En el 2023, se aprobó un dictamen que autoriza el nombramiento automático de alrededor de 150.000 docentes contratados solo por antigüedad y sin pasar por evaluación de mérito.
Hoy es Día del Maestro y esta es una oportunidad para rendir homenaje a los miles de docentes que reman contra la marea y dejan huella en sus alumnos y, con ello, en nuestro potencial para crecer. En un país donde la pobreza de aprendizajes supera a la mitad de los estudiantes y donde las limitadas competencias con las que egresan nos mantienen sumidos en una baja productividad y alta informalidad, es claro que la calidad docente resulta estratégica para nuestro futuro.
La evidencia es contundente: los maestros constituyen el factor más importante dentro de la escuela para el aprendizaje. Más allá de lo académico, los buenos maestros motivan y forman habilidades socioemocionales fundamentales para el desenvolvimiento futuro en el mundo laboral. Hay evidencia, incluso, de su capacidad para cerrar (o ampliar, cuando hay sesgos) brechas de género en el desempeño en campos científicos. La responsabilidad es enorme.
Sin embargo, la carrera docente ha sido históricamente desvalorizada. Si bien en los últimos 10 años el salario base de los docentes públicos se ha duplicado y hoy se acerca al ingreso promedio proveniente del trabajo de quienes cuentan con educación superior universitaria, esta se mantiene como una carrera poco atractiva para los estudiantes con mejor rendimiento. Según PISA del 2015, solo el 3% de los estudiantes peruanos de 15 años aspiraba a ser docente, la cifra más baja de la región. Además, el Perú fue el país con la mayor diferencia de desempeño académico entre los aspirantes a ser docentes y los aspirantes a otras carreras (12%).
La Ley de Reforma Magisterial del 2012 buscó instaurar la meritocracia en la carrera docente, con un ingreso a través de concurso, progresión en escalas magisteriales y mejoras salariales vinculadas a evaluaciones de desempeño. Esto ha requerido un esfuerzo fiscal importante; entre el 2013 y el 2025, el presupuesto destinado a pagos al magisterio se ha multiplicado por tres. A pesar de ello, los problemas estructurales se hacen notar. En el 2024, solo 1 de cada 10 postulantes aprobó ambas pruebas necesarias para su nombramiento. El 46% de las plazas ofrecidas quedaron desiertas y debieron ser cubiertas por docentes contratados.
Lejos de ayudar, el Congreso ha atacado directamente la meritocracia. En el 2023, se aprobó un dictamen que autorizaba el nombramiento automático de alrededor de 150.000 docentes contratados solo por antigüedad y sin pasar evaluación de mérito. Aunque la iniciativa ha sido observada, sigue vigente la posibilidad de la insistencia. Este tipo de iniciativas son peligrosas y costosas, tanto por el lado fiscal, sumando miles de millones de soles anualmente al gasto, como por el aprendizaje de los estudiantes y nuestra productividad. Peor aún, esto deja por detrás a los docentes que sí se prepararon para pasar la prueba. Mejores salarios y condiciones laborales, sí. Sin meritocracia ni medidas que ataquen problemas estructurales, no.
La meritocracia es fundamental si queremos revalorar la carrera docente. En la celebración de su día, honremos a los maestros con medidas concretas para revalorarlos y fortalecer nuestro capital humano desde la raíz. Recordemos siempre, como los buenos maestros lo hacen, que el centro de toda política educativa es el estudiante. Por ellos ?y por el futuro del país? nos toca dar pasos firmes. La educación y la huella imborrable de un maestro no se impone por decreto.
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