Lunes, 30 de Junio de 2025

El acuerdo black friday y los aranceles de Trump que llegaron para quedarse

UruguayEl País, Uruguay 30 de junio de 2025

China hoy produce 35% de todos los productos industriales del mundo, tres veces más que Estados Unidos; la dependencia cambió.

Para el brasileño Lucas Ferraz, Trump buscará "una narrativa de victoria" el próximo 9 de julio cuando se cumpla el plazo dispuesto para retomar los aranceles que quedaron en suspenso, "pero no cambiará nada". El reconocido profesional brasileño sostiene que el presidente estadounidense plantea argumentos "erróneos" para fundamentar un problema "que nada tiene que ver con el políticas comerciales". Calificó las negociaciones con China como un "Black Friday", donde "primero se suben aranceles y luego se bajan un poco pero se celebra como un gran logro". Sostuvo que el agronegocio del Mercosur "tiene oportunidades" en la actual guerra comercial, donde asegura que "EE.UU. depende más de China y del mundo, que los demás de Estados Unidos". Ferraz fue secretario de comercio exterior del Ministerio de Economía de Brasil (2019-22) y actualmente desarrolla tareas académicas en la Fundación Getulio Vargas. Estuvo en Montevideo recientemente, donde participó de una conferencia en la Universidad ORT sobre el sistema internacional de comercio. A continuación, un resumen de la entrevista.

En la conferencia citada usted habló de "fundamentos erróneos" de parte del gobierno de EE.UU. en sus críticas hacia la globalización y el libre comercio. ¿Por qué?

El problema viene desde hace décadas, no es solamente una preocupación del presidente Trump. Tuvimos un proceso de globalización muy fuerte que generó cambios en el mercado laboral, principalmente en las economías desarrolladas. Hubo un aumento de la pérdida de empleos en la industria, especialmente en los países desarrollados, a partir de la formación de cadenas globales de valor. Una gran parte de la industria de los países desarrollados migró hacia países con manos de obra más barata, como China. Eso generó una especialización más grande en el sector de servicios, en los países que son más desarrollados, y se exportó parte del proceso productivo de sus países, principalmente la más intensiva en mano de obra.
Lo que está pasando en el mundo tiene mucho más que ver con el progreso técnico que con el tema de la globalización. Los problemas de desempleo y de renta en Estados Unidos se están dando desde los años ´60 y China se abre al mundo a fines de los ´70. Se agravó con China, pero no es esa la explicación.

El razonamiento de Trump es, hay déficit comercial y lo voy a corregir con políticas comerciales restrictivas.

Pero es no tiene nada que ver con comercio. Hay una mirada mercantilista, donde Trump hace énfasis. Eso de decir, importamos mucho más que lo que exportamos, por lo que los otros países del mundo están sacando provecho de nuestra economía y empeorando nuestro cuadro social. Otro error conceptual. El saldo comercial no tiene nada que ver con ser más competitivo o no. Los Estados Unidos es la economía más competitiva del mundo y tiene saldos comerciales negativos hace décadas. Eso, en una sociedad de alto consumo, con preferencias sociales por el gasto y la inversión, con ahorro muy bajo. Entonces, toda vez que un país tiene inversiones más altas que los ahorros públicos o privados, estructuralmente vas a tener un déficit comercial o mejor, su cuenta corriente. Entonces, es un problema macroeconómico, no micro.
Trump ha exacerbado ese concepto de saldos comerciales que no tienen relación con el comercio internacional, insisto.

La disputa del liderazgo tecnológico mundial, ¿es un tema que subyace este enfrentamiento?

Eso está claro. Pero eso no se resuelve con proteccionismo. China entra en la OMC en 2001, y había expectativa, incluso en Estados Unidos, que la OMC, con sus reglas, haría que China se acercara a las prácticas de economía de mercado. Eso no ha pasado y ese descontento con China tiene su razón. Pero la medicina que está buscando Estados Unidos está equivocada. El proteccionismo no va a hacer con que China deje o pare de progresar. China va a seguir progresando, principalmente porque China hoy depende mucho menos de los Estados Unidos de lo que dependía antes.Irónicamente, en lugar de tener una China más parecida con una economía de mercado, o sea más parecida con los Estados Unidos, son los EE.UU. que están quedando más parecidos con China, con una economía intervencionista y un gobierno protagónico en la organización de la economía.

A la inversa de lo que podría suponerse.

Exactamente al revés. Entonces, ¿el proteccionismo es la medicina correcta? No. ¿Por qué? Porque el proteccionismo va a generar más desigualdad. ¿Y por qué va a generar más desigualdad? Porque el arancel a la importación es un impuesto regresivo, que impacta mucho más en los pobres, donde el consumo de bienes básicos pesa más en su cesta de consumo, que en los más ricos, donde hay una alta incidencia de servicios en su consumo. Y esos bienes básicos van a estar más caro en los Estados Unidos por cuenta de los aranceles.

El problema de la desigualdad no se va a corregir con estas medidas.

No, y el tema de traer los empleos de la industria de vuelta a los Estados Unidos, tampoco. Se va a generar una industria menos competitiva, más cara, que va a vender menos, que va a exportar menos y que no va a emplear más. Y no va a captar esos empleos calificados, que difícilmente van a volver a los Estados Unidos, una economía donde de por sí, la mano de obra es cara. Esas medidas solo van a empeorar la situación en los Estados Unidos. Y de nuevo, la cuestión es interna.
La pérdida de peso de Estados Unidos en el intercambio comercial, ¿es solo con China o más amplia?

Podemos decir que buena parte del mundo depende menos de EE.UU. que en el pasado. Estados Unidos está involucrado en un 13 o 14% del comercio global. En el año 2000, China colocaba un 42% del total de sus exportaciones en Estados Unidos; 25 años después ese porcentaje bajó a 13%. China hoy produce 35% de todos los productos industriales del mundo, tres veces más que Estados Unidos, seis veces más que Japón, nueve veces más que Alemania, doce veces más que India o Corea del Sur. O sea, todo ha cambiado. La industria americana necesita de los insumos, los productos intermediarios chinos para su competitividad.
Durante la primera presidencia de Trump, con una guerra comercial de menor intensidad que la actual, hay varios estudios muy fundamentados, que reflejaron un resultado fue muy negativo para la economía americana.

¿Por ejemplo?

Hay tres datos interesantes. Primero, respecto de la protección para el sector siderúrgico, con aranceles de 25% para acero y de 10% para aluminio: los estudios mostraron que para cada empleo generado en este sector, que fue el sector protegido, dos empleos se perdieron en los eslabones que están adelante en la cadena. Y con la reacción contraria de los países que fueron afectados, que también aumentaron sus aranceles para las exportaciones americanas, se perdieron tres empleos. Para las exportaciones industriales americanas, por cuenta del proteccionismo de Trump I, se perdió un 8% de exportaciones americanas industriales, por la pérdida de competitividad. Y los precios internacionales en dólares no se han cambiado y todos los aranceles adicionales fueron transferidos para los consumidores americanos que pagaron la cuenta al final con productos más caros. Y a pesar de todo eso, Trump redobló la apuesta.

¿Qué va a pasar con los aranceles del 10% que por ahora se mantienen?

El arancel base de 10%, que es ilegal, se va a quedar. Pero hay aranceles más altos de los que no tomamos en cuenta. El acuerdo con China es una suerte de Black Friday: te suben los precios primero y luego los bajan algo, y celebramos esas rebajas. Primero, los aranceles subieron 145% para un lado, 125% para el otro, y luego bajaron para 10% por parte de China y 30% por Estados Unidos. A eso hay que sumarle las tarifas del fentanilo en marzo, que ya habían subido antes al 20%. Entonces, se festeja una baja, pero que en realidad quedo a 50% por un lado y 30% por otro. No hay nada que festejar.

La pausa al aumento de aranceles dispuestos por Trump vence el próximo 9 de julio. ¿Qué puede ocurrir?

Hoy hay una oposición cada vez más fuerte del sector privado americano en Estados Unidos. Aquellos que apoyaron a Trump cada vez cuestionan más lo que está pasando, y además, de las decenas de acuerdos que dijo el presidente que iba a tener a esta fecha con varios países, no hay ninguno. Volver a los aranceles del 2 de abril sería un choque, creo, que es insostenible bajo el punto de vista político interno en la economía americana. Entonces, me da la impresión que va a crear excusas para mantener las cosas como están ahora e intentar crear una narrativa de victoria.

Sobre el incumplimiento de Trump de alcanzar acuerdos, hay que mencionar que sí acordó con Reino unido en este período.

Pero no es un acuerdo de verdad, porque no tiene valor legal; así está escrito en el texto, no tiene fecha para los compromisos que están ahí, que son además muy vagos, y en todos ellos, habla de reemplazar aranceles por cupos, pero no hay ninguna intención de bajar los 10% que es el arancel basal, como lo llama Trump.

Y para los países del Mercosur, ¿qué oportunidades pueden existir?

Con los aranceles actuales, los impactos agregados para la economía de los países de Mercosur son muy pequeños. Eso porque somos muy cerrados al comercio internacional, especialmente Argentina y Brasil. Por otro lado, sectorialmente hay posibilidades de ganancias interesantes, específicamente en el agronegocio. Con la guerra entre China y Estados Unidos en los niveles actuales, productos como soja, maíz, carne, van a enfrentar a aranceles del 30%. Y eso va a generar una ventaja comparativa artificial todavía más grande para nosotros. Es altamente probable que exportemos más de esos productos hacia China, ocupando el espacio de los Estados Unidos. Distinta es la realidad de otros sectores, por ejemplo en acero en Brasil, que se ve perjudicado.

En las próximas semanas tenemos cumbre del Mercosur. ¿Qué pasará en ese semestre en que Brasil tiene la presidencia?

Cuando no hay alineamiento político entre las dos grandes economías del bloque, Argentina y Brasil, las cosas no marchan. No pasa nada. Esa es la realidad hoy. Todo lo que vino anunciando Lula en Brasil desde 2023, cuando retomó el gobierno, son renegociaciones de los acuerdos que ya estaban negociados. No ha habido nada nuevo. Y no creo que lo haya próximamente. En el acuerdo con UE, Lula reabrió capítulos y eso retrasó todo. ¿Y por qué los europeos aceptaron? Porque el momento geopolítico es muy complicado y ellos están interesados también en diversificar sus socios comerciales. Jamás aceptarían en otras circunstancias. Lula perdió dos años y atrajo a Mercosur para sus problemas políticos.
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