Con goles en momentos claves de Ignacio Sosa y Maxi Silvera, los Mirasoles vencieron a los Bohemios después de un muy mal primer tiempo que lograron revertir.
Peñarol estaba deseando que finalizara el primer tiempo. No la había pasado bien, se había visto superado por Wanderers, y seguramente el rezongo de Diego Aguirre a sus jugadores iba a ser grande. Es que los aurinegros no se fueron perdiendo solamente por la mala puntería de los Bohemios, y por la falta de un "9" goleador en el rival. Pero el gol de Ignacio Sosa en la última pelota del primer tiempo cambió todo: la charla, el trámite del juego, la confianza, los ánimos y el desenlace. Fue 2-0 a favor de Peñarol en el CDS, pero con un trámite, por lo menos, curioso.
El equipo de Alejandro Apud manejó muy bien la pelota, proyectó a los carrileros Sebastián Figueredo y Andrew Teuten y generó tres situaciones muy claras que no aprovechó: un mano a mano de Zeballos a los 9', un cabezazo del número 19 al palo (se anticipó a Guillermo De Amores) y otro remate de Zeballos que se perdió apenas afuera tras un error en la salida de Leo Fernández. Después hubo varias aproximaciones (como una de Martín Suárez que quedó solo en el punto penal para definir, y la pasó), pero Wanderers pecó de la mala definición o en el último pase.
Aguirre hizo cinco cambios. Lo explicó en conferencia: fue por la cercanía y el desgaste del partido con Liverpool, y para ver en acción a jugadores a los cuales no le había dado tanta participación. Pero las variantes no le hicieron bien, porque el Mirasol fue un equipo endeble en defensa (el mejor por escándalo fue Nahuel Herrera, que cortó varios avances peligrosos), sin protagonismo por las bandas -muy bajos rendimientos de Diego García y Leandro Umpiérrez- y sin un "9" de referencia, porque no es la posición de Héctor Villalba, que quedó expuesto al quedar prácticamente al margen de la construcción del juego. El argentino sí participó de la jugada del gol cuando Mauro Silveira le atajó el mano a mano que derivó en el rebote para el tanto de Nacho Sosa.
Hasta ese momento, Peñarol tampoco había dado pie en la mitad de la cancha, porque Eric Remedi volvió a tener un bajo rendimiento como en Belvedere, y Sosa había quedado muy solo ante los tres jugadores de Wanderers en ese sector de la cancha.
Pese a todo esto, el partido se "murió" al minuto del complemento, cuando Maximiliano Silvera aprovechó una pelota suelta en el área luego de un córner para sentenciar el 2-0 y demostrar que en este Peñarol es titular indiscutido, y que al equipo le falta un buen suplente para lucharle ese puesto.
Peñarol no necesitó más de dos tiros certeros al arco para ganar -y hasta con tranquilidad en el final- y callar las voces que decían que la Tabla Anual ya está casi sentenciada. Faltan 16 partidos para sumar y el Carbonero está a nueve de Nacional: no baja los brazos. Para Wanderers fue demasiado dos goles de diferencia, aunque Nicolás Ferreira se fabricó la suya y De Amores evitó el descuento. Fue un 2-0 mentiroso, pero lo único que vale son los goles.