Miércoles, 03 de Septiembre de 2025

La gestión de Negro

UruguayEl País, Uruguay 31 de agosto de 2025

Negro no es un ministro político, carece de respaldo, desconoce la dinámica ministerial.

Capítulo 1.

La guerra perdida

Antes de asumir, Carlos Negro proclamó que la "guerra contra el narcotráfico estaba perdida". Una declaración que golpeó directo a la mandíbula de la Policía que arriesga su vida cada día en las calles. Este error inicial, criticado por propios y ajenos, fue la señal política más desastrosa que podía dar, anticipando un mandato marcado por improvisación y desconexión con la fuerza.

Capítulo 2.

La moto prohibida

Frente a los robos piraña, propuso que no más de una persona viajara en moto. Una medida tan impopular que debió dar marcha atrás de manera vertiginosa, dejando en evidencia una gestión que improvisa sobre la marcha, sin asesoramiento confiable, como si la seguridad dependiera más de ocurrencias que de planificación.

Capítulo 3.

Destitución equivocada

Tras los incidentes en Peñarol-Cerro, destituyó al Director de Seguridad en el Deporte, quien ya había advertido sobre posibles problemas. Cortar una cabeza equivocada ante un error fue un disparo en el pie: condicionó al propio ministro y evidenció su desconocimiento del terreno y de la gestión de operativos.

Capítulo 4.

El operativo "exitoso"

Negro calificó de exitoso un operativo donde un policía resultó gravemente herido, mientras este aún estaba internado. Fue el presidente quien corrigió la frase, pero el daño ya estaba hecho. No solo perdió credibilidad, también dejó ver falta de humanidad y debilitó la confianza en su liderazgo.

Capítulo 5.

Armas voluntarias, resultados nulos

Propuso la entrega voluntaria de armas como prioridad. Inexistente eficacia global. Corregido por su propio partido, terminó admitiendo que "el desarme civil no está dentro de la gestión del Ministerio del Interior" y muestra que su "estrategia" no está basada en evidencia.

Capítulo 6.

Milagros inexistentes

Declaró que "en Uruguay no hay maras por milagro". Olvida que la prevención es fruto de años de planificación, sacrificio y trabajo policial. Tildar de milagro el esfuerzo de la Policía Nacional es un desatino que revela su desprecio por la realidad operativa y por la fuerza.

Capítulo 7.

Culpa a la LUC

Tras un cuádruple homicidio en el COMCAR, responsabilizó a la LUC por el hacinamiento. Ignoró antecedentes y hechos previos: en 2007 el FA liberó presos por hacinamiento, y en Rocha murieron 12 personas en un incendio previo a la LUC. Mientras convocaba al diálogo político, lanzaba piedras a la oposición. Nula visión estratégica, conocimiento e incluso ubicación.

Capítulo 8.

Pasaportes y correcciones

Aprobó eliminar el campo de nacimiento en los pasaportes por recomendación de Migraciones. Se escondió tras el canciller, que recibió todas las críticas y funcionó como su escudo. Otro golpe a la credibilidad, producto de decisiones sin análisis y de improvisación institucional. Sí, el Ministerio del Interior es el responsable de los pasaportes... ¿Quién autorizó el cambio? ¿Quién pagó por la contramarcha que fue una vergüenza internacional? Nadie.

Capítulo 9.

Los sindicatos y la soberbia

Convocó a los sindicatos policiales con afirmaciones falsas sobre reuniones anteriores. La reunión derivó en denuncia ante el MTSS por desconocimiento de normas laborales nacionales e internacionales, incluyendo la representatividad sindical. Otro error político que exhibe improvisación, soberbia y falta de tacto institucional.

Epílogo.

Vacíos y anuncios prestados

Para mostrar resultados -porque no los tiene- anuncia drones, arcos de control, comisarías virtuales, tótems para denuncias y sistemas analíticos que ya existían o fueron planificados por gestiones anteriores. Se atribuyó una incautación récord de droga en una operación iniciada por la gestión anterior; la presentó como "la más grande". hasta que lo desmintieron. Una vez más.

No son simples errores: son la evidencia de una gestión sin agenda propia, que viste ropas ajenas y logros heredados. Sus acciones confirman ausencia de liderazgo, visión política y respaldo parlamentario. Cada anuncio repite pasos ya dados, medidas ya tomadas, políticas ya instrumentadas, mientras la Policía observa con escepticismo y la ciudadanía sigue sin ver la estrategia.

Estos nueve errores -unos más groseros, otros menos- dejan en claro que Negro no es un ministro político, carece de respaldo, desconoce la dinámica ministerial y ya fue corregido dos veces por el presidente, un presidente que no suele criticar, salvo cuando el error es demasiado evidente. Urgido por mostrar resultados, improvisa y vuelve a equivocarse, una y otra vez..

Esta será una gestión recordada no por aciertos ni medidas concretas, sino por autos incendiados, cajeros explotados, robos piraña en farmacias, la amenaza de la desprisionalización, delincuentes adueñándose de la calle, la Policía cada vez más sola y una ciudadanía insegura, esperando un plan de seguridad que no está pronto y que recién llegará el año que viene, siempre y cuando todos los partidos políticos lo construyan juntos.
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