El rol de los medios
Los medios de comunicación deben ayudar a la gente a entender lo que pasa a su alrededor. Pretender, aun con la mejor intención, definir los límites del debate público, es contraproducente.
En medio de la revolución de internet, las redes sociales, y ahora la amenaza inminente de las plataformas de Inteligencia Artificial, el rol de los medios de comunicación, ha cambiado radicalmente. No sólo eso, sino que si no cambian ciertas tendencias cada día más evidentes, realmente amenaza con perder toda relevancia.
Hablamos del problema del paternalismo y la obsesión por imponer ciertas sensibilidades, a una sociedad que ni las comparte, ni está dispuesta a seguirlas. Esto parece complejo, pero queda claro con dos ejemplos.
El primero es lejano, y lo hemos visto de forma algo indirecta. Resulta que una persona de raza negra, y con evidentes problemas de salud mental, apuñaló de forma vil y alevosa, a una inmigrante ucraniana, costándole el ataque la vida. El caso, lamentablemente, es apenas uno más en un país de más 300 millones de personas, y donde hay episodios de violencia habituales. Pero generó una repercusión única por razones muy particulares.
Primero, la autoridad local de la Ciudad de Charlotte, en su primera declaración se centró más en explicar los motivos que pudieron llevar al agresor a su accionar, que a condenarlo, y lamentar el daño a la víctima. La alcaldesa, perteneciente al Partido Demócrata, evitó referirse a los antecedentes penales del agresor, y prácticamente lo trató como una víctima de un sistema injusto.
Algo similar pasó con los medios de comunicación. La prensa apenas informó del asunto, y en un principio omitió aspectos que cualquier podría considerar relevantes, desde las imágenes del ataque, hasta el historial previo del atacante. Un detalle particularmente escabroso, fue omitido tanto por las autoridades políticas, como por la prensa: que el atacante era de raza negra. El hecho es si se quiere comprensible. Hablamos de un estado como Carolina del Norte, que tiene serios problemas de racismo, y donde ese factor puede generar estallidos sociales serios.
Pero en los tiempos actuales, en pocas horas los videos del salvaje ataque, dominaron las redes sociales, dejando muy mal parados a los medios y a las autoridades públicas. Que no terminan de entender que el tiempo en que esos centros de poder podían definir lo que sabe o no sabe la gente de a pie, son historia.
La consecuencia ha sido siniestra. Activistas de extrema derecha han tomado el tema como bandera, y como justificación de que medios y políticos actúan en combinación, para dibujar una realidad muy diferente a la que experimenta la gente en su día a día. La buena intención, se convirtió en boomerang letal.
Algo parecido ocurrió en Uruguay con el trágico crimen de hace unos días en Soriano, donde un padre alienado totalmente enloquecido, asesinó a sus dos hijos antes de quitarse él mismo la vida.
Apenas ocurrido el hecho, los grupos feministas salieron de manera frenética a denunciar que se trataba de un nuevo hecho de violencia machista, que confirmaba los peores temores. Y exigía la implementación de leyes más duras tanto de protección a las mujeres, como de separación de los hombres con denuncias de violencia, respecto de sus hijos.
Se popularizó un nuevo término, "violencia vicaria", desarrollado por una activista feminista argentina, como si eso fuera una verdad científica. Claro, el mismo sostiene que los padres, con tal de hacer daño a las mujeres, son capaces hasta de matar a sus propios hijos. Por lo cual, apenas hay una denuncia de una mujer, sería imprescindible que el padre no tenga más contacto con sus vástagos.
No importa que se trate de un concepto más que discutible, no importa que se dañe a miles de familias a consecuencia de un caso que no deja de ser aislado y minoritario. No importa nada. Porque el fin no es racional y de avance social, sino de imposición de narrativas de grupos de integristas.
A esto se pliegan los medios de comunicación. Un programa de TV el pasado domingo, diseñado para hablar del tema, llevó a cinco activistas feministas, a un experto en violencia, y a dos periodistas. Ni un representante de la academia legal, ni del sistema judicial, ni de organizaciones que defienden los derechos de los padres a estar presentes en la vida de sus hijos.
No sólo eso, sino que se asumió este tema de la llamada "violencia vicaria", como una verdad científica inatacable. ¿Es ese el rol de un medio de comunicación? ¿Es ser correa de transmisión de la postura de un grupo de activistas? ¿En que ayuda al ciudadano de a pie a entender la realidad, semejante oferta informativa? La respuesta a estas preguntas, no es muy edificante.