Vacunas en adultos mayores: una medida de prevención indispensable
E l cambio demográfico en nuestro país conlleva desafíos en diferentes dimensiones de la vida de las personas, siendo la salud del grupo de adultos mayores una de las prioridades más importantes
E l cambio demográfico en nuestro país conlleva desafíos en diferentes dimensiones de la vida de las personas, siendo la salud del grupo de adultos mayores una de las prioridades más importantes. En particular, aquellos con enfermedades crónicas, que ante una condición de enfermedad aguda son especialmente vulnerables a presentar importantes descompensaciones de su frágil equilibrio.
Un factor común para todos los adultos mayores es que las infecciones pueden cambiar definitivamente su estado de salud a partir del episodio agudo, requiriendo mayores cuidados, incluidas hospitalizaciones, pérdida de capacidades físicas, deterioro de su calidad de vida y en algunos casos pueden llegar a fallecer como consecuencia de la severidad del cuadro o sus complicaciones. Esta evolución es favorecida por la menor reserva funcional y déficit inmunitario propio de la mayor edad de este grupo.
Las vacunas son una herramienta fundamental en la prevención de infecciones, y así como en los niños las tenemos muy incorporadas, cada vez es más relevante su uso sistemático en los adultos mayores. Fruto de un trabajo consistente, impulsado por las autoridades y los sistemas de salud, durante los últimos años se ha difundido ampliamente la importancia de la vacuna anual de influenza. Pero a pesar de estos esfuerzos, aún las tasas de vacunación están bajo lo deseable, cifras recientes nos señalan que solo un 59,58% de las personas mayores de 60 años se ha vacunado contra la influenza este año.
La vacunación para evitar covid-19 sigue vigente, en especial en este grupo. Pero las tasas de cobertura están muy bajas: apenas un 17,47% en este grupo etario, según datos del Minsal. Una importante novedad en el área de los virus respiratorios es la reciente incorporación de la vacuna contra el virus respiratorio sincicial, que ha marcado un hito en la protección de los adultos mayores frente a enfermedades respiratorias graves. Se recomienda a las personas de 75 años o más o aquellos entre 60 y 74 años que presenten un riesgo incrementado de infección severa condicionado por enfermedades pulmonares o cardíacas crónicas.
Otras vacunas relevantes para este grupo son: la vacuna contra el neumococo, bacteria causante de neumonía y otras infecciones graves como meningitis o sepsis; el refuerzo de dosis de tétanos, difteria y coqueluche, incluidos en la vacuna dTpa, y la vacuna contra el herpes zóster, infección que puede generar varias limitaciones e incapacidad por los intensos dolores neurálgicos que pueden permanecer por períodos prolongados.
Invitamos a médicos, adultos mayores y sus familias a conversar estos temas durante sus controles, fomentando la prescripción de las vacunas como una herramienta segura para lograr que nuestras personas mayores disfruten de una vida más sana.