La Fiscalía pidió condenar a tres hombres; al que señala como el autor del disparo solicitó que se le impongan 28 años de cárcel y para los coautores 25 a cada uno.
Giovana Fernández tenía 41 años y trabajaba desde los 16. Hacía mucho ya que administraba, junto a sus dos hermanos, el negocio familiar. Era la tercera generación de
joyeros, algo que la enorgullecía. Pero todo cambió hace dos años, cuando
dos hombres rapiñaron el local de 8 de Octubre y Larravide y ella no dudó en salir tras ellos. Al notar que seguían en la vereda intentando fugarse en una moto, dio un "manotazo" a la mochila de uno de los ladrones, quien se dio vuelta y le dio un tiro en el abdomen. Fernández murió al día siguiente en el
Hospital Pasteur. La última semana de junio tuvo lugar el juicio por este caso y la fiscal
Adriana Edelman acusó a tres personas de haber participado del crimen.
La Fiscalía conoce que fueron cuatro los participantes, pero uno de ellos -apodado "Toti"- nunca pudo ser identificado. Según Edelman, los cuatro jóvenes habían planificado la rapiña "en todos sus detalles" y actuaron en forma "sincrónica", pese a que solo dos de ellos hayan ingresado a la joyería.
Para el
Ministerio Público, los hechos se dieron así: un grupo de jóvenes, que generalmente se juntaba en un apartamento de la calle Spencer (
Maroñas), solían planear distintos delitos. Uno de sus objetivos fue, justamente, esta joyería.
Así, el 21 de julio de 2023, el joven que no fue identificado y el acusado por la Fiscalía de dar el
disparo letal, salieron del edificio de la calle Spencer pasadas las 14 horas. Caminaron unas cuadras y tomaron un taxi. Prácticamente acompañando al taxi iban dos motos, cada una con un ocupante; ambos participarían de la rapiña.
El
taxi dejó a los dos pasajeros a tres cuadras de la joyería, mientras que las motos con sus respectivos ocupantes pararon en la misma cuadra del negocio. Los motociclistas los esperaban para que, cuando el trabajo estuviera hecho, pudieran huir rápidamente.
Así fue que quienes inicialmente iban en el taxi, ingresaron a la joyería con los rostros completamente tapados y amenazaron a los empleados al grito de: "¡Dame todo el oro!". Los trabajadores cumplieron con su pedido y los ladrones se fueron.
Pero ese fue el momento en el que Fernández pidió desesperadamente a una de las empleadas que abriera la puerta, la que había trancado, y se asomó a ver qué pasaba.
Al ver que uno de los rapiñeros no se había aún subido a la moto en la que tenía previsto huir, atinó a querer
sacarle la mochila con parte del botín, a lo que él se dio vuelta y le dio un tiro en el abdomen.
El otro ladrón -"
Toti", que nunca fue identificado- ya se había subido a la otra moto y con su cómplice, que conducía, había logrado escapar.
A los pocos minutos llegó a la joyería el cuñado de la víctima, quien la encontró tirada en la calle, sangrando, junto a su hermano que la asistía.
Al declarar en el juicio, remarcó que este crimen dejó a sus sobrinos, que en ese momento tenían 8, 14 y 18 años, sin su mamá. La fiscal Edelman le pidió que contara, detalle por detalle, qué fue lo que vio.
Finalmente, le preguntó qué era lo que los ladrones habían conseguido robar de la joyería.
-Una vida entera nos robaron. Las cosas materiales no sé si son tan importantes -le contestó.
Después de ello, asevera la Fiscalía, los hombres fueron hacia el apartamento de la calle Spencer. Rápidamente
transformaron las alhajas en dinero y el homicida le reprochó al conductor de la moto en la que se terminaría escapando que no lo había esperado como estaba planeado.
"Lo hice para salvarles la plata a todos", contó un testigo que dijo el autor del disparo.
Al final del juicio, el padre de la víctima, que estaba representado por el Consultorio Jurídico de la Universidad de la República, habló ante el juez de la causa, Matías Porciúncula.
Cuestionó que, como dijeron las
abogadas de los tres acusados, los jóvenes no podrían haber previsto el resultado. "Si salgo de mi casa con un arma a cometer un delito, si llevo un arma, es porque voy preparado para lo que sea", resaltó.
"Los padres, las madres, los abuelos de estos pibes, los van a ver toda la vida. Yo, a mi hija, me puedo recorrer todo el mundo y no la voy a encontrar nunca más. Me quitaron el tesoro de mi casa, dejaron a mis nietos llorando por la madre", cerró.
La Fiscalía pidió
28 años de cárcel para el hombre que ejecutó el disparo y 25 para los dos conductores de las motos, a quienes señala como coautores del homicidio.
Tiempo antes, condenaron por esta causa a otros dos jóvenes. Uno de ellos se deshizo de una de las motos utilizadas en el crimen a cambio de oro y el otro había tenido algunos contactos con los imputados.
La defensa
Paola Montero, abogada del joven al que la Fiscalía acusa de haber conducido la moto que se llevó al presunto homicida, dijo que a su juicio su cliente es "cómplice o encubridor", pero "jamás coautor". Esto dado que, entiende, no quedó demostrado que hubiera una planificación previa ni que su defendido supiera que ello podía pasar. Sumó que el resto de los participantes no lo veían como "parte del grupo".
Mariela Castro, que defendió a los otros dos acusados, insistió en que no hubo "concierto previo", lo que disminuiría considerablemente su responsabilidad.
El juez Porciúncula fallará luego de la
feria judicial.