Jueves, 14 de Agosto de 2025

Invertir en el deporte

UruguayEl País, Uruguay 14 de agosto de 2025

Gustavo Modernell | Montevideo
@|La clave que Uruguay sigue dejando afuera

Gustavo Modernell | Montevideo
@|La clave que Uruguay sigue dejando afuera.

"El desarrollo puede considerarse como un proceso de expansión de las libertades reales que disfrutan las personas". Amartya Sen, Desarrollo y libertad (1999).

Uruguay discute en breve su próximo presupuesto quinquenal. Una vez más, las señales que llegan anticipan leves ajustes, continuidad en lo esencial. y la postergación de áreas claves. Entre ellas, una que sigue sin ocupar el lugar estratégico que merece: el deporte.

Por tradición, por sentido común y por evidencia empírica, ya no es sostenible pensar el deporte como un "gasto menor" o un asunto de elite. El deporte bien concebido es mucho más: una política pública transversal que incide directamente en la salud, la educación, la convivencia, la economía y la construcción de ciudadanía.

Según la OMS, por cada dólar que un país invierte en actividad física, se ahorran más de tres en salud pública. Esa sola razón justificaría su inclusión prioritaria en el presupuesto nacional. Pero hay muchas más. El deporte integra, forma en valores, crea entornos de contención social, fomenta la equidad de género, genera empleos en un ecosistema que incluye clubes, federaciones, docentes, proveedores, medios y profesionales técnicos.

Uruguay, país de cultura deportiva, no ha logrado traducir esa identidad en una infraestructura sólida ni en una política sostenida. Hoy tenemos federaciones que sobreviven con recursos mínimos, clubes barriales en crisis, docentes que trabajan con vocación pero sin respaldo, y miles de niñas, niños y adolescentes sin acceso real a una práctica deportiva sistemática.

Otros países entendieron antes que nosotros el impacto de esta inversión. Finlandia integró el movimiento al sistema educativo. Canadá diseñó una política federal para promover el deporte comunitario en todas las edades. Chile multiplicó su inversión en deporte escolar, mejorando participación, resultados y proyección. ¿El objetivo? No solo ganar medallas, sino construir sociedades más saludables, cohesionadas y activas.

Si Uruguay quiere de verdad anticiparse a los problemas -y no limitarse a administrarlos cuando ya estallan- debe entender que el deporte es prevención. Prevención de enfermedades, de violencia, de exclusión, de adicciones, de aislamiento social.

El nuevo presupuesto debe apostar a infraestructura moderna y descentralizada, financiamiento estable a federaciones, programas gratuitos y accesibles para toda la población, profesionalización del sector, integración del deporte al sistema educativo y a las políticas de salud pública, entre sus inversiones prioritarias.

No se trata de medallas. Se trata de salud, convivencia, desarrollo humano y bienestar. Como dijo el Amartya Sen -Premio Nobel de Economía-, desarrollar un país es ampliar libertades reales. Y una de esas libertades es poder vivir una vida activa, digna, con oportunidades reales de participación. Eso también se decide con presupuesto.

Uruguay puede hacerlo. Solo falta voluntad política para poner al deporte donde siempre debió estar: en el centro del modelo de desarrollo.
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