Domingo, 01 de Junio de 2025

Bailó para Lady Di y Elton John, renació gracias a la ayahuasca y ahora trae su show de tango a Uruguay

UruguayEl País, Uruguay 22 de mayo de 2025

Antes de presentar "Libertango" en Enjoy y el Sodre, el coreógrafo argentino Iñaki Urlezaga charló con El País sobre su camino artístico, su transformación con la ayahuasca y su especial vínculo con el tango.

La música está en su vida desde antes de que pudiera balbucear. Iñaki Urlezaga nació con el canal auditivo estrecho y, según cuenta su familia, lloraba desconsoladamente por los intensos dolores de oído. Se golpeaba la cabeza contra la almohada hasta que su madre descubrió un remedio infalible: la música clásica. Las melodías de Mozart, Bach o Vilvaldi se convirtieron en un bálsamo para ese bebé que, sin saberlo, empezaba a delinear una vida atravesada por la danza.

Ese mismo niño que se trepaba como un monito a la barra del teatro cuando acompañaba a su tía bailarina, que improvisaba coreografías en el patio de la escuela o en el fondo de la casa de su abuela, rompió con el mandato familiar todos son médicos y se convirtió en un artista internacional.


La realidad superó todo lo que alguna vez soñó. A los 9 años ingresó al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón; a los 15, se mudó solo a Nueva York para perfeccionarse en la School of American Ballet. Luego vivió más de una década en Londres, y deslumbró en escenarios como el Royal Opera House y el Bolshói. Bailó para la realeza británica, Elton John, Rod Stewart y otras celebridades.

Fue en el exterior donde el tango lo atravesó por completo. Era adolescente, estaba solo, necesitaba sentirse más cerca de casa, y ese género rioplatense se convirtió en su refugio.

Ahora, Urlezaga llega a Uruguay con Libertango, un espectáculo bajo su dirección artística que rinde tributo a Astor Piazzolla y a las grandes melodías del tango.

"El año pasado se cumplieron 50 años de 'Libertango', por eso empieza y termina con esa obra, pero también homenajea a otros autores. Son las grandes melodías tangueras a través de la danza. Son venas abiertas para traspasar", resume Urlezaga en diálogo con El País.

El espectáculo se presenta el 31 de mayo en Enjoy Punta del Este (entradas en Suticket) y el 1° de junio en el Auditorio Adela Reta (Tickantel).

En entrevista con El País, Iñaki Urlezaga habló sobre su búsqueda interior a través de la danza y cómo la ayahuasca lo ayudó a profundizar en su conciencia. También reflexionó sobre lo que significó romper con el mandato familiar para seguir su verdadera vocación: el arte.


Empezaste a bailar en simultáneo a hablar, ¿recordás el momento en que la vocación empezó a asomar?
Mi tía era bailarina y me llevaba al teatro. Me trepaba a la barra como un monito, aunque no llegaba, y la gente decía: "Este nene va a bailar". A los cinco ya estudiaba danza. Fue una vocación muy definida.

Creciste en una familia de médicos, ¿sentís que rompiste un mandato?
No me atrevo a decir que lo rompí, porque nunca existió para mí la posibilidad de ser médico, aunque a mi papá le hubiera encantado. Nací artista: si no hubiera bailado, hubiera escrito o dirigido cine. La medicina abraza al ser humano, pero no de la forma en que yo necesitaba hacerlo.

¿Y de qué forma era esa?
Moviéndome. Con el lenguaje del cuerpo. La danza contagia emociones de manera no verbal. Es una forma de existir, y a mí me da felicidad poder ser, a veces, no verbal.

¿Fue una lucha que aceptaran tu vocación?
No. Mis padres fueron felices con sus profesiones y eso allanó el camino. No era lo esperado, pero acompañaron mi deseo. Aunque existía el prejuicio de "¿con qué vas a llenar la heladera?".

¿Cuánto tuvo que ver tu tía bailarina?
Muchísimo. Me acercó a la cultura y a la buena formación desde chico. En esta profesión, a los 8 años ya estás muy involucrado y sin tiempo para perder. Los primeros maestros tienen que ser los más rigurosos porque se está moldeando tu psiquis y tu cuerpo.

Venís a Uruguay con Libertango. ¿Por qué Piazzolla?
Porque me atravesó cuando me fui a vivir afuera, a los 15 años. Era la manera de estar cerca de Buenos Aires y los afectos. Fue como un exilio elegido, porque me fui por vocación, pero igual extrañás tu idioma, tu ciudad, tu familia, tus amigos. Fue como cambiar de pecera.

Bailaste para Lady Di, la reina Isabel, Elton John. ¿Cómo viviste ese reconocimiento?
No me marcó tanto. No sentí que trabajaba para los reyes. Es una noche, una ceremonia linda, una foto. pero al otro día, la vida sigue. No te cambia.

Raw Html¿Y con los artistas?
Es distinto. Cómo miran el mundo, lo que creen, cómo se visten, las reacciones. Son seres extraordinarios. Bailé seguido para Elton John. Con Rod Stewart también coincidí. En Hampton Court había espectáculos al aire libre y nos cruzábamos. El intercambio era mínimo, pero lindo.

¿Te pesó viajar tanto y no tener un domicilio fijo?
Vivir en hoteles es impersonal. No es grato. Necesitás el hogar, tus olores, tu biblioteca. Sin eso, perdés el arraigo.

¿Pudiste construir un hogar al retirarte?
Sí, porque me agarró la pandemia y estuve dos años mirando el techo. Fue un sacudón.

¿Con qué conectaste?
Conmigo. La disfruté. Si me agarraba en plena carrera, me hubiera vuelto loco, pero me vino bien.

¿Cuál fue la mayor satisfacción que te dio la carrera?
Ir hacia mí. La manera que elegí hacer el trabajo artístico fue como búsqueda interna. El arte es un camino de autoconocimiento.

Buscaste respuestas más allá de la danza, incluso probaste ayahuasca. ¿Por qué?
Sentía que no me conocía del todo. Soy curioso. La ayahuasca amplía la conciencia, te lleva a un estado mucho más elevado. Lo hice varias veces.

¿Y qué te aportó?
Mayor profundidad, y me conocí mucho más. Entrar en tu inconsciente te hace ser mucho más comprensivo de vos y de los porqués de la vida. Más contemplativo.


¿Fuiste feliz antes de eso, en medio del éxito?
Sí, porque fueron elecciones que tomé. Pero el éxito a veces trae mucho ruido y eso distrae. Tiene cosas fabulosas y otras tremendas. Todo se exalta.

¿Cuesta mantener los pies en la tierra?
Sí. Pero siempre fui consciente y no me llevó puesto. Trabajé para no perderme.

¿Qué descubriste en las regresiones a vidas pasadas?
No tuve grandes revelaciones. Tampoco con los Registros Akáshicos, pero lo probé.

Fuiste violinista en otra vida, ¿no?
Sí, y no es casual. Siempre empiezo mis espectáculos eligiendo la música.

¿Hiciste terapia también?
Muchos años. Tuve una terapeuta no convencional que me llevó a la bioenergética y tomé contacto con otro tipo de sensibilidad. Es muy reveladora. La recomiendo.

¿Qué has sanado?
A mí.

¿Qué le dirías a ese niño que bailaba en el fondo de la casa de su abuela?
Bien hecho el camino elegido.

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