Por NICOLÁS ZEVALLOS TRIGOSO
El tiempo de respuesta de la policía es un indicador clave de la eficacia en la protección ciudadana
Por NICOLÁS ZEVALLOS TRIGOSO
El tiempo de respuesta de la policía es un indicador clave de la eficacia en la protección ciudadana. Este período, que abarca desde que se reporta una emergencia hasta la llegada de la autoridad, influye tanto en la percepción pública como en la efectividad para combatir el delito. Estudios internacionales, como el de Blanes y Kirchmaier (2018), demuestran que reducir los tiempos de respuesta en un 10% puede aumentar la probabilidad de arresto en 4,7%, ya que se facilita la recolección de pruebas y testimonios.
En algunos países, los tiempos de respuesta ante emergencias prioritarias suelen ser menores a 10 minutos. En el Perú, la realidad dista mucho de ese estándar. En el 2014, Lapop reveló que la policía demora entre una y tres horas en atender emergencias generales, mientras el promedio regional oscila entre 30 y 60 minutos. En casos de robos a viviendas, los tiempos tampoco bajan de 30 a 60 minutos, colocando al Perú entre los países con mayor demora en la región.
Esta tardanza repercute negativamente en la confianza ciudadana. Según un sondeo de CPI en octubre del 2024, el 86,2% de la población tiene poca o ninguna confianza en la capacidad policial para enfrentar el delito. Como consecuencia, muchas personas deciden no denunciar, percibiendo este acto como una ?pérdida de tiempo?, lo que limita la capacidad de respuesta policial y perpetúa la inseguridad.
Diversos factores explican esta problemática, como el tráfico y la disponibilidad de personal, pero uno de los más decisivos es la falta de equipos de comunicación eficientes. El Ministerio del Interior (2024) reportó un déficit del 94,8% en equipos de telecomunicaciones, con solo cinco de cada 100 policías contando con radio personal. Además, la mayoría de las comisarías carece de radios portátiles, móviles o fijas. La Contraloría General detectó en mayo del 2025 que numerosos equipos estaban inoperativos y que el 86% de las municipalidades supervisadas no tenía planes de mantenimiento.
La experiencia internacional muestra que el estándar deseable es dotar a cada agente de un radio funcional. Modelos como los de Reino Unido y Países Bajos, donde toda la fuerza policial dispone de equipos adecuados, demuestran que es posible fortalecer la seguridad pública y la confianza ciudadana mejorando este aspecto esencial.