Martes, 09 de Septiembre de 2025

Milei: contabilidad creativa e inflación de logros

UruguayEl País, Uruguay 9 de septiembre de 2025

El relato oficial achaca (y por ende exacerba) al llamado "riesgo kuka" todos los males. No los achaca, en cambio, a que la realidad no es la que surge de un relato que la distorsiona.

Y también "canchereadas", como la del ministro Caputo con relación al dólar, a comienzos de julio, que quedará para la posteridad: "si te parece barato, comprá, campeón". Parece ser que los campeones le hicieron caso y el dólar subió 14% en ese mes, echando leña a un fuego que se ha procurado apagar con tasas de interés de locura, que han amplificado el "amesetamiento" de la economía. Pero vayamos a lo del título.

¿Por qué digo contabilidad creativa e inflación de logros, de resultados? Son ya varias las perlas de este collar. Veamos algunas, de las que he llevado registro.

Una, sobre el nivel de actividad de la economía. El estimador mensual de la actividad económica (EMAE) muestra indudablemente que tras el rebote registrado en la segunda mitad del año pasado (¿un "dead cat bounce"?) la economía dejó de crecer. Entre diciembre y junio el EMAE desestacionalizado cayó 0,6%. Por lo tanto, la economía no vuela ni mucho menos, si bien el "arrastre estadístico" del año pasado dará para mostrar un buen número de crecimiento (promedio anual) este año, originado en 2024 y no en 2025.

Con relación a ese indicador, en abril, con muy buen registro (+1,4%), el presidente Milei hizo algo que ningún economista haría: anualizó la tasa de ese mes, lo que arrojó una de dos dígitos y expresó que a esta tasa estaba creciendo la economía.

Dos, sobre la reducción de la inflación. El presidente suele decir que logró bajar la inflación de varios miles por ciento al nivel actual. Pero la realidad es que pasó de 12,8% en noviembre de 2023 (y 161% en los últimos 12 meses) a 1,9% en julio (y 36% en los últimos 12 meses). Está claro que entonces había una distorsión considerable en los precios relativos y que su corrección impactó en el índice de precios. El ajuste en el tipo de cambio que se hizo en diciembre de 2023 dio lugar a tasas de inflación enormes en ese mes y el siguiente. Pero la inflación en Argentina no fue, en torno a la asunción del presidente, de miles por ciento ni mucho menos.

Por otro lado, y vaya si sabemos de esto en nuestro país, es mucho más fácil bajar la inflación anual de tres dígitos a dos que hacerlo de dos a uno. Lo primero se hace con brocha gruesa, lo segundo con precisión quirúrgica. Ahora dice Milei que a mediados del año próximo la inflación será nula, pero según el REM de julio se espera para 2026 una de 16,5%.

Tres, el resultado fiscal. El relato oficial habla de un superávit fiscal que no es tal, porque se omite contabilizar los intereses capitalizados de títulos en pesos con cupón cero (como nuestras LRM, que aquí sí se suman). Se estima la magnitud de dicha omisión, en el primer semestre, en torno a 3% del PIB.

Ricardo Arriazu, que se caracteriza por analizar los números con otras perspectivas, ha mostrado que, con una contabilidad patrimonial (considerando variaciones en los activos y pasivos del sector público) se llega a un superávit fiscal considerable. Pero ello es debido a sumar la recaudación del impuesto inflacionario, básicamente el componente inflacionario de los intereses en pesos. En Uruguay ese dato es del orden de 1% del PIB, en Argentina, considerablemente más.

Más allá de lo anterior, está claro que el ajuste fiscal (primario) que se ha realizado se ha basado más en represión del gasto que en su reducción estructural. El efecto de la licuación real de salarios públicos y jubilaciones ha sido considerablemente mayor a la reducción de la cantidad de funcionarios, de jubilaciones y pensiones "truchas" y de planes sociales de igual condición. Y el traslado del ajuste a las provincias dio lugar a un enorme déficit de infraestructura.

Cuatro, ha dicho Milei que su gobierno ha realizado "miles de reformas estructurales", lo que no resiste el menor análisis. Una de las que más importan, la referida a terminar con las retenciones sobre las exportaciones, apenas tuvo un primer paso. Lo que se entiende dada la dependencia fiscal de ese gravamen.

Cinco, las cifras de pobreza. Ellas están estrechamente ligadas a la evolución de la inflación, ya que el método por el cual se la calcula tiene como referencia al ingreso (real) de los hogares. Carlos Rodríguez ha recordado recientemente que en el tercer trimestre de 2023 ella fue de 38,6% y que luego subió hasta 54% por el ajuste realizado por el propio Milei. El último dato, del primer semestre, la sitúa en 31,6%. No es correcto asignar a la herencia el 54%.

Mientras tanto, la "ganancia" de tipo de cambio real (TCR) del inicio del período de gobierno (una de las correcciones de precios relativos que estaba pendiente entonces) se ha diluido y sólo volvió a mejorar desde que Caputo mandó a los campeones a comprar dólares. Entre noviembre de 2023 y enero de 2024 el TCR con EE.UU. mejoró 53% y esto casi se diluyó al cabo de la primera mitad de este año. Hoy está 20% por arriba de noviembre de 2023.

También sigue habiendo reservas netas negativas en el BCRA y ellas no crecieron en la zafra de la exportación de soja. Cabe recordar que, si el tipo de cambio llega al techo de la banda de flotación, se habrá de vender dólares. Lo que hasta ahora se ha evitado al precio de tasas de interés de locura que, como vimos, han "amesetado" el nivel de actividad económica. Y de crecientes encajes a los bancos, que están volviendo a tener al Estado como su principal cliente. Todo esto agravado por un apresurado y desordenado "desarme" de las LEFI.

En ese contexto, el riesgo país supera los 800 puntos básicos (envío esta columna al diario el lunes 1°) y las operaciones de M&A que se han realizado han tenido como compradores a nacionales y no a extranjeros.

Pero claro, el relato oficial achaca (y por ende exacerba) al llamado "riesgo kuka" todos los males. No los achaca, en cambio, a que la realidad no es la que surge de un relato que la distorsiona ni a la mala gestión política de un gobierno encabezado por quien insulta, destrata y se pelea con todos, incluso con quienes lo han apoyado.

Lo que es una pena, porque a pesar de estar en minoría en el Congreso se las había ingeniado para hacer mucho, a contramano del ADN argentino, lo que le permitió ganar considerable crédito político en la población, que por ahora conserva.

La moneda sigue en el aire.
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