Miércoles, 16 de Julio de 2025

La futura arquitecta de Melo que autopublicó su primera novela, ganó un Bartolomé Hidalgo y es leída en Japón

UruguayEl País, Uruguay 1 de julio de 2025

Camila Silva no creía que iba a ser capaz de escribir una novela, pero hoy tiene una trilogía y este año ganó un premio del público en la última Feria del Libro Infantil y Juvenil. Esta es su historia.

Nacida en Melo e hija de arquitectos, Camila Silva comenzó un camino poco frecuente para su familia: escribir. Allí encontró una forma de canalizar lo que sentía y pensaba.

Ese hábito se materializó en Entre relojes, la novela que autopublicó con apenas 20 años, que gracias a Amazon logró que se leyera en varios países incluso en Japón, y que finalmente publicó con editorial Urano, donde además completó la trilogía que empezó con Entre relojes (que también es el nombre de la saga) y siguió con Entre silencios y Entre espejos.


Recientemente galardonada con el premio Bartolomé Hidalgo del Público, Silva es una de las voces destacadas de la literatura juvenil uruguaya.

En 2021, mientras cursaba la carrera de Arquitectura (espera recibirse en diciembre y hacer el tradicional viaje el año próximo), tomó la decisión de apostar por la historia que había comenzado a escribir el verano pasado y reposaba en su computadora. No tenía contactos en el mundo editorial, pero sí convicción. Ilustró su propia portada, maquetó el libro, hizo alianzas con bookfluencers, autopublicó su libro y llegó a presentarse en la Feria del Libro de Buenos Aires. Así, entre estudios, talleres de escritura y mañanas frente a la computadora, nació el novela que daría inicio a esa trilogía que la sorprendió incluso a ella.


Cada personaje protagoniza una novela en esta saga. Lina Lost es la de Entre relojes, Cecilia Borac de Entre silencios y Daniel Altergo el de Entre espejos, que se presentó el año pasado con la editorial Urano y funciona como cierre de la trilogía. Fue un rompecabezas narrativo que escribió metódicamente, todas las mañanas, durante seis meses y con los otros dos libros abiertos para consultar. Así, lo que empezó como una obra sola terminó siendo un fenómeno editorial que cruzó fronteras.

¿Cómo una estudiante de Arquitectura de Melo termina en Montevideo escribiendo novelas?
Creo que en realidad fue al revés. Creo que siempre fui una escritora que después resolvió estudiar Arquitectura. Porque escribir, escribo desde que tengo uso de razón. Me salía tan natural al principio que no era de manera consciente que yo usaba la escritura como herramienta de expresión. Fue cuando empecé a crecer que me di cuenta de que no todo el mundo necesariamente escribe. Así de natural lo sentía yo. Y a la hora de estudiar, fueron siempre dos vías separadas. Hoy, ya casi recibida, encontré muchos puntos de conexión: escribir y proyectar tienen más en común de lo que parece. Me interesa mucho todo lo que es creativo, el diseño, el arte en general. Nunca me planteé estudiar algo vinculado a la escritura porque a mí lo que me gusta es la escritura creativa (historias, poesía) y no había ninguna carrera acá que me lo permitiera. Entonces, seguí con arquitectura y, en paralelo, me metí en talleres, empecé a buscar espacios.

¿Llevabas un diario cuando eras chica o escribías cuentos?
Sinceramente no sé de dónde salió. Para mí lo traje conmigo. Nunca fui una niña particularmente lectora. Tenía acceso a libros, mis padres me compraban, pero no era algo que pedía. Escribir me nacía. Cuando me pasaba algo, creaba una historia donde eso estaba en el trasfondo. La escritura fue, y sigue siendo, una herramienta de catarsis.

Con la novela terminada la mandaste a las editoriales, ¿cómo fue manejar la ansiedad mientras la esperabas una respuesta?
Fue terrible (se ríe). Pero también fue parte del proceso de maduración. Aprendí a manejar la frustración, la incertidumbre. Me puse un plazo: si en tantos meses no pasaba nada, lo publicaba yo. Y así fue. Aposté por mí misma.


Así autopublicaste la primera novela. ¿Cómo fue eso?
Fue clave. Aprendí muchísimo del mundo del libro y crecí mucho a nivel personal. Hice un taller de escritura con Ceci Curbelo, que ha sido mi madrina literaria. Ella me ayudó en todo. Le mandé el manuscrito, me aconsejó, me guió. Y cuando decidí autopublicar, maqueté el libro, ilustré la portada, investigué con imprentas, distribuí yo misma y gestioné las redes. Fue un salto al vacío, pero fue hermoso. La autopubliqué y también la subí a Amazon para ventas en físico y digital, y se empezó a vender en todas partes del mundo. Se vendió un montón en Argentina, Colombia y hasta en Japón, o sea, una demencia. Parecía increíble. Porque Amazon funciona con una impresión a demanda y ellos se encargan de todo. Y acá en Uruguay yo tenía que estar detrás de cada envío, de cada compra.

Presentaste Entre relojes en la Feria del Libro de Buenos Aires antes que en Uruguay. ¿Cómo fue eso?
En redes se había generado una comunidad lectora, y más de la mitad eran de Argentina. Justo unas chicas con las que tenía contacto estaban abriendo una editorial para mujeres. Ellas imprimieron el libro allá, lo distribuyeron, y en mayo de 2022 estuve en su stand en la Feria. Fue increíble. Fui como autora independiente y fue un antes y un después.

¿Y cómo llegaste a Urano?
Fue justo después de la Feria de Buenos Aires. Urano no publicaba autores nacionales, pero justo estaban abriéndose a esa posibilidad. Un día, acompañando a Ceci a una firma, pasamos por el stand de Urano. Estaba la que hoy es mi editora. Le conté todo, le mandé el manuscrito de Entre Silencios, y ahí empezó el vínculo.

La saga Entre Relojes es una trilogía. ¿Siempre fue pensada así?
No, para nada. Cuando escribí Entre Relojes era una historia autoconclusiva. De hecho, cuando la arranqué ni siquiera me creía capaz de escribir una novela. Las otras surgieron por curiosidad: quería conocer más a los personajes secundarios, y para saber quiénes eran tenía que escribirlos.

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¿Y cómo fue cerrar con Entre Espejos?
Muy desafiante. Tenía que tener coherencia con los otros dos libros, así que escribía con los otros abiertos al lado, con cosas marcadas. La historia de Daniel Altergo es muy compleja, hay una duda permanente sobre si lo que cuenta es real o producto de su imaginación. Y esa ambigüedad es parte de la esencia de la saga.

¿Qué te preguntan los lectores sobre eso?
Me escriben para saber qué quise decir en tal parte o en tal otra. Siempre les respondo: "lo que vos interpretes está perfecto", porque la idea es esa, que ahora la trilogía sea de cada lector.

¿Estás escribiendo algo nuevo o estás enfocada en terminar la carrera?
La idea es recibirme en diciembre. Estoy agotada, pero feliz. Y sí, estoy trabajando en algo con la editorial, pero por ahora sigo enfocada en cerrar esta etapa.

¿Qué significó para vos el Bartolomé Hidalgo del Público?
Un verdadero honor. No era una categoría cerrada, el público votaba libremente. Que entre todos los libros eligieran el mío. no lo termino de procesar. Los lectores siempre estuvieron ahí, desde el principio, y son ellos los que hacen posible que siga escribiendo.

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