Participa de "Bake Off Famosos" y acaba de estrenar "Eventos adversos", una obra que aborda con humor y crudeza la realidad del sistema de salud. De eso, el Carnaval y otros retos, charló con El País.
Emilia Díaz cumplió 50 el 23 de julio y la encuentra en un momento pleno. Volvió a la televisión, su casa desde los 18: primero ganó Ahora Caigo Celebrity y ahora compite en la primera edición Famosos de Bake Off Uruguay. En teatro, interpreta a la enfermera Zulma en Eventos adversos, que se presenta domingos y lunes en La Cretina, y volver al escenario esa vocación que descubrió a los 14 le resulta glorioso.
Desde hace cinco años estudia la licenciatura en Educación, "al ritmo de una madre trabajadora", y en paralelo escribe un unipersonal que mezcla lo espiritual con las travesías, con miras a estrenarlo en 2026. Será su primera dramaturgia, aunque ya publicó dos libros: Cuestión de Díaz (2015) y Las Guardianas (2023).
Su recorrido artístico está marcado por hechos mágicos. Fue aprendiz de tres referentes: Roberto Jones en Maldonado, Mary Da Cunha en Montevideo, y Jorge Denevi, quien la sumó al elenco de Plop! con apenas 18 años.
Condujo El teléfono (Teledoce) junto a Rubén Rada y vivió lo que define como un "PhD en comunicación" en los 14 años de Consentidas (Canal 10). Participó en Carnaval y diversas obras, y recién en 2023 llegó su primer protagónico teatral: una abuela en La Sapo, dirigida por el argentino Ignacio Tamagno.
En 2025, Díaz y su coprotagonista Sofía Rivero llevaron la obra de gira por Europa y fueron ovacionadas en Milán. "Todos aplaudieron de pie y la dueña del teatro habló maravillas del texto y la interpretación", relata a El País.
Aunque no es amante de los festejos, sus hermanos organizaron sus 50: convocaron a sus amigas a escondidas y transformaron el patio de su casa en pista de baile. "A pesar del frío, terminamos bailando de remera. Fue un cumple lluvia y arranqué llena de amor", comenta.
De sus ganas de encarar otro formato televisivo, su experiencia en la serie Porno y helado (Prime), lo que la alejó del Carnaval, su nueva obra y más charló con El País.
¿Cómo te encuentra el cambio de década? Acostumbrándome a los cambios biológicos que todas las mujeres vivimos y encontrando nuevos placeres.
¿Por ejemplo? Estoy muy comprometida con la licenciatura en Educación. El estudio me da una templanza distinta a la que sentí hace 30 años, cuando me recibí de operadora en psicología social.
En Efectos adversos sos Zulma, una de las enfermeras del centro asistencial Héctor Minini. ¿Qué te sedujo del proyecto? La capacidad terapéutica del teatro y su fuerza política. Ves la escena y decís, ¡qué suerte que alguien lo dice así! El sistema de salud no da abasto; no hablo solo de muertes, sino de funcionarios que dejan todo en un sistema que no sabe cómo cuidarlos.
Tu personaje usa el humor, ¿eso te motivó? Sí. Es la que baja el dramatismo y el volumen a la intensidad. Muchas veces yo cumplo ese rol en la vida.
Recibieron testimonios de violencia obstétrica vía redes. ¿Cómo fue ponerlos en escena? No podíamos creer que hubieran sentido esa violencia en el cuerpo y del otro lado hubiera personas que no pudieran transmitir calma, cuidado, empatía. Fue conmovedor. Lloramos un montón.
Tu primer protagónico teatral llegó en 2023 con La Sapo. ¿Lo buscaste mucho? No. No me obsesiona el protagónico, pero sí interpretar mujeres resilientes, fuertes y vulnerables. Esa abuela me encantó. Venía de recopilar historias de mujeres yuyeras y curanderas, y conectó perfecto.
Ganaste Ahora Caigo Celebrity, ¿cómo fue? Re linda experiencia, sobre todo por volver a la tele.
¿La extrañabas? Sí. Me encantaría volver a un ida y vuelta regular con la gente y ser parte de equipos que quieran contar historias conmovedoras y humanas.
¿Por qué dijiste que Consentidas fue un PhD en comunicación? Hacíamos de todo: producción, conducción, guiones, edición y tirábamos ideas de segmentos. Y me dio amigos para toda la vida. Nos juntamos una vez por año en casa de Sara Perrone y lloramos de risa.
Este año sumaste Bake Off Famosos. ¿Dudaste? Sí, pero me tiré al agua y lo estoy disfrutando. En los formatos de famosos nadie espera que seas experto; hay que dar material divertido. Igual tomé clases de pastelería, sobre todo de decoración.
Cuando mirás atrás, ¿qué recordás con más cariño? Lo que más disfruté no salió al aire: ser compinches. De Plop! me llevo risas, amistades de camarín y aprendizajes de los que llegaron antes: consejos de Ángel Armagno, el sarcasmo de Denevi, la sensibilidad de Mary Da Cunha. Me enseñaron que no vale brillar sola si el todo no salió bien.
También estuviste en Porno y helado. ¿Cómo fue esa experiencia? Desconocía el ritmo de serie de Amazon y me pareció súper profesional y humano. Me encantó el director (Martín Piroyansky). Rodar en pandemia fue sanador y divertido. Pensábamos que nunca más íbamos a actuar.
En 2022 volviste al Carnaval tras 20 años con Doña Bastarda. ¿Por qué? La pandemia fue un shock incluso político y la murga es el espacio que elijo siempre para hacer una linda protesta. Doña Bastarda fue otro oasis y pude decir cosas en la canción "Nuestra fiesta".
¿Sentiste cambios respecto al machismo en el Carnaval? No sabía que seguían en pie ciertas situaciones. Me sorprendió y me dolió porque fue en parte lo que me alejó del Carnaval. Necesité garantías de un ambiente seguro para volver. Si bien nunca me sentí acosada, llegué en 2001 siendo figura de tele y creo que eso funcionó como protección.
¿Qué te alejó? Lo que me aleja de cualquier fenómeno: la incoherencia. Ves sobre el escenario un compromiso y una postura político -ideológica que debajo del escenario sabés que no es así.
¿Volverías? Sí, en un marco con más mujeres en escena diciendo cosas que queremos decir y escuchar las mujeres. Tenemos que mostrarle a las niñas que la murga también es su lugar: que podemos escribir, actuar, hacer la puesta, tocar el redoblante.
¿Qué te da el tablado que no te da el teatro? Hay algo de mística. Sentís que cambiás un poquito el mundo. Te sentís un poco Dios y haces que la gente también lo sienta.
Avanza tu idea del unipersonal, ¿será ficción o realidad? Sí, lo estoy escribiendo con Ignacio Tamagno. Estamos en ese juego de ver qué va, dónde y cuán expuesta quedo. Me pregunto cuánto importa el remitente si el mensaje es universal.
¿Sigue en pie el sueño de recorrer Latinoamérica conviviendo con chamanes? Sí, creo que el futuro se llama Latinoamérica. Tenemos un tesoro cultural, humano y espiritual. Me encantaría hacerlo.
¿Qué otros proyectos te entusiasman hoy? La escritura es un mundo nuevo. Tengo películas en la cabeza que necesito que lleguen a mi mano. Estoy en ese proceso, observando y aprendiendo mucho.