Por HUGO PEREAEconomista jefe para el Perú de BBVA Research
En la semana que pasó, el precio del cobre en Nueva York registró su nivel histórico más alto, US$5,69 por libra, al menos desde 1969
Por HUGO PEREAEconomista jefe para el Perú de BBVA Research
En la semana que pasó, el precio del cobre en Nueva York registró su nivel histórico más alto, US$5,69 por libra, al menos desde 1969. Lo que gatilló esta situación fue el anuncio del presidente Trump de imponer un arancel sobre el metal rojo de 50%.
En realidad, el precio del cobre en Nueva York ha estado tensionado desde inicios del año ante la expectativa de que la ?guerra comercial? se extienda y afecte otros metales, además del aluminio y el acero. Como resultado, la demanda de cobre en Estados Unidos se ha elevado, debido al deseo de los usuarios del metal de abastecerse de manera anticipada para evitar, al menos inicialmente, las consecuencias del arancel. Esto ha generado que el precio del cobre en Nueva York se haya ubicado sistemáticamente por encima del precio en Londres, diferencia que en este mes ha superado el 25%, cuando lo usual es que las cotizaciones sean similares. Asimismo, para atender la mayor demanda, se ha ingresado cobre desde Europa y Asia hacia Estados Unidos, por lo que los inventarios en los mercados de Londres y Shanghái han disminuido, registrando niveles mínimos en lo que va del año, en tanto que en Nueva York se han movido en la dirección opuesta.
Además, el fuerte incremento de la demanda por cobre en Norteamérica ha generado distorsiones en la dinámica usual del mercado de futuros de este metal, donde, de manera atípica, los precios para contratos a tres meses han llegado a ubicarse por debajo de los precios al contado (una situación que se conoce como ?backwardation?). En circunstancias normales, las fundiciones, distribuidores y ?traders? de cobre cubren sus obligaciones comprando un contrato de corto plazo y vendiendo uno de mayor plazo a un precio más alto. Cuando esta situación se revierte, induce un drástico aumento de la demanda a corto plazo para cubrir las obligaciones de entrega del metal, lo que presiona aún más el precio.
¿Cómo nos afecta? Estimamos que el impacto, a corto plazo, será acotado. En primer lugar, el Perú le exporta cobre a EE.UU. por unos US$900 millones (considerando, no solo refinado, sino también utensilios, alambres, etc.), lo que equivale a aproximadamente 5% del total del valor exportado de este metal. Segundo, como señaló recientemente Barclays Bank en una nota, la elasticidad de la demanda por cobre parece ser baja en EE.UU. (-0,4%), lo que atenuaría el impacto de un arancel de 50%. Haciendo un ejercicio similar al que esta entidad hizo para Chile, el impacto sobre el Perú llegaría a unos US$180 millones. Tercero, vemos poco probable que este arancel nos afecte por un desvío de inversión en proyectos cupríferos hacia Estados Unidos (por el incentivo de un precio más alto), ya que existe mucha incertidumbre sobre el tiempo que durará este arancel. Cuarto, no se puede descartar que, ante la elevación del precio en EE.UU., la demanda mundial disminuya y, con ello, la cotización global del cobre. De hecho, el precio en Londres (que es el relevante para nosotros y para los contratos globales) reaccionó negativamente ante el anuncio del arancel.
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