fútbol anunció ¢546.000 en premios para la siguiente jornada de la quiniela de fútbol Totogol, que incluía partidos de primera y segunda división.
Justo ese domingo 4 de mayo jugarían Saprissa vs. Alajuelense, con entradas que costaban entre ¢7 y ¢25.