Al ministro de Economía, Raúl Pérez Reyes, le tocó hacer el impopular anuncio del aumento de sueldo presidencial. Dio una rápida explicación técnica y cambió de frecuencia.
Por FERNANDO VIVASPeriodista
Cuando, en mayo, explotó la bombita apestosa del aumento del sueldo de Dina, el Gabinete se lavó las manos y sentaron al presidente de Servir, Guillermo Valdivieso, a explicar el entuerto en la conferencia del Consejo de Ministros. El pobre hombre, abrumado, tuvo que echarse todo el bulto diciendo que él había propuesto una reforma salarial de altos funcionarios entre los que estaba, como quien no quiere la cosa, la presidenta. ?Yo no fui, fue Servir? fue la excusa oficial y el primer ministro Eduardo Arana llegó a decir que el asunto no estaba en la agenda presidencial.
Pero sí lo estaba y por eso el gobierno se niega a entregar el expediente que lo demostraría. El miércoles el aumento fue el top 1 de los afanes presidenciales. Se aprobó en el consejo y le tocaba anunciarlo a Arana o al ministro de Economía, Raúl Pérez Reyes (RPR). Como el MEF es el ente que fija los salarios, don Eduardo le pasó el bulto a don Raúl. Y aquí tenemos que explicar por qué Raúl, a diferencia de Arana, puede sentarse en el candelero y no quemarse. Los ministros de cartera y perfil político, como el primer ministro, tienen responsabilidad por cualquier cosa que salga de su boca, aunque venga del pasado. Pero los tecnócratas del MEF como RPR gozan de ?inmunidad técnica?, esa aura que les permite driblear, replicar, dorar píldoras y hasta estigmatizar a quien piense lo contrario sin que los pongamos en la picota. Les basta invocar dos cosas sagradas como no las hay en la política: la estabilidad macroeconómica y las comparaciones regionales que de aquella se derivan. Y así don Raúl, en dos minutos, fresh, contó cómo se había ponderado el sueldo de presidentes latinos y el de ministros locales y, pandangán, salía S/ 35.568.
Hasta ahora, los ex-MEF y muchos analistas políticos y económicos aceptan la explicación técnica pero rechazan la impertinencia y sinsentido de la oportunidad de la beneficiaria. ?Raúl, contigo no es la cosa? es el mensaje de los que opinan. De todos modos, algunos congresistas le han enviado oficios e invitaciones para que sustente el aumento. El presidente de la Comisión de Fiscalización, Juan Burgos, hasta ha hablado de interpelarlo. Nada que quite al sueño a un funcionario que ha navegado por varios gobiernos (fue vice de Comunicaciones en el MTC de Humala, ministro de la Producción con Vizcarra, y ya lleva tres carteras con Dina, Producción, MTC y MEF) dando muchas explicaciones técnicas a inquisidores políticos. Hasta dijo barbaridades sobre huelguistas del transporte, pero, con su inmunidad de tecnócrata, pasó piola. Más difícil le fue explicar los retrasos en la inauguración del nuevo aeropuerto y lidiar con Rafael López Aliaga para que permita los cierres de vías y desvíos de la construcción de la línea 2 del metro. Una ventaja de los técnicos es que siempre encuentran un desvío para echar la culpa a otro. Si no es al concesionario privado, se la chantan a otro ente público. Con López Aliaga, RPR puede saborear su pica: el Gabinete tiene permiso para bloquearlo. ?Porky? ha decidido ser enemigo abierto de Dina lanzando a su bancada al ataque. Eso trae consecuencias.
Antes de ser ministro, Raúl fue regulador. Cumplió varias temporadas en el Indecopi, en el Osiptel (regulador en telecomunicaciones) y en el Osinergmin (regulador en energía y minas). Pero ahora es el gran desregulador. Suena feo esto que acabo de escribir, pero me explico: se critica al gobierno de Boluarte como el que más ha debilitado al MEF e incurrido en indisciplina fiscal en las últimas décadas. El Consejo Fiscal lo acusa en cada informe, y predecesores de RPR como Luis Miguel Castilla han llegado a decir que el MEF fue, de lejos, más disciplinado durante Pedro Castillo que ahora.
Desde que una precaria Boluarte se volvió dependiente del Congreso, el MEF ha cedido fortaleza, exoneraciones, incentivos especiales y prórrogas a quien tenga viada al demandarlo. Un nuevo mercantilismo asola al gobierno y al Congreso, y Raúl Pérez Reyes nada en él con soltura. Los coordinadores parlamentarios de los ministerios están a la orden del día, tanto como los líderes gremiales empresariales que ?esto no puede hacer gracia al Ejecutivo? se saltan al MEF y van directo al Congreso. Pero ambas puertas, la del MEF o las de la Mesa Directiva, conducen a la misma (des)regulación selectiva, si se trata de empresarios; a las mismas partidas presupuestales que engrosan el gasto, si se trata de gobernadores o alcaldes. José Salardi nadó a gusto con los gremios empresariales, pero se estrelló contra la política; RPR tiene más cualidades anfibias. Y el Estado sigue creciendo en planillas y pensiones, creciendo con el MEF de un economista que antes creía en la regulación impecable y en la disciplina fiscal.