Miércoles, 21 de Mayo de 2025

Devuélveme el rosario de mi madre

PerúEl Comercio, Perú 21 de mayo de 2025

Por PhD en Sociología

Cuando nos sucede algo muy difícil o trágico buscamos explicaciones varias, una de las principales es la religión

Por PhD en Sociología



Cuando nos sucede algo muy difícil o trágico buscamos explicaciones varias, una de las principales es la religión. Es así porque nos trata de explicar lo inesperado y los vaivenes del destino. La religión además nos enseña que lo trágico es parte de la vida y muchas veces son pruebas que nos pone Dios para probar nuestra fe.





De niño era bastante religioso. Inclusive, estuve contemplando ser sacerdote. Sin embargo, mi educación religiosa se dio en un momento de cambios en la institucionalidad y práctica de la fe. Para mi generación, la religión dejó de ser un fenómeno mágico para convertirse en un sustento para la acción sociopolítica. Dejó de ser un campo conservador para convertirse en una fuente del progresismo social. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, fueron las iglesias protestantes las que impulsaron las movilizaciones en favor de los derechos civiles teniendo con una de las figuras principales a Martin Luther King y otros pastores de la fe.





En América Latina, encontrábamos a los sacerdotes trabajando y viviendo en los barrios pobres esto era un símbolo del compromiso hacia los demás. En términos intelectuales y académicos, Jesús era parte de una visión de cambio bajo la teología de la liberación. A su vez, los fieles fueron dejando de lado los elementos más místicos de la religión: la estampita, el escapulario y el relicario, en su lugar, nacieron los sacerdotes guerrilleros y los obispos progresistas mártires. Los partidos políticos cristianos de izquierda se convirtieron en la base de la fe de mi generación.





Creo que, con la devaluación de la política y la acción social como una parte importante de la identificación de los jóvenes esta se unió a la pérdida de confianza en las instituciones. La derecha religiosa se ha apropiado de nuevo de lo que representa la religión en el mundo de las ideas y como justificación para la acción. Eso lo vemos en el caso de nuestros políticos y cómo se apropian en forma populista de los símbolos y rituales religiosos a pesar de las ofensas y crímenes que cometen.





Algunos jóvenes perdieron la fe al mismo tiempo en que desaparecía el proyecto político, mientras que otros regresaron a la religión de sus padres, es decir, a la ortodoxia de la represión, la inflexibilidad e incomprensión; la mayoría, sin embargo, ha pasado más bien a un escepticismo total.





¿Qué tipo de liderazgo podríamos esperar de León XIV? Esa es la gran discusión actual. Por suerte parece que será un defensor del vulnerable y marginado; aunque recién asume el papado, parece que tomará un camino misionero y de acción social. Justo lo que se necesita en un mundo cada vez menos espiritual, empático y comprometido. Así que devuélveme el rosario de mi madre y de mi juventud.

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