Homenaje al travertino
Un conjunto de bloques de piedra y un bosque en formación, compuesto por especies nativas del norte de Chile, dan vida a este proyecto firmado por Teresa Moller. Se trata de la segunda etapa del diseño exterior del Hotel Tierra Atacama, un espacio donde este material, del que la paisajista se declara enamorada, brilla en su lugar de origen.
E sta historia comienza en las canteras ubicadas a orillas del río Loa, en pleno corazón de San Pedro de Atacama. Allí, hace cerca de nueve años, la paisajista Teresa Moller descubrió por casualidad el travertino, un material que la cautivó por completo. Desde ese momento, no se ha separado de él, considerándolo "un verdadero tesoro de nuestro país".
-Este elemento ha sido fundamental a lo largo de la historia de la humanidad. Basta con mirar a Italia: casi todo está construido en esta piedra. Lo sorprendente es que en Chile también lo tenemos, pero no sabíamos de su existencia, así que cuando lo vi por primera vez no lo podía creer -dice Tere, y agrega que en ocasiones anteriores donde propuso utilizarlo, no hubo interés.
La gran oportunidad llegó en 2023, cuando el Hotel Tierra Atacama -con el que ya había colaborado años atrás- la contactó para desarrollar la que sería una segunda etapa del diseño de exteriores: "Los actuales dueños nos propusieron trabajar con esta piedra en su lugar de origen, lo que para nosotros fue una tremenda inspiración. Por eso, considero este proyecto un homenaje al travertino", señala la profesional, y añade que esta vez la misión era renovar la entrada principal del hotel, conocida antiguamente como el Corral o Patio de Toros: un recinto con muros de adobe casi intactos, cuyos tonos tierra dialogan de manera natural con la nueva intervención.
Todas las piezas utilizadas las recuperaron Tere y su equipo directamente desde el borde de la cantera, incluyendo algunos bloques completos y otros que optaron por cortar previamente con el fin de facilitar su traslado, siempre preservando su rusticidad original. Para ella, una muestra de las muchas expresiones que el travertino puede alcanzar.
La propuesta integra la vegetación local, destacando la presencia de un algarrobo chileno cuyo reflejo puede verse sobre una pileta ubicada justo al frente. Esta última recibe su caudal a través de una "guía de agua", cuyo recorrido diagonal emerge de una enorme roca en bruto. A esto se suma la incorporación de Stipa , senecios de la cordillera, cactus de San Pedro y algarrobos blancos, junto con un grupo de chañares cuya historia encierra un valor muy especial: cada uno de ellos es parte del programa "Sitios Seguros de Conservación", que lleva adelante la Fundación Chilco con el respaldo del Royal Botanic Garden Edinburgh (RBGE): "Este plan tiene como objetivo conservar el material genético de especies nativas de distintos países -entre ellos, Chile-, asegurando su preservación a futuro. En caso de existir escasez, esta reserva serviría como fuente para su recuperación", explica Tere Moller, quien plantó árboles de 15 años que la viverista Mónica Musalem, fundadora del Jardín Pumahuida, había cultivado y conservado hasta que encontraran su hogar definitivo.