Emile Berliner. Estudió de noche mientras vendía diarios, pero logró abrirse paso y en 1888 inventó el disco de música
Emile Berliner en 1877, cuando inventó el micrófono de carbono, que lo llevaría a una larga batalla legal con Thomas Edison
Heredé de mi madre unos 30 o 40 discos de pasta
Emile Berliner en 1877, cuando inventó el micrófono de carbono, que lo llevaría a una larga batalla legal con Thomas Edison
Heredé de mi madre unos 30 o 40 discos de pasta . No vinilos, sino algo así como los tatarabuelos de los vinilos . Pesan más del doble y, si se caen al piso, se rompen como si estuvieran hechos de vidrio. Bueno, es que están fabricados no de vinilo, que es un plástico flexible, sino de goma laca , un material rígido que (en parte debido a la Gran Depresión , en parte a la Segunda Guerra Mundial ) en su momento empezó a escasear, y por este motivo los fabricantes se pusieron a experimentar con otros materiales. Hasta que llegaron al policloruro de vinilo . Ya llegaremos a eso.
En 2007 compré un gramófono , porque esos discos de pasta que había heredado no pueden reproducirse en una bandeja giradiscos convencional (en realidad, sí, se pueden reproducir, pero no es aconsejable ), y por primera vez oí la música como la oían mamá y sus amigos en esos bailes ingenuos y antiguos en los que, un día, conoció a mi padre.
Con el tiempo, descubrí que el gramófono inspiraba mucha suspicacia entre los jóvenes e incluso entre los no tan jóvenes que nunca habían pasado por el vinilo. Les costaba creer que de un aparato pudiera salir música sin cables, sin baterías, sin conexión con Internet . Sin nada.
Esta es la historia de Emile Berliner , un inmigrante alemán que huyó a los Estados Unidos para evitar ser reclutado para la Guerra Franco Prusiana y cuya invención más duradera e influyente es el disco de música . No importa si es de goma laca, de vinilo o un CD. Hasta que llegaron iTunes y Spotify , la civilización oyó música grabada en discos (incluso si los pasaban por la radio, excepto cuando las transmisiones se hacían directamente desde un teatro). Los cilindros de Edison no prosperaron y la idea de Berliner fue la que se quedó con los libros de historia. Todavía hoy seguimos hablando de álbumes . Aunque alguno se sorprenderá, los álbumes no tienen que ver con los vinilos, sino que la palabra viene de mucho antes . En unos minutos verán una foto de un álbum de verdad; promesa.
El inventor y la guerra
Emile Berliner nació el 20 de mayo de 1851 (en menos de diez días se cumplirán 174 años ), en Hanover, Alemania . Su nombre era, originalmente, Emil . Pertenecía a una familia de comerciantes que le marcó el paso de entrada; su misión en la vida debía ser la de comprar y vender. Pero Emile tenía otra pasión, solo que nunca nada es fácil cuando tu pasión no es fácilmente monetizable , como se dice ahora. Al muchacho no le interesante el comercio. Le interesaba inventar cosas . Es un don con el que se nace, en mi opinión. Cada inventor que conocí tenía esa pulsión desde pequeño.
Berliner con el micrófono de carbono, que sería clave para un invento reciente, el teléfono
¿Pero quién trabaja de inventor? No es un oficio muy buscado, ciertamente. Así que tuvo que dedicarse a otras cosas durante algún tiempo (contador, por ejemplo), hasta que a los 19 años , en 1870 (el mismo año en el que, el 4 de enero , se fundó LA NACION ), se tomó un barco rumbo a Estados Unidos. El fantasma que lo obligaba a huir de su hogar era, como suele serlo, la guerra . En este caso, la Guerra Franco Prusiana, que duró seis meses, entre el 19 de julio de 1870 y el 28 de enero del año siguiente . Para entonces, Emile ya estaba en Washington , trabajando en el taller de un amigo de su padre.
Se mudó luego a New York , donde las cosas se le complicaron bastante y debió trabajar vendiendo diarios. Pero encontró un salvavidas: la Cooper Union , donde estudiaba física por las noches y donde se graduó . The Cooper Union en New York
La Cooper Union era una institución educativa que había sido fundada en 1859 por Peter Cooper , y para la época era revolucionaria. Bueno, en realidad hoy muchos podrían aprender algo de las ideas de Cooper. El Instituto (hoy se llama Cooper Union for the Advancement of Science and Art ) se proponía ser igual a las mejores universidades de tecnología existentes en el momento (Cooper se había inspirado en la École Polytechnique de Francia ) y ser accesible a cualquier persona que calificara para estudiar allí, independientemente de su patrimonio, religión, etnia, género o estatus social . Debía ser además gratis y abierta para todos . Si vendés diarios y un día vas a inventar uno de los dispositivos culturales más importantes de la historia de la humanidad, necesitás que exista algo así como la Cooper Union .
Una idea redondita
Los inventores tienen algo genial. Inventan muchas cosas. No es que se les ocurre solo una idea. Se les ocurren ideas todo el tiempo para casi todo. Por ejemplo, Berliner no solo creó el disco de música, sino que invirtió veinte años de su vida (entre 1907 y 1926) en los helicópteros . Uno de sus siete hijos, Henry , fue uno de los pioneros de las aeronaves de ala rotativa en Estados Unidos.
Pero antes de eso, y probablemente porque era de lo que más se hablaba en el momento, Berliner se puso a pensar en el sonido . Su primer desarrollo fue un micrófono basado en carbono (este dato apareció en la historia de otros de nuestros pioneros, Alexander Graham Bell ). Su patente fue adquirida por la telefónica fundada por Bell, pero como Edison había creado también un micrófono basado en carbono, el asunto fue a los tribunales y luego de una extensa batalla legal, le dieron la razón a Edison. Para entonces, de todos modos, Berliner había encontrado por fin un trabajo mejor, en la compañía Bell . Se había mudado a Boston en 1877 y un lustro después había conseguido la ciudadanía estadounidense. Berliner en su taller; se dedicó también a los helicópteros y a los telares
Estos son los años en los que, luego de trabajar en Bell, tras haber renunciado y haberse establecido por las suyas para seguir su sueño de inventar cosas, empezó a desarrollar lo que se convertiría en su legado. El disco.
Sam Brylawski , editor del Proyecto de Discografía Estadounidense de la Universidad de California en Santa Bárbara , dijo en una conferencia de 2011 que el gran aporte de Berliner era no solo el disco, sino el haber advertido primero que nadie el valor de las grabaciones como entretenimiento . Incluso, agregó Brylawski, citando un documento escrito por Berliner, anticipó que las generaciones futuras registrarían sus recuerdos (sonido, imagen) en discos.
Por supuesto, ya no usamos discos de pasta. Pero luego de muchos cambios tecnológicos, Emile probó estar en lo cierto. Sin discos ni vinilo ni pasta ni láseres, hoy llevamos en el teléfono nuestra vida entera . Que el disco sea en realidad un chip de memoria es lo de menos. Emile estaba en lo cierto.
Llegan los álbumes
Esta visión de Berliner es importante, porque más allá de que mientras Edison apostó por los cilindros y él prefirió los discos ( ambos formatos compitieron durante un tiempo ), la tecnología de base era la misma . El diseño del medio de almacenamiento era lo que iba a cambiar la historia.
Pero visitemos un momento la tecnología que se usaba en aquella época para registrar sonido (y que se sigue usando, al menos en la última etapa, para grabar vinilos hoy). El método, como se sabe, era analógico . Pero estábamos en las últimas dos décadas del siglo XIX , y por lo tanto faltaban 100 años para las primeras computadoras personales y 75 para la primera computadora electrónica de propósito general ( ENIAC , en 1946 ). De modo que decir que los discos de Berliner eran analógicos, aunque es cierto, es también enteramente redundante. Recién un siglo después, los vinilos, que eran sus descendientes, darían paso a otra forma de registrar el sonido, los bits, las grabaciones digitales , el disco compacto . Bueno, de hecho todo lo que consumimos hoy es digital, desde los viejos MP3 hasta Spotify y cualquier cosa que se transmita por Internet, radio o TV . Clara y distinta, la palabra ALBUM aparece sobre el índice de esta colección de doce discos, cada uno con dos canciones. Forma parte de mi discoteca y, aunque no aparece la fecha en ninguna parte, calculo que tiene entre 60 y 70 años
Que una señal sea analógica significa simplemente eso, que se emplea alguna variable para registrar o transmitir de forma análoga (o sea, semejante ) otra magnitud, y que ese registro o esa transmisión son continuos . Por ejemplo, para la época en la que Berliner se pone con los discos, ya se había descubierto que era posible grabar la frecuencia del sonido (y otras características, en rigor) como surcos creados por una aguja sobre un material blando . El movimiento de la aguja era continuo y análogo a las características del sonido que había recibido el micrófono; al principio, basado en simple transmisión mecánica.
A pesar del monumental (y por completo inútil) debate sobre si los vinilos son o no mejores que los discos compactos , la comparación carece de asidero, porque no hay puntos de contacto entre ambas tecnologías. En el caso de la música digital, las características del sonido no se transforman en una señal análoga y continua, sino en bits, en números . Podría decirse, solo con intención diplomática, que ambas tienen sus ventajas y sus desventajas . Pero solo por diplomacia; en la práctica, no tienen nada que ver la una con la otra. Además, la grabación y edición de discos puramente analógica empezó a desaparecer en la década del ‘70 , por lo que esto de transformar información en bits es la regla, incluso si escuchamos vinilos.
Esa es otra discusión, una que siempre despierta encendidas (incluso, inexplicablemente, violentas ) polémicas , pero está por completo fuera del horizonte de este artículo, porque en esa época nadie podía plantearse analógico versus digital. Era el siglo XIX y solo existía lo analógico, que ni siquiera se llamaba analógico . Pero Emile tuvo una visión genial. Los cilindros de Edison estaban bien, pero eran demasiado voluminosos , y Berliner había previsto un futuro en el que los discos se coleccionaran en álbumes . Que fue exactamente lo que pasó; un álbum era una colección de varios discos, porque, al revés que ahora, en cada disco entraba una canción por lado, de no más de 5 minutos (y tengo discos que solo están grabados de un lado). Para constituir un álbum tenían que ser planos (no podés armar un álbum de cilindros), y por razones que hoy son obvias (no siempre lo fueron), el medio debía girar sobre un eje central para que la aguja siguiera el surco de la forma más eficiente . O sea, un disco.
Con la asistencia y también con varias ideas de Eldridge Johnson , que era ingeniero , el gramófono de Berliner empezó a tomar forma. El 8 de noviembre de 1887 recibió la patente 372.786 , y poco más de seis meses después, el 15 de mayo de 1888 , la 382.790 ; ambas definen el nacimiento del disco de pasta . Que al principio era de goma endurecida y luego de nitrato de celulosa (popularmente conocido como celuloide ), hasta que en 1895 ambos materiales fueron reemplazados por la goma laca . Es decir, eso que llamamos "pasta". Faltaban casi 40 años para que naciera mamá y 34 para la Gran Depresión , cuando la producción de discos en Estados Unidos se detuvo por completo; fue, con la Segunda Guerra Mundial, quince años después, uno de los motivos por los que las compañías discográficas, que ya estaban para entonces establecidas, empezaron a buscar alternativas y llegaron al vinilo . Hubo, por supuesto, una guerra de formatos , como otra media docena que vimos a partir de entonces. El gramófono puede reproducir el sonido grabado en discos de pasta sin el uso de electricidad (en serio)
La RCA Victor fue el resultado de la fusión de la Berliner Gramophone con la Victor Talking Machine Company de Johnson. Su historia desde 1920 en adelante tiene una serie de meandros y hoy está en manos de Sony .
Ocho toneladas de música
En 1914 , Emile sufrió una crisis de nervios y tuvo que parar. Quince años atrás había intentado trasladar su compañía de discos, originalmente fundada en Alemania , a Estados Unidos. Lo consiguió entre 1892 y 1894 . Ahora, la salud le pasó factura por todos esos años de trabajar un millón de horas por día. Otros 15 años después, el 3 de agosto de 1929 , Berliner falleció de un ataque cardíaco, en Washington . Tenía 78 años , pero su idea resultó eterna . A la vez simple y extraordinaria, todavía hoy, cuando buscamos música en Spotify, las obras se listan como álbumes. Tenemos canciones sueltas , claro, y también playlists , pero el concepto de álbum perdura . Tendemos a pensar que un álbum es un vinilo de alrededor de 200 gramos (con carátula y todo) o un disco compacto ( 100 gramos, redondeando ), pero no. En el origen, los álbumes tenían -por ejemplo- doce discos, y el peso total era de 3,1 kilogramos ( tapas de cartón y sobres internos incluidos) . O sea alrededor de 250 gramos por canción . En resumen, 150 años después , todas las pistas que tengo en mi biblioteca de música pesarían, usando aquella tecnología, casi 8 toneladas . Pero la canción sigue siendo la misma que imaginó Emile en 1888.