Martes, 26 de Agosto de 2025

Lo que encontraron en más de 40 playas de Costa Rica también podría estar en su mesa

Costa RicaLa Nación, Costa Rica 26 de agosto de 2025

Un estudio de la UCR confirma la presencia de microplásticos en playas costarricenses, con la mayor concentración en Puntarenas. Conozca los riesgos y qué hacer.

Cada vez que los turistas caminan por las playas de Costa Rica o disfrutan del agua de mar tienen diminutos acompañantes contaminantes: los microplásticos.

Una investigación de la Universidad de Costa Rica (UCR) y del Colegio de Químicos de Costa Rica se dio a la tarea de ir a las diferentes playas del país y ver cuáles son las concentraciones de microplásticos.

Las conclusiones, todavía preliminares, indican que en todas las playas exploradas hasta el momento (más de 40, tanto en el Pacífico como en el Caribe) hay microplásticos, tanto en el agua como en la arena. Además, se seleccionaron cinco puntos del golfo de Nicoya para un análisis más profundo.

El paseo de los Turistas, en Puntarenas, es el lugar con mayor concentración. Allí, el volumen de microplásticos es de 3.767 partículas por metro cuadrado. Le siguen playa Blanca, en Punta Morales, con 2.776 y Espadilla, en Puntarenas, con 2.077.

Esto, a largo plazo, podría tener consecuencias para la salud ambiental, animal y humana.

"Estos microplásticos llegan a los organismos acuáticos que consumimos: peces, bivalvos, conchas, agua", detalló a La Nación Juan Guillermo Sagot, del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la UCR y uno de los investigadores.

Investigaciones anteriores de la UCR y de la Universidad Nacional (UNA) han encontrado microplásticos en pescados de consumo nacional y en lugares protegidos como la Isla del Coco.

¿Qué son los microplásticos?

Los microplásticos son materiales hechos de diferentes sustancias plásticas con distintas densidades, composiciones químicas y formas que tienen entre uno y cinco milímetros de largo.

Cuando estos miden menos de un milímetro se denominan nanoplásticos.

Sagot explicó que hay dos tipos de microplásticos: primarios y secundarios. Los primarios fueron creados intencionalmente con ese tamaño. Se utilizan para agregarse a exfoliantes o pastas dentales para provocar cierto tipo de sensaciones o efectos.

Los secundarios, en cambio, son producto de la degradación con el tiempo. El uso, la radiación ultravioleta, el oleaje y otros van partiendo los plásticos en microplásticos.

"Los plásticos son muy resistentes. Duran muchísimo tiempo en degradarse y formar microplásticos. Por eso es un problema que toma años en desarrollarse, pero vemos las consecuencias. Por ejemplo, se forman islas flotantes de basura en los mares", manifestó el científico.

Esta investigación determinó que en las playas estudiadas la mayoría de los microplásticos son secundarios y provienen de textiles, que se encontraron en el 90% de los muestreos. El lavado doméstico de ropa deja paulatinamente estos microplásticos que llegan a las playas.

"La situación se agrava en la época lluviosa, cuando los ríos se convierten en ‘canales directos de contaminación’ hacia los ecosistemas marinos. Las corrientes dispersan los fragmentos a lo largo de ambas costas", señaló el Colegio de Químicos en un comunicado.

Además en las recolecciones de basura se ven plásticos de mayor tamaño que en su mayoría proviene de botellas, bolsas, recipientes y empaques.

Buscar microplásticos en la arena

Aunque muchos microplásticos pueden verse a simple vista, no sucede lo mismo con todos; por eso se desarrolló una metodología que busca dar con el volumen de la forma más exacta posible.

Para ello, Sagot y sus compañeros de equipo van a las playas con un cuadrante de madera y hacen muestreos cada 20 metros. Cada cuadrante se divide en cuatro y se toma la arena de un subcuadrante. Solo se toma la capa superficial.

"Los microplásticos son tan pequeños y livianos que no se entierran a mayor profundidad en la arena", resumió el científico.

Una vez que se hace toma la arena se filtra en diferentes tamices para eliminar la arena y que estos salgan lo más limpios posibles.

Posteriormente se empacan en tubos de ensayo donde se caracteriza el sitio, fecha y hora en el que fueron extraídos.

Estas muestras luego son enviadas a laboratorio para un análisis más riguroso.

"En este momento lo que buscamos es saber cómo están las playas costarricenses en cuanto al tipo de microplásticos, tamaños, colores, materiales compuestos", afirmó Sagot.

Buscar microplásticos en el agua

La metodología del agua es más compleja. Los científicos deben valerse de una lancha para ir varios metros mar adentro para hacer una captura de las aguas superficiales.

Se coloca una red en el agua y, con la lancha a muy baja velocidad, se recogen muestras.

El agua también se filtra y los microplásticos se ponen a secar.

Análisis de laboratorio

Una vez que se termina cada muestreo viene una fase de laboratorio en la que los científicos estudian las características de cada microplástico y buscan determinar forma, tamaño, color y polímero o polímeros con los que fueron creados.

Luego de esto se establecen tablas comparativas para ver si hay cambios entre lugares. En los sitios que se visitan más de una vez también se ven si hay cambios en el tiempo.

Se espera que a finales de año se publiquen los resultados de las investigaciones entre 2019 y 2025.

Posibles consecuencias en la salud

Todavía no hay análisis concluyentes de afectación a la salud ambiental, animal y humana porque muchos de los efectos podrían verse a largo plazo. Sin embargo, ya hay algunos estudios que sugieren problemas.

En la fauna marina puede causar lesiones internas, obstrucción del sistema digestivo, inanición y muerte por asfixia. Además, los animales pueden sentirse saciados de consumir microplásticos, cuando no están obteniendo nutrientes.

Muchos de estos productos del mar pueden ser consumidos por personas en sus platillos favoritos. Diferentes estudios internacionales han encontrado microplásticos en el sistema digestivo, pulmones, sangre y hasta cerebro de algunas personas.

Sagot apuntó que cuando se ingiere un microplástico no solo se ingiere el plástico (o combinación de plásticos en un producto) en sí, también se ingieren todas las sustancias, colorantes, pegamentos y otros que se hayan utilizado.

Además, si un producto de plástico muy viejo se expone a altas temperaturas, se quema o se resquebraja podría liberar sustancias dañinas, expuso el científico.

No obstante, todavía es pronto para conocer las consecuencias, dado que muchas se verán a más largo plazo. La ciencia permanece vigilante, pero también recomienda prácticas para bajar la producción de microplásticos.

¿Qué hacer?

Para Sagot, reducir el uso de plásticos, es vital para bajar la carga de microplásticos en el ambiente.

Por ello, deben preferirse envases de vidrio, cerámica, aluminio o cartón, según sea el caso.

Cuando sea inevitable utilizar plástico, el reciclaje debe ser opción para que una menor cantidad de plásticos llegue a los mares en forma de microplásticos. El plástico de un solo uso también es perjudicial, porque aumenta la basura plástica y con ello hay más riesgo de microplásticos.

Anteriormente, el Colegio de Químicos había aconsejado evitar rellenar las botellas de agua que se venden para un solo uso.

"Las botellas de plástico de un solo uso no fueron creadas para reutilizarse. Conforme se exponen al calor o al desgaste, el plástico puede degradarse, lo que aumenta la liberación de sustancias químicas en el agua o cualquier líquido que contengan. Esto representa un riesgo directo para la salud", comentó en ese entonces el director ejecutivo del Colegio de Químicos de Costa Rica, Guillermo Blanco Romanini.

La recomendación es buscar botellas reutilizable de vidrio o aluminio.

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