Narrativas económicas
Miguel Gómez Martínez
El mayor triunfo político de una minoría es lograr imponer lo que hoy denominamos como "narrativa"
Miguel Gómez Martínez
El mayor triunfo político de una minoría es lograr imponer lo que hoy denominamos como "narrativa". La narrativa es un discurso cerrado, de carácter sesgado, que brinda una explicación que debe ser aceptada por los demás como verdad única e incuestionable. Estamos rodeados de narrativas históricas, ambientales, culturales, étnicas y otras cuyo impacto es de carácter totalitario, pero que nadie se atreve a discutir porque es fusilado y excluido por quienes están atrincherados en su posición hegemónica. Hay entonces temas que no se pueden mencionar pues generan miradas condenatorias de los defensores de lo políticamente correcto. La narrativa conduce a la censura, y lo que es peor a la autocensura, pues es inaceptable que se cuestione lo que las mentes ilustradas consideran como verdades inobjetables. La economía no escapa al dominio de las narrativas. Los cuerpos académicos se encierran en sus ideas predominantes y desprecian a todos aquellos que piensan de forma diferente o investigan en direcciones que no son las del mainstream. Una narrativa económica es la de afirmar que no puede haber bienestar sin un elevado nivel de tributación. Por ello cada vez que se presenta una nueva reforma tributaria, el coro de los economistas sale a respaldar la idea con el argumento de que "en Colombia se tributa poco comparado con países como Suecia o Francia". Esa afirmación supone que mientras más impuestos se pagan, más nos acercaremos al bienestar. Pero sobre todo desconoce que la distribución de la carga impositiva no comparable con esos países y que en Colombia muy pocos tributan. Otra narrativa económica es aquella de que los problemas del país se explican por "la falta de educación". La verdad es que la mayoría de los problemas del país tienen poco que ver con la educación, que ya es el primer rubro del gasto público. La educación si resuelve problemas, pero si es de buena calidad, algo sobre lo que las narrativas, en cambio, pasan siempre por alto. Educación de mala calidad no soluciona casi nada. Narrativa es aquella que une violencia con pobreza. Muchos países más pobres que el nuestro no tienen narcotráfico ni sufren de violencia endémica. Corolario de esta misma es seguir insistiendo que la violencia se acaba con una mejor distribución de la tierra cuando el verdadero problema agrario del país es su baja productividad. Narrativa es seguir argumentando que siempre se necesita "más gasto público" sin entrar en la verdadera discusión sobre su eficiencia, transparencia y pertinencia. En medio de la peor crisis fiscal, el proyecto de presupuesto para el 2026 llegará a $551 billones, pero será insuficiente para suplir la burocracia y la contratación corrupto. La narrativa es entonces una herramienta peligrosa pues restringe la libertad de pensamiento y de discernir la verdad. Coletilla: Benedetti es otra vez delegado de las funciones presidenciales y no pasa nada…
Consultor empresarial migomahu@gmail.com @miguel.gomez.m