Pólvora mojada

Diego Prieto Uribe
Se le mojó la pólvora al presidente Trump en su guerra comercial contra el resto del mundo. Trump, para justificar los cantinflescos aranceles decretados el 3 de abril, día de la independencia, anunciados en tablas como las tablas de la ley de Moisés cuando bajó del monte Sinaí, así como los aranceles a Canadá, México y China para parar el tráfico de fentanilo, invocó una ley de emergencia internacional. Los jueces de una desconocida corte se preguntaron: ¿Tiene el presidente la facultad de decretar esos aranceles bajo dicha ley? Según la ley de emergencia, para invocar la facultad para adoptar medidas para hacer frente a una emergencia internacional, se tienen que cumplir tres requisitos simultáneamente: i) tiene que haber una amenaza, ii) la amenaza tiene que ser un hecho sobreviniente, y iii) tiene que haber una relación directa entre la medida (los aranceles) y la amenaza. El decreto de Trump no cumple con ninguno de esos requisitos. De un lado, ¿cómo un arancel del 25% adicional a todo el universo de productos elimina el tráfico de fentanilo?, y del otro, ni el déficit comercial de EE. UU., ni el tráfico de fentanilo son hechos sobrevinientes, son fenómenos de vieja data. La administración se defendió manifestando que necesitaba esos aranceles como herramienta de negociación, pero dicha ley no contempla ese uso. El fallo adverso de la Corte Internacional de Comercio inclina la mesa de negociación del lado del resto del mundo, pues el punto de partida de la negociación son aranceles sub judice. Este fallo va a aterrizar en la Corte Suprema donde Trump tiene mayoría. Cabe pensar que el futuro fallo de la Corte no tenga color político, pues se trata de resolver hasta dónde llega el poder discrecional del presidente, es decir, la decisión trasciende la presidencia de Trump. El 14 de julio vence el plazo para culminar las negociaciones con la Unión Europea, y el 8 de julio con el resto del mundo, excepto China. Washington rechazó la oferta de la UE de reducir bilateralmente al 0% los aranceles para bienes industriales, lo cual significa que el problema con ellos no es arancelario. Washington busca, entre otras cosas, que la UE homologue los estándares de seguridad de los automóviles gringos, que no prohíba el comercio de animales criados con hormonas, que reduzca el IVA del 19% pues lo considera un arancel cuando el bien es importado. Todas son líneas rojas. Las negociaciones con el resto del mundo andan a paso de tortuga ¿Qué nos ofrecen?, les preguntaron los negociadores gringos a los japoneses ¿Ustedes qué quieren?, respondieron estos. La actual política arancelaria de EE. UU. es caótica, y depende del humor de Trump. Es complicadísimo saber cuál es el arancel para un bien, pues, por ejemplo, el arancel del 25% para la importación del aluminio y el acero se cobra también a todo lo que contenga aluminio y acero. Adicionalmente, las excepciones a los aranceles son muchísimas, los cambios son frecuentes, y la incertidumbre es total.
Experto en comercio internacional.