Miércoles, 02 de Julio de 2025

BRICS: El avance silencioso

UruguayEl País, Uruguay 1 de julio de 2025

Europa enfrenta un desafío crucial. La tradicional subestimación de BRICS por su informalidad resulta obsoleta.

Lo que comenzó hace 25 años como un acrónimo financiero se ha transformado en una plataforma política de creciente influencia internacional. La incorporación reciente de nuevos miembros, entre ellos Egipto, Etiopía e Irán, confirma la evolución del grupo BRICS hacia un foro geopolítico que interpela el statu quo global y gana tracción especialmente entre países del Sur Global.

En conjunto, BRICS y sus socios concentran cerca del 46% de la población mundial y más del 36% del PBI global. La alianza superó al G7 en peso económico y continúa ampliando su atractivo político como una alternativa a estructuras internacionales percibidas como dominadas por Occidente.

Sin embargo, BRICS no constituye un bloque homogéneo. Confluyen en su interior estrategias diferentes. Mientras algunos miembros, como China, Rusia o Irán, adoptan una postura abiertamente confrontativa, otros -como Brasil, India o Sudáfrica- buscan fortalecer su autonomía estratégica sin renunciar a sus vínculos con Estados Unidos o Europa. Este enfoque, más pragmático que ideológico, recupera la lógica original del acrónimo siendo la oportunidad de inversión y cooperación entre economías emergentes de alto potencial.

La presidencia de Brasil en 2025, con la Cumbre prevista para julio en Río de Janeiro y su rol protagónico en la COP30, ofrece una coyuntura estratégica. La propuesta de una Agenda de Liderazgo Climático puede dotar de contenido sustantivo a una alianza que, hasta ahora, ha sido más reactiva que propositiva. En paralelo, la cooperación bilateral entre miembros, como los vínculos entre Brasil y China o las sinergias emergentes con África, revela que los verdaderos motores del grupo operan muchas veces por fuera de la institucionalidad formal.

Europa no puede permitirse una lectura reduccionista del fenómeno BRICS. El atractivo del grupo no radica únicamente en su volumen económico o demográfico, sino en su capacidad para ofrecer financiamiento alternativo -como el del Nuevo Banco de Desarrollo- y establecer lazos estratégicos en sectores clave como energía, infraestructura y tecnología. La creciente influencia de China en América Latina y África, así como los acuerdos bilaterales emergentes entre miembros, anticipan una arquitectura global más descentralizada, donde el poder se reparte entre múltiples polos.

Frente a este escenario, Europa enfrenta un desafío crucial. La tradicional subestimación de BRICS por su informalidad resulta obsoleta. El grupo ya incide sobre los equilibrios globales y redefine los términos de la discusión en materia política, financiera, comercial, ambiental y tecnológica.

Para quienes aún creen en un orden internacional basado en reglas, apertura y cooperación, comprender la dinámica interna de BRICS y sus proyecciones es una tarea urgente. En este sentido, avanzar con la ratificación del acuerdo Unión Europea-Mercosur no representa solamente una decisión comercial, sino una apuesta estratégica.

Aun sin una cohesión doctrinaria definida, el bloque ya actúa como catalizador de nuevos alineamientos globales. Ignorarlo sería un error; subestimarlo, una omisión estratégica. Comprender su dinámica y actuar con inteligencia es el único camino posible para quienes creen en un orden liberal internacional basado en reglas.

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