Educación de calidad, reducción de la pobreza y salud infantil fueron los ejes sobre los cuales buscaron soluciones durante taller organizado por Unicef y El Comercio.
Por gladys pereyra colchado
Eduardo tiene 17 años y es miembro del Consejo Educativo Institucional de la región Huancavelica. Aunque tiene propuestas para atender los problemas que él y su generación afrontan todos los días, siente que no será escuchado al menos hasta que cumpla los 18. ?En la sociedad peruana, los adolescentes no somos tomados en cuenta hasta que tenemos la mayoría de edad, incluso si desde muy temprano tenemos la intención de aportar?, dice. Para cambiar ese paradigma, el sábado pasado se reunieron 52 niños y adolescentes de Huancavelica en un taller organizado por Unicef y el diario El Comercio como parte de la ronda de reuniones con menores de diferentes regiones del país con ocasión de las próximas elecciones.
En el taller participaron estudiantes de colegios que forman parte del programa Corresponsales Escolares de El Comercio, así como jóvenes convocados por la Secretaría Nacional de la Juventud (Senaju) y el Consejo Consultivo de Niñas, Niños y Adolescentes (Coonna). Durante la jornada, los adolescentes, provenientes de diversos distritos de Huancavelica, trabajaron en grupos para identificar problemas, compartir experiencias y proponer acciones en torno a tres ejes fundamentales: educación de calidad, reducción de la pobreza y mejora de la salud infantil.
?Programas?
Uno de los pedidos de los participantes en el taller fue la urgencia de mejorar la calidad educativa. Entre sus principales demandas destacaron la necesidad de contar con libros suficientes, aulas en buen estado, docentes capacitados y caminos seguros hacia las escuelas. ?En mi escuela, la pizarra, las ventanas están rotas. Eso afecta cómo estudiamos?, contó Eduardo.
Además, plantearon el acompañamiento psicológico a docentes como una medida para prevenir la violencia verbal en el aula.
Respecto de la reducción de la pobreza, los participantes coincidieron en la necesidad de fortalecer programas sociales como las ollas comunes para asegurar una mejor nutrición en la niñez y adolescencia. Asimismo, señalaron que la falta de ingresos en los hogares obliga a muchos menores a trabajar y abandonar sus estudios.
Finalmente, destacaron la importancia de que las escuelas cuenten con espacios de salud, atención emocional y educación alimentaria, así como el acceso a alimentos sanos y locales, junto con programas que apoyen a las familias más vulnerables.