El actor habla de "Hasta el fin del mundo", su segunda película como director y que es un western romántico y femenino que ha cosechado elogios internacionales y acaba de estrenarse en cines uruguayos.
Viggo Mortensen es una estrella de cine. Ha sido parte destacada en una de las sagas más rentables del cine moderno (la de El señor de los anillos en la que es Aragorn, el héroe) y también ha trabajado con directores independientes como David Cronenberg o el argentino Lisandro Alonso. Ha estado tres veces nominado al Oscar (por Promesas del Este de Cronenberg, Capitán Fantástico en la que aparecía desnudo y tomando mate y Green Book) y su presencia se hace notar siempre.
Además ha dirigido dos películas: Falling de 2020 y Hasta el fin del mundo que es de 2023 y de la que escribió el guion, lo dirigió, lo protagonizó y hasta hizo la banda de sonora pero que acaba de estrenarse en Uruguay y es la razón para una charla telefónica con El País. Además, de estrella de cine, Mortensen, quien tiene 66 años es artista plástico, poeta, fotógrafo y músico.
Hasta el fin del mundo es una historia ambientada en el lejano oeste, pero que no se atiene a las reglas del western. Está centrada en Vivienne (Vicky Krieps), una mujer canadiense en el medio de la hostilidad humana y de la naturaleza en Oregon en tiempos de la Guerra de Secesión. Precisamente cuando su marido (el papel de Mortensen) va al frente de batalla, Vivienne se muestra como una mujer capaz de enfrentar adversidades.
Es una película de amor que aprovecha los paisajes para mostrar la experiencia humana (el rol de la mujer, pero también la migración) en varias dimensiones. Tiene un buscado aire reposado y contemplativo que la convierten en una bienvenida rareza.
Mortensen que vivió en Argentina y su español es rico con acento que oscila entre lo castizo y lo porteño habló con El País, principalmente sobre la película y sus intenciones. Este es un extracto de esa charla.
https://www.youtube.com/watch?v=Ig00MF9SMtY&ab_channel=eneccine Perdón que empiece por acá pero cuál fue el mejor jugador uruguayo de San Lorenzo de Almagro, el cuadro del que es hincha?
Sergio "Sapo" Villar.
Acá alguien esperaba que dijera el Loco Abreu...
-Si, está bien, pero el Sapo es el que más partidos jugó para San Lorenzo. Es un monumento.
Bien, zanjado el tema, vayamos a lo que nos convoca, ¿qué lo llevó hacia Hasta el fin del mundo?
-He escrito muchos guiones. Quería (quiero, en realidad) dirigir uno pero no he conseguido el dinero, porque es complicado: no es en inglés y no puede tener estrellas porque son gente indígena. Llevo años tratando de hacer esa película. Mientras tanto, escribí la primera que dirigí, Falling, y pensando que si me salía más o menos bien a lo mejor me ayudaba a hacer la que quería hacer. Intenté otra vez y no se concretó. Así que durante el encierro del covid me puse a escribir y me salió Hasta el fin del mundo....
Que en inglés se llama The Dead Don't Hurt...
Es que la frase esa en inglés tiene doble sentido que no se logra transmitir en las traducciones: puede querer decir "Los muertos no pueden hacerte daño" o "Los muertos no sienten dolor". Hasta el fin del mundo está bien porque es una frase que se dice varias veces...
Y de alguna manera afirma que es una historia de amor. Eso de "te voy a amar hasta el fin del mundo".
Sí, también.
Perdón que lo interrumpí...
Decía que lo escribí en pandemia y por suerte encontré la financiación y las locaciones. Es un lugar muy lindo donde, en muchos casos, no se había rodado antes en el estado de Durango en México y en el que hay desierto, cataratas. También usamos los bosques del noroeste de Estados Unidos para algunas escenas ya que se supone que la historia transcurre en Oregon.
¿Qué tiene que tener una idea para que la siga avanzando en una película o se transforme en alguno de los otros intereses artísticos que también transita?
Yo he escrito cuentos cortos y mucha poesía, pero novelas no porque cuando escribo algo que se parece a una novela, que sería esto, lo he hecho siempre con una idea visual. Lo más difícil es, tanto en escribir como en montar y presentar una película, cómo terminar la historia. Hay muchas películas que podés ver que arrancan más o menos bien y que hay mucha energía, ritmo, cierta lógica propia, y después al final como que la cagan. No saben cómo terminarla o van a un lado muy sentimental o no saben qué más hacer. Lo más difícil es eso: hacer una historia para el cine que sea completa y que funcione. Una vez que tengo algo que pienso que funciona de principio a fin, por muy rara que sea la historia, entonces sí intento ver si a alguien más le parece interesante y si quiere invertir o ayudarme a hacerla. Pero cada vez más difícil para el cine independiente.
Leí Canciones de invierno, su libro de poesía y fotografía, y pensaba que había una cosa media tristona en el libro y mucho amor y eso está muy cerca de Hasta el fin del mundo. ¿Qué hay en común en tono o ideas en su obra?
No lo sé. Eso lo puede decir alguien que está fuera de lo que estoy haciendo. Veo todas las formas de expresión creativa -escribir, dibujar, la música- como una interpretación de lo que estoy viendo. Es como grabar, antes que lo olvide, lo que me hace sentir este momento vivido. Eso es el arte: reaccionar, recordar para no olvidar y para tomarle la medida al momento en que estás. Y después lo mirás años después y decís: "Mirá cómo estaba yo ahí y mirá cómo miraba el mundo". Y es una forma de comunicar. Si hago esta película, espero que a alguien se sienta tocado. Que le interese la historia de Vivienne. Que piense un poco cómo era entonces el western. Me crié viendo películas de cowboy en la tele y alguna vez en el cine, y me gustaban. En Argentina aprendí muy joven a montar a caballo, y me gustaba el campo. Y entonces estas historias de los vaqueros, esos gauchos norteamericanos, y sus paisajes siempre me parecían interesantes. Y cuando se hacía bien, era como estar ahí, en ese momento en la frontera, un sitio medio salvaje.
Todo eso está en Hasta el fin del mundo...
La idea en esta película era tratar de comunicar algo que podría haber pasado. Creo que debió haber muchas mujeres como Vivienne. Aunque es extraordinaria de algún modo, no es una supermujer con poderes inusuales. Es una trabajadora, quizá algo terca, pero que tiene que encontrar la manera de sobrevivir, de defenderse lo mejor que pueda. Tiene cierto orgullo y cierta fuerza y probablemente sea la persona más fuerte psicológicamente de la película. Pero no puede combatir a todos los malos. No es una película de esas donde hay una venganza. Es la realidad: muchas mujeres se las tenían que apañar.
Y el marido en la guerra.
Eso pasa siempre en estas películas y ella queda en un sitio secundario, casi te olvidás de ella. Y cuando él vuelve, tiene que estar o contenta, o muerta, o casada con otro, qué sé yo. Todo triste o bien para él. ¿Y ella qué hizo todo este tiempo? Acá nos quedamos con ella. Es importante explorar eso y hacer que los detalles de producción sean tan reales como fuera posible para que te lo creas y pensés: "Bueno, estoy ahí. ¿Cómo sería ser una mujer así?".
La migración es otro tema...
En muchos de los westerns, incluso los famosos, los protagonistas hablan perfecto el inglés pero acá son de otra parte, no nacieron en Estados Unidos. Esos pueblos eran una mezcla de gente de todos lados: de Europa, de Asia, incluso de Sudamérica. Había de todo y eso lo hacía interesante y en los tiempos que vivimos, sobre todo en Estados Unidos -en todo el mundo, en Argentina, por ejemplo- está esa cosa antiinmigrante.
La naturaleza y el paisaje son personajes en la película.
Quería que el paisaje te metiera en la historia y que fuera, como decís, un personaje más. Y tuvimos cuidado con la forma de rodar, que no se notara lo que hacía la cámara para contar la historia. Hay algunos planos complicados, pero hicimos que no se noten.
Y esa falta de alardes ayuda a que la película tenga un tono contemplativo...
Es lo que me gusta a mí. No quería mucho movimiento de cámara, ni planos cortos, quería hacerlo a la antigua, como un western clásico. Hoy los que producen cine tienen miedo a la mirada contemplativa, pausada, porque la gente -con el TikTok, Instagram, qué se yo- está acostumbrada a historias cortas de mucho movimiento para que no aburrirse. Entonces eso afecta cómo se hace el cine y las series. Espero que haya gente todavía que le guste lo pausado. Y además que se metan en la historia de Vivienne, que Vicky Krieps ha hecho un trabajo muy bueno y te podés lanzar a ella, aunque estés acostumbrado a otro ritmo.
¿Hay algo argentino en su cine?
-No lo sé. Los paisajes de mi infancia los recuerdo y seguro que afectan mi elección de locaciones. O el tipo de historias. No solo del cine, de las cosas que he leído: Don Segundo Sombra, Martín Fierro e historias uruguayas también. O del Chaco, donde pasé mucho tiempo. Como todo el mundo tengo muchas influencias.