Viernes, 06 de Junio de 2025

La película uruguaya que transforma una despedida dolorosa y real en un testimonio luminoso sobre la muerte

UruguayEl País, Uruguay 5 de junio de 2025

Está en cartel, "La fábula de la tortuga y la flor", el segundo largometraje de Carolina Campo Lupo que narra la historia de Eliana, la mejor amiga de la directora y de su enfermedad

En La fábula de la tortuga y la flor, Carolina Campo Lupo abre su corazón. En su segunda película como directora (la primera fue El hombre congelado en 2017), la también productora (Ni siquiera las flores de Mariana Viñoles, por ejemplo) va por una historia bien personal: la muerte por cáncer de Eliana, su mejor amiga y mamá de dos dos chicos.

El documental, surgido como testimonio de una despedida, sigue sus charlas de amigas y madres en grabaciones que parecen domésticas pero que van revelando un universo. Eliana es una heroína que atraviesa ese final con una entereza que Campo Lupo convierte en homenaje y duelo llenos de luz.

La fábula de la tortuga y la flor está en cartel en Cinemateca Uruguaya y en Life Alfabeta.

Sobre ella Campo Lupo charló con El País.


¿Era una película necesaria para usted?

Me pasa en general que no voy a buscar mis película, si no que vienen a buscarme. En La fábula... es muy claro y tiene un origen muy fuerte. Eliana fue mi amiga por casi 30 años. Un día estábamos en una caótica plaza de comidas y ella estaba mal de la pierna. Sabíamos que algo no estaba bien y se puso a llorar en medio del bullicio y me dijo que sabía que se iba a morir, pero que no se lo podía decir a nadie más. Ahí pensé "¿qué hago con esto? ¿Cómo la acompaño?" Entonces le propuse darle una cámara para que se filme. En la película está cómo ella empieza a probar eso y cómo no se siente cómoda y me pide que lo haga yo. No fue una imposición.

Ahí no había una película...

No, solo un mecanismo para sobrellevar algo que no entendíamos muy bien. El cine es una herramienta para entender lo que nos pasa, al mundo, lo que nos rodea. Instintivamente lo estaba usando para eso y de a poquito, esto que eran pequeñas filmaciones esporádicas se convirtió en una narrativa. Me di cuenta que me trascendía, que nos trascendía, en ese dolor, y que podía tener un valor fuera de nosotras: que podía llegar a otras personas. Todos, en algún momento, atravesamos algo así y tenemos muy poca información de cómo hacerlo. La educación emocional está en un debe muy grande. Entonces pensé en guardar porque podría convertirse en una manera de sobrellevar algo así. Y con una historia de amistad muy fuerte.

https://www.youtube.com/watch?v=vqtmZYsA5xY&ab_channel=LIFECinemas
¿Cómo encontró la forma?

Filmar una película y estar atravesando esto era muy difícil. Me costaba tomar decisiones de dirección. Era muy duro, tenía muchas contradicciones. Pensaba: "¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Debo hacerlo?". Al principio era instintivo. Luego entendí que tenía que introducir elementos que fueran importantes en el proceso e intentar capturar la emoción del momento. Me di cuenta de que, para registrar esa emoción, tenía que explorar otras cosas. No solo lo narrativo, sino elementos que pudieran transmitirlo. La película fue incorporando cosas en un proceso intuitivo, desordenado. Cuando llegamos al montaje (con Guillermo Madeiro), había pasado un año desde la muerte de Eliana. Me costaba muchísimo mirar el material. Había imperfecciones que odiaba. ¿Qué director quiere que su película tenga fuera de foco o encuadres mal hechos? Pero entendí que esas imperfecciones también hablaban de la emoción a rescatar. Así fuimos descubriendo de a poco la forma de la película.

¿Qué quería contar?

Había unos lineamientos: quería hablar de esta sensación, del valor de la cotidianidad, de la fuerza de la naturaleza, que sigue su curso mientras nosotras nos desmoronamos. Y la manera de articularlo fue apareciendo despacito.

La maternidad tiene un papel muy importante en la película.

Esos cuatro niños son muy importantes en la vida de Eliana y en la mía. Y no son espectadores, están construyendonos a nosotras, atravesando esto, filmando, eligiendo, corrigiéndonos, interpelándonos con las cuestiones de la muerte también. Y cuidándonos. Era aceptar la fragilidad de mi personaje y el valor que tienen los niños también en la vida de los adultos. Era construirlos como compañeros y no como espectadores de sus madres.

La película es un documental pero se llama La fábula de la tortuga y la flor, ¿cómo es eso?

Para mí los nombres aparecen antes que las películas y nunca más se los puedo sacar porque imprimen ciertas cosas. Tenía la necesidad de que esto fuese de alguna forma como las fábulas de Esopo, donde hay dos seres del universo natural que atraviesan un conflicto humano y de alguna manera lo resuelven. Esa es la propuesta de la película. Tenemos estos dos seres, la tortuga y la flor y ahí la gente interpreta como quiere quién es quiény les presento un cuento que es nuestro cuento que está muy vinculado al universo natural, o sea, donde nosotros podemos ser una plantita y un animal rodeadas de mar y gaviotas y lechugas y lo que sea, y niños y vida, y atravesamos este conflicto y de alguna manera llegamos acá. Entonces era pensar en esa fábula que nos trae en la niñez y que además separa la película de esta cosa tan brutal que es la historia.
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