"Casa de muñecas 2: El retorno de Nora", segundas partes pueden ser buenas

A pocos días de terminar la temporada de una nueva versión de "Casa de muñecas", del noruego Henrik Ibsen, llega a la cartelera local la relectura y continuación de esa clásica obra, que en 2017 hizo el dramaturgo estadounidense Lucas Hnath, quien estrenó ese año "Casa de muñecas 2: El regreso de Nora" en California, que luego pasó con mucho éxito a Broadway y de ahí a diversos países.
No es necesario haber visto la obra de Ibsen, de 1879, para adentrarse en esta secuela. De entrada, se conoce que Nora Helmer (Katty Kowaleczko) regresa después de 15 años al que fuera su hogar, tras abandonar a su esposo Torbaldo (Jaime Omeñaca) y a sus tres hijos, dejándolos a cargo de la niñera Anne Marie (Mónica Carrasco). Nora adopta esa drástica decisión, que rompió con las convenciones de la época, buscando su independencia y ser ella misma, al no aceptar el rol de esposa sometida y, de paso, cuestionando la institución del matrimonio. Ahora, que es una exitosa escritora de literatura femenina, bajo un seudónimo, vuelve al enterarse de que su marido no hizo los trámites del divorcio, por lo cual siguen legalmente casados, con las consecuencias que ello tiene para su nueva vida. Para lograr que Torbaldo revierta su actitud pide el apoyo de Anne Marie y de Emmy (María Florencia Crino), su única hija, a quien apenas conoce, ya que la dejó siendo muy pequeña.
Hnath hace una inteligente vuelta de tuerca al texto de Ibsen, y enfrenta a Nora a los efectos de su decisión. Además, en sus interacciones con su niñera e hija, se aprecian las brechas generacionales con una y otra.
Bajo la dirección del actor Iván Tobar ("Desmontando a Shakespeare"), este drama psicológico tiene un buen desarrollo, básicamente por su texto y el desempeño de la mayor parte del elenco. Katty Kowaleczko vuelve a entregar una sólida interpretación. Representa a una Nora decidida y a la vez contenida, a raíz de sus actos. Le aporta expresividad y adecuadas inflexiones de voz, que hacen que su rol sea profundo y creíble. María Florencia Crino sorprende en el papel de la hija, que pese a cuestionar a su madre tiene mucho de ella. Y Mónica Carrasco, como Anne Marie, encarna a una mujer que también ha debido postergar su vida en beneficio de otros. La intérprete demuestra que es mucho más que la Silvita de "Los Venegas", serie por la que se la recuerda, y que es una muy buena actriz de carácter, poco aprovechada en este género. En tanto, Omeñaca aparece como el más débil. A su rol le falta fuerza y aplomo. En muchos momentos aparece más en una tecla de comedia, y no en la de un hombre que ha pasado por lo que este, y más en esa época, fines del siglo XIX.
La escenografía es simple, por no decir pobre. Solo la componen un par de sillas, un escritorio, un perchero y una puerta al centro. La lámpara que permanece en el suelo a un costado no tiene una explicación comprensible. Un punto alto es el vestuario de época de Roger Landaeta.
"Casa de muñecas 2: El retorno de Nora", de una hora y 35 minutos de duración, hecha por tierra el dicho y demuestra que las segundas partes sí pueden ser buenas. Esta obra, manteniendo su esencia feminista, va más allá e inteligentemente incorpora el elemento de las consecuencias que tienen los actos por muy loables y razonables que estos sean.
Teatro Mori Bellavista. Funciones viernes y sábados, a las 20:30 horas, y domingos, a las 19:30. Hasta el 13 de julio.