Martes, 16 de Septiembre de 2025

El bienestar emocional empieza con el cuidado mutuo

ColombiaEl Tiempo, Colombia 13 de septiembre de 2025

Cada 10 de septiembre la salud se viste de amarillo

Cada 10 de septiembre la salud se viste de amarillo. Esta fecha, en particular, ha sido designada como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, en el marco de Septiembre Amarillo, un mes dedicado al cuidado del bienestar mental. Cada año, esta fecha está el respaldada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (Iasp). En Colombia esta conmemoración coincidió con avances legislativos y en políticas públicas. Pero también con el reto contextual y generacional de combatir estigmas, brechas de acceso a servicios de salud mental y el aumento sostenido de casos desde 2015. Aunque, recientemente, el país ha avanzado en políticas públicas con la implementación de la Ley 2460 de 2025 y el Plan de Prevención de Suicido de 2020, queda mucho por trabajar. Según datos publicados por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INML-CF), en 2024 existieron 2.984 casos de suicidio en todo el país. Uno de los más grandes retos son las barreras de acceso, pues la mayoría de los profesionales de la salud mental se concentran en las grandes ciudades, mientras que en las regiones más apartadas la oferta de atención suele ser escasa, e incluso, inexistente. El contraste es evidente: mientras la tasa nacional se ubica en seis casos por cada 100.000 habitantes; en territorios como el Vaupés esta cifra asciende hasta los 49 casos por cada 100.000 habitantes, una de las tasas más altas del país. Las nuevas políticas públicas buscan hacerle frente a este desafío alarmante. "Los profesionales de salud mental siguen concentrados en las ciudades principales (...), el potencial de la nueva ley es poder garantizar una distribución más equitativa de profesionales", explica la Dra. Susan Cruz Casas, directora del programa de psicología virtual de Areandina. La percepción de que hoy los jóvenes son más ‘frágiles’ que antes es engañosa. "La llamada generación de cristal está asociada realmente a una circunstancia que está viviendo esta generación: la dificultad en generar recursos de afrontamiento ante los obstáculos. Y eso está asociado también a nuestros modelos económicos y a nuestros modelos educativos", señala la Dra. Cruz. La especialista advierte que el suicidio es un fenómeno multicausal y multidimensional. Las desigualdades económicas, la falta de distribución equitativa de los recursos, la precarización laboral y falta de empleabilidad se suman a ritmos de vida más acelerados y expectativas sociales más altas. Todos estos son aspectos que, afirma, pueden llevar a las personas a un sentimiento constante de desesperanza. Los expertos enfatizan que hablar de suicidio no incentiva la conducta. Por el contrario, permite reconocer a tiempo los riesgos e identificar las señales de alarma; ambos son pasos fundamentales en el cuidado de la misma persona y los otros. Señales de alerta Modificaciones de la conducta como cambios abruptos del estado de ánimo, el abandono de actividades que antes generaban satisfacción, problemas de sueño, pérdida de apetito o expresiones explícitas de desasosiego son indicadores que se deben tomar con seriedad. "No siempre una persona dice explícitamente que quiere terminar con su vida. Frases como ‘quisiera no despertar’ o ‘esta realidad es insoportable’ también deben ser atendidas como señales de alerta", precisa Cruz. Este tipo de modificaciones en el comportamiento de una persona pueden identificar que existe un sufrimiento emocional o experiencias emocionales intensas que, según los expertos, deben ser revisadas. Otros elementos de alerta incluyen cambios en las rutinas de sueño. Desde el insomnio y dificultades para conciliar el sueño o despertar muy temprano, hasta dormir por largas jornadas y la disminución del apetito. El cuidado se la salud mental es transversal a distintas instituciones de la sociedad. Desde el entorno familiar hasta las escuelas, universidades y redes de apoyo cumplen un papel fundamental en el acompañamiento de una persona. Cruz hace énfasis, a la hora de cuidar de una persona en riesgo, en reconocer tres casuísticas relacionadas con la salud mental: "El suicidio consumado; el riesgo suicida, que está asociado a la presencia de ideación suicida, y el intento de suicidio. La idea es poder identificar las señales de alerta previo a que lleguemos a cualquiera de esas tres instancias", explica. Romper el silencio Por generaciones, hablar de salud mental en Colombia ha sido un tabú. Hoy por hoy, esfuerzos de sensibilización y visibilización han permitido entender que el silencio es uno de los mayores enemigos de la prevención. "Levantar la mano y pedir apoyo es el mayor acto de valentía que puede tener un individuo. Si el entorno familiar acompaña sin juzgar, eso facilitará que el cambio cultural se dé", expresa la doctora. Durante el mes de Septiembre Amarillo, el mensaje de los expertos es preciso: la salud mental es un asunto colectivo, de salud pública y no netamente individual. Reconocer las señales de alerta, fomentar entornos de cuidado y eliminar los estigmas son algunos pasos que pueden ayudar a salvar vidas. Marcela Guardo

Redacción El Tiempo Impreso
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