Claves para afrontar una crisis interna
Las crisis organizacionales, lejos de ser eventos aislados, hacen parte del ecosistema empresarial actual
Las crisis organizacionales, lejos de ser eventos aislados, hacen parte del ecosistema empresarial actual. Su aparición inesperada pone a prueba no solo los procesos, sino también la cultura y estructura emocional de las compañías. Para Liliana Lozano Almario, experta en relaciones públicas y reputación, "la primera debilidad que se hace evidente es la falta de preparación y de un equipo de comunicaciones idóneo". Muchas empresas, añade, subestiman el poder de una narrativa sólida y relaciones previas de confianza con medios y ‘stakeholders’. José William Ruiz, gerente comercial de Pinturas BLER, compara estos momentos con una "radiografía" que deja al descubierto fallas internas: desde comunicación deficiente hasta procesos rígidos o gestión financiera reactiva. Según Mauricio Téllez, consultor ejecutivo de Atrevia, "las crisis demuestran quién ha construido una reputación que le brinde oxígeno para enfrentarlas con éxito". Subraya que los planes de contingencia deben contemplar múltiples escenarios y acciones específicas por grupo de interés. "Las dos primeras horas tras el hecho son determinantes. Ahí se define quién controla los mensajes", afirma. Cada crisis deja una lección Superado el impacto inicial, comienza el verdadero aprendizaje. Ruiz sostiene que "cada crisis trae lecciones valiosas, pero hay que ser intencional en capturarlas". Para Lozano, reconocer errores genera más empatía que encubrirlos, además de fortalecer vínculos mediante la reparación. Desde la academia, Margarita Núñez, directora de la Nebrija Business & Technology School, señala que las organizaciones resilientes aprenden a sistematizar buenas prácticas. "Muchas compañías aprendieron tras la pandemia el valor de la flexibilidad y ahora aplican esas lecciones ante amenazas como el cambio climático o la inestabilidad geopolítica". Lozano insiste en que un plan efectivo trasciende los comunicados y promueve una cultura de preparación. "Un comité de crisis idóneo y entrenado en comunicación verbal y emocional es clave". Para Téllez, esa cultura también debe alinear a los trabajadores en torno a un propósito superior y una toma de decisiones coherente con los valores corporativos. En suma, las crisis son inevitables, pero su impacto puede mitigarse con liderazgo empático, planes dinámicos, equipos entrenados y una cultura sólida. Como concluye Lozano: "Soldado advertido no muere en guerra". Prepararse hoy es invertir en la estabilidad de mañana.