Solo Mónaco puede
Este fin de semana, en Montecarlo, se pone en marcha un nuevo Gran Premio de Mónaco, el circuito callejero que por sus características es único e irremplazable
Este fin de semana, en Montecarlo, se pone en marcha un nuevo Gran Premio de Mónaco, el circuito callejero que por sus características es único e irremplazable.
Su primera versión se disputó en 1929, mucho antes de que el campeonato europeo de autos GP se transformara en el Mundial de Fórmula 1, en 1950. En casi un siglo hay sectores que nunca cambiaron, como la curva de St. Devote o el viraje de Loews, antiguamente conocido como la curva de la estación. El tradicional túnel se mantiene en su lugar, pero ha crecido y ahora es el cimiento de un gran hotel.
Las angostas calles del Principado la hicieron desde siempre una carrera con poquísimos adelantamientos, exacerbado ahora con los autos más voluminosos de los que se tenga memoria. Casi como anécdota, el último cambio en la pista por la primera posición fue en 1996, cuando Damon Hill adelantó a Jean Alesi, aunque Alesi estaba con neumáticos de lluvia en una ruta que comenzaba a secarse y Hill calzaba slicks (gomas lisas). De paso, ninguno de los dos terminó la carrera. A partir de entonces, solo distintas estrategias de paradas en boxes permitieron alguna alternativa en el resultado. Sumando el hecho de que los actuales bólidos casi no fallan, terminan en el orden que partieron, por lo que la carrera se define el sábado en la clasificación. El ganador de la pole puede celebrar por anticipado.
Como por otra parte las bajas velocidades y el tipo de asfalto provocan que los neumáticos sean poco exigidos, una sola parada es la opción generalizada, con lo que el abanico de estrategias ha sido aún más limitado.
Por todo esto, para esta edición hay dos modificaciones que podrían agregar algún condimento a la carrera. Por una parte y por exigencia del reglamento de la carrera, será obligación usar al menos tres juegos de neumáticos, lo que obliga a dos paradas. Y por el lado de las gomas, desde la pasada fecha en Imola a los cinco compuestos dentro de los que se eligen los tres tipos a utilizar durante el fin de semana, se agrega un sexto extremadamente blando y que sin duda en el Principado será el de clasificación, con la incertidumbre de su duración, la que se podrá estimar luego de las primeras pruebas libres. Por lo menos será otro factor para tener en cuenta, y quien lo lea mejor podría obtener una ventaja.
Si consideramos la infraestructura, con los pits más estrechos del calendario, así como el nulo espacio para "perdonar" un error conductivo, el que Mónaco siga en el calendario se explica por su historia, su entorno, sus yates y el ambiente luminoso de ricos y famosos. Las carreras en general son lineales y monótonas, pero Mónaco es Mónaco y fin de la historia.
Para los que quieran un espectáculo impredecible y de resultado incierto, el domingo al mediodía se corre las 500 Millas de Indianápolis, que es la antítesis del GP de Mónaco. Tal es así que la pole la ganó un piloto debutante: el ruso-israelí Robert Shwartzman, en un equipo también debutante, el italiano Prema.
Shwartzman fue campeón en 2019 de la FIA F3 y en 2021 disputó codo a codo el campeonato de FIA F2 con nada menos que Oscar Piastri, quedándose al final con el subcampeonato. En 2022 y 2023 fue piloto reserva de Ferrari en F1 y ahora acompaña el desembarco de Prema en Estados Unidos. O sea, no debería sorprender su debut en Indy; talento tiene de sobra.