Remezón de remesas

Camilo Pérez-Álvarez
En los 12 meses a mayo de 2025 llegaron al país más de US$12.500 millones por cuenta de las remesas de los trabajadores colombianos que están establecidos en el exterior. Esta fuente de recursos se sigue consolidando como el segundo flujo más relevante de llegada de dólares al país, y a su vez como un importante soporte del consumo de los hogares. Antes de la pandemia, el flujo de remesas rondaba los US$7.000 millones por año, pero en 2025 seguramente superará los US$13.000 millones, acercándose cada vez más a los US$15.000 millones que llegan al país por cuenta de las exportaciones de petróleo. Incluso, la dinámica podría ser mejor este año, si los colombianos que viven en Estados Unidos continúan acelerando el envío de remesas, anticipándose al potencial impuesto de 3,5% a la salida de recursos de dicho país que podría entrar en vigencia en 2026. De implementarse, y todavía falta que la propuesta pase por el Senado norteamericano, podría representar una reducción de hasta US$250 millones en las remesas provenientes de EE. UU. Aunque este monto es reducido dentro del total, los colombianos que dependen de los recursos que provienen principalmente de Estados Unidos se verán afectados, mientras que aquellos que reciben recursos de otros países poco lo notarán. Cabe recordar que 53% de las remesas se originan en Estados Unidos, 16% en España y 4% cada uno en Chile y Reino Unido. Más allá de lo anterior, el buen desempeño de las economías originadoras, no solo en crecimiento sino también en empleo, respaldan crecimientos en las remesas de casi 10% en dólares este y el próximo año. Aterrizando en pesos, la tasa de cambio jugará un papel determinante, haciendo que la dinámica sea mayor o menor si el peso pierde o gana frente al dólar. Este comportamiento, contrario al de los precios de los bienes importados, ayudará a que el consumo de los hogares sea algo más resiliente hacia adelante. En todo caso, suponiendo una tasa de cambio estable, las remesas seguirán pesando alrededor de 3% del PIB, un aporte sustancial al consumo de los hogares, pero distante de la relevancia que tienen en otros países de América Central donde llegan a superar hasta el 20% del PIB. Regiones como el Valle del Cauca (26%), Cundinamarca (incluyendo Bogotá 17%) y Antioquia (16%), que tienen las mayores participaciones en la recepción de remesas, seguirán viendo un impulso adicional en el consumo de sus hogares. En el mediano plazo, impuestos como el de Estados Unidos, así como políticas migratorias más estrictas, podrían ser un factor de disuasión para futuros migrantes, o bien generar incentivos para optar por otras latitudes. En todo caso, mientras los colombianos que viven en el exterior se mantengan en los niveles actuales, el flujo por este concepto seguirá siendo relevante, a la entrada de dólares y al consumo de las familias.
Investigaciones Economicas y Análisis de Mercados Banco de Bogotá.