La dieta antiinflamatoria gana popularidad: expertas aclaran a qué apunta y sus beneficios
De moda en redes sociales, especialistas advierten que esta suele confundirse con un plan para la hinchazón abdominal. En realidad, precisan, se busca reducir una inflamación interna e imperceptible asociada a enfermedades crónicas.
Si siente que en el último tiempo se ha encontrado constantemente con publicaciones en redes sociales sobre "alimentación antiinflamatoria" o que recurrentemente escucha hablar de una "dieta antiinflamatoria", detrás de esa sensación hay una tendencia global.
Se trata de un patrón alimentario que está cobrando relevancia. Según Google Trends, por ejemplo, las búsquedas globales del término " antiinflamatory diet " (dieta antiinflamatoria) han crecido sostenidamente en los últimos doce meses.
La tendencia también se refleja en Instagram o TikTok, donde proliferan videos sobre cómo aplicarla y sugerencias de listas de alimentos.
En Chile, el interés se deja ver además en la consulta médica, donde especialistas reciben cada vez más preguntas sobre su efectividad.
"Las personas han comenzado a preguntar por esta dieta, es mucho más habitual que lleguen consultando directamente por ella o por alimentos antiinflamatorios", afirma Carola Pantoja, nutricionista de Clínica Biobío.
Y añade: "Pero todos tienen confusión sobre lo que es realmente una dieta antiinflamatoria".
Este es uno de los puntos sobre los que advierten todas las entrevistadas. Según explican, la mayoría de las personas que consultan tienen la idea de que este patrón apunta a disminuir el proceso inflamatorio digestivo, la hinchazón abdominal o las molestias asociadas al colon.
Sin embargo, las expertas en nutrición aclaran que la dieta antiinflamatoria en realidad apunta a disminuir o frenar la inflamación crónica de bajo grado, también llamada subclínica o sistémica.
Según Ana Claudia Villarroel, nutrióloga y diabetóloga del Hospital Clínico U. de Chile, "la inflamación subclínica es un estado inflamatorio interno e imperceptible del cuerpo que puede favorecer al desarrollo de enfermedades crónicas, como las cardiovasculares".
Este tipo de inflamación es provocada por mala alimentación, estrés y otros hábitos de vida poco saludables, señala la experta.
En la sangre
Las especialistas son enfáticas en que esta inflamación no se percibe de forma directa, pero se detecta a través de marcadores en la sangre.
En ese contexto, explican, la dieta antiinflamatoria corresponde a un patrón alimenticio que comparte muchas similitudes con la dieta mediterránea.
Pantoja comenta que el esquema antiinflamatorio se basa en alimentos frescos, variados y ricos en antioxidantes y grasas saludables: frutas y verduras de distintos colores, legumbres, cereales integrales, pescado azul rico en omega-3, frutos secos, semillas, aceite de oliva y especias como la cúrcuma o el jengibre.
Villarroel añade que el objetivo es reducir aquellos productos que elevan los marcadores inflamatorios en la sangre, como los ultraprocesados y endulzantes.
Javiera Salvador, nutrióloga de Clínica Dávila, destaca que los estudios lo describen como un modelo flexible: permite un consumo moderado de carne roja (hasta tres porciones semanales), admite lácteos -especialmente fermentados como yogur y queso- y utiliza aceites como el de oliva o canola.
Evidencia limitada
Pese a su popularidad, la dieta antiinflamatoria ha mostrado beneficios principalmente en contextos específicos, coinciden las expertas.
Es así como múltiples reportes señalan mejoras en personas con enfermedades autoinmunes, dolor crónico, cuadros reumatológicos o inflamatorios intestinales.
Sin embargo, más allá de esos casos, la evidencia en población general aún es limitada y no permite recomendarla para todos, aseguran.
"Existen estudios a favor y otros en contra, por lo que la evidencia aún no es lo suficientemente sólida. Por eso no puede recomendarse como política pública ni como una indicación transversal para toda la población", afirma Villarroel.
Por otro lado, la inflamación depende de múltiples factores, más allá de la alimentación, dice Salvador. "Como estrés, sueño o la microbiota, los cuales son difíciles de modular o controlar", añade.
En opinión de Pantoja, esta dieta "sí la pueden aplicar personas sanas, sin enfermedades diagnosticadas, como diabetes u otras, como una medida preventiva" asegura.
Y puntualiza: "Sin embargo, lo ideal es consultar y verlo caso a caso para armar una alimentación personalizada".
Mitos en internetEn redes sociales, la dieta antiinflamatoria suele asociarse a restricciones extremas que no corresponden a lo que realmente plantea este patrón alimentario, advierten las especialistas. "La gente cree que hay que eliminar gluten, lácteos o darle relevancia a alimentos como el kale o a especias exóticas. Pero en realidad lo que se recomienda son cosas mucho más sencillas: granos enteros, legumbres, pescado, aceite de oliva y especias comunes como ajo, orégano o pimienta", señala Salvador. Otro mito frecuente es pensar que deben excluirse todos los carbohidratos, añade Pantoja. "Se suelen satanizar los hidratos de carbono en muchas publicaciones sobre el tema, pero lo importante es elegir los de buena calidad: altos en fibra, de absorción lenta y adaptados a las necesidades de cada persona".